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Travis Kelce, la insuperable estrella de fútbol americano a la que solo superó el huracán Taylor Swift

El ‘tight end’ de los Kansas City Chiefs, hermano del también jugador de los Eagles Jason Kelce, ha visto su fama crecer exponencialmente tras su relación con la estrella del momento

El jugador de los Kansas City Chiefs Travis Kelce (87) antes de un partido de fútbol americano de la NFL contra los Minnesota Vikings el domingo 8 de octubre de 2023 en Minneapolis.Foto: ABBIE PARR (AP) | Vídeo: EPV
María Porcel

A sus recién cumplidos 34 años, la mayor parte de la literatura existente hasta el momento acerca de Travis Kelce, nativo de Ohio, es meramente deportiva. Es lógico, dada la brillante trayectoria del tight end. Pero los caminos del amor, la prensa y la fama son inescrutables, y desde hace apenas un mes Kelce se ha convertido en protagonista a toda pantalla de programas de televisión, diarios serios, revistas de supermercado, conversaciones en radios, podcasts y pasillos y de cualquier formato en los que dos o más personas se lancen a hablar de la cultura popular. Porque el hasta ahora conocido por ser simplemente el ala cerrada, como se denomina su puesto, de los Kansas City Chiefs, célebre equipo de fútbol americano —para quienes conozcan el fútbol americano— ha pasado de la noche a la mañana a ser el novio de América. Bueno, de Taylor Swift, que para el caso es lo mismo.

Pero antes de eso, hasta hace apenas un mes, Kelce (pronunciense kelsi o kels, ni en su propia familia se ponen de acuerdo al respecto, ha confesado) era solo una estrella del fútbol americano, el deporte de masas que adora Estados Unidos y que está en plena temporada de partidos. Pero no una estrella global. Su relación con Swift, de 33 años y ella sí megaestrella del momento, le ha colocado en el punto de mira, una posición que, dadas sus tablas ante los focos, parece manejar con mano izquierda y una perenne media sonrisa en el rostro. Kelce se colocó en el foco swiftie en julio, cuando la cantante dio un concierto de su The Eras Tour, la gira con la que recaudará 4.000 millones de dólares, en Arrowhead, el estadio de los Kansas City Chiefs. Entonces, ha contado, trató de acercarse a ella para darle una de las pulseras de la amistad que los fans de Swift intercambian en sus conciertos. Pero no lo logró. Y no dudó en contar ese pequeño fracaso con humor y la cabeza gacha en el famoso podcast que comparte con su hermano mayor, Jason, también futbolista profesional. Pero poco después empezó a rumorearse que sí había conseguido hablar con ella. Y que había habido un encuentro. Y que estaban empezando una verse. Y todo estalló cuando ella empezó a ir, a finales de septiembre, a sus partidos. Cuando el pasado fin de semana aparecieron, viernes y sábado, agarrados de la mano en Nueva York, el cuento de hadas de la pulserita había cerrado el círculo.

Kelce ya era uno de los jugadores más populares del país gracias a sus casi 10 años de trayectoria profesional. Desde 2013, cuando empezó, se ha colocado temporada tras temporada entre los 100 mejores jugadores de la NFL, la liga de fútbol profesional de EE UU. Su trayectoria es todavía más llamativa porque corre paralela a la de su hermano Jason, dos años mayor que él y también jugador profesional, en su caso en los Eagles de Filadelfia. En su escuela en Cleveland Heights, Ohio, ambos practicaban muchos deportes, todos los que el sueldo de sus padres, Donna y Ed, podía permitirse. La pareja vio potencial en los chicos y se volcó en ellos sin importar sacrificios. De hecho, de facto estaban separados, pero siguieron viviendo juntos para poder seguir pagando las facturas con más holgura que manteniendo dos casas. En el documental Kelce (Amazon Prime), donde se retrata la vida del primogénito, Travis recuerda cómo notó que había algo raro en sus progenitores cuando, quedándose a dormir en casas de otros niños, observó que los padres de los demás dormían en una misma habitación. Los suyos no.

El esfuerzo por parte de los Kelce dio sus frutos. Los dos muchachos se convirtieron en profesionales y en personajes populares en todo Estados Unidos. Daniel Devesa, exfutbolista profesional, narrador oficial de partidos de fútbol americano para la Federación en España y con dos podcasts especializados en la materia y más de 100 entrevistas a jugadores, afirma que los hermanos son de lo más granado de la NFL del momento. “En su posición de tight end, Travis Kelce probablemente sea uno de los más grandes de la historia, y además todavía está en activo. A su hermano Jason lo considero el mejor center, lo lleva siendo durante los últimos cinco o seis años”, afirma por teléfono. La temporada pasada sus carreras fueron tan paralelas que lograron algo único en la historia: por primera vez dos hermanos se enfrentaron en la Super Bowl, la épica final anual del fútbol americano.

Donna y Ed Kelce ya habían visto a sus chicos alzarse con el título, a Jason con sus Eagles en 2018 y a Travis y los Chiefs en 2020, pero nunca enfrentados. “Mamá no puede perder”, bromeaba el menor esos días, poco antes de la rebautizada como Kelce Bowl, y también afirmaba: “No me verás decir muchas barbaridades [de los Eagles] porque adoro a mi hermano. Pero va a ser un juego muy emotivo, seguro”. El resto de estadounidenses debieron pensar lo mismo: se convirtió en el programa de televisión más visto de la historia de EE UU, con 115 millones de espectadores. Donna se hizo una camiseta mezclando los colores y los números de sus dos hijos. Travis le ganó a Jason y este, que pensaba retirarse con su segundo anillo bajo el brazo, decidió quedarse un año más. Eso, por lo menos. A Jason le preocupan las lesiones y no pasar el suficiente tiempo con su familia (está casado y tiene tres hijas de cuatro años, dos años y medio y ocho meses). A Travis todavía le quedan un par de años, mínimo, de alto rendimiento.

Pero estas últimas temporadas están siendo más que rentables para este dúo filial y semicómico. La pareja, que vive a casi 2.000 kilómetros de distancia, decidió lanzar un podcast junta hace un año, cuando empezó la pasada temporada. Aunque al principio con ciertos remilgos —Jason ha reconocido que le daba miedo perder parte del fervor popular que le acompaña en su ciudad de acogida, donde le llaman “el rey de Filadelfia”—, su soltura ha hecho que New Heights, que así se llama, se convierta en el espacio más seguido de fútbol americano del país en casi todos los formatos (solo en YouTube logran entre uno y tres millones de espectadores semanales). “El podcast está triunfando. Es muy probable que ganen tanto con sus contratos publicitarios como deportivos”, analiza Devesa. Gracias a su forma de contar la NFL intercalando temas del día a día y de la cultura popular, así como de su vida personal (son habituales las apariciones de las rubísimas hijas de Jason, que adoran a su “tito Trav”), se han ido ganando a un puñado de fieles seguidores y también de anunciantes. Algo que ayuda a potenciar las carreras y las amplias fortunas de los hermanos —ambos ganan unos 14 millones de dólares (13,2 millones de euros) anuales en sus respectivos equipos—, que han desarrollado sus propios negocios. Travis tiene una línea de ropa, Tru Kolors, y una fundación benéfica, 87&Running, para niños en riesgo de exclusión; y Jason ha creado Underdogs, también ropa cuyos ingresos son donados.

Fue en New Heights donde Travis contó la historia del famoso friendship bracelet que quiso darle a Swift, y también donde Jason le preguntó por la cantante por primera vez. Los dos sacan el tema con naturalidad, pero sabiendo que sus oyentes, habituales y recién llegados, quieren saber. En el segundo partido de Kelce al que acudió la artista, en Nueva York, las cámaras de la NFL la enfocaron en hasta 17 ocasiones; Travis llegó a comentar que se estaban “pasando un poco”. “Para algunos es un poco excesivo, ‘ya sabemos que está, yo estoy viendo esto por el fútbol”, ríe Devesa. “Entiendo a la gente que es más purista, que le molesta; pero también entiendo a la NFL que ahí está teniendo un buen filón y quiere explotarlo. Hay seguidores de Taylor Swift que no tenían ni remota idea de la NFL y habrá gente que empezará a seguirla y ver partidos por ella. Quien no sé si acabará harto es Travis, de que digan ‘¿Quién es ese que va con Taylor Swift?”.

Taylor Swift
Taylor Swift charla con Ed Kelce, padre de Travis Kelce, durante la segunda mitad del partido de su hijo en los Kansas City Chiefs contra los Broncos de Denver, en el estadio Arrowhead.Denny Medley (USA TODAY Sports via Reuters Con)

No parece que sea el caso. Travis Kelce ya buscó novia (y una cierta popularidad) en el reality de 2016 Catching Kelce, donde 50 chicas de los 50 Estados de EE UU se presentaron para ser su pareja. La ganadora fue Maya Benberry, de Kentucky, con quien Kelce salió durante unos meses. A principios de este año él recordaba la experiencia como “extremadamente rara” y “de aprendizaje”. Después, mantuvo una relación con Kayla Nicole, una periodista especializada en deportes y entretenimiento, además de influencer, a la que conoció por Instagram, y con quien salió de 2016 a 2020 y luego, de forma intermitente, hasta 2022.

Ahora el perfil de Travis Kelce —y el de Jason, Ed, Donna y toda la familia— se ha multiplicado mediáticamente con la irrupción del huracán Swift. Se ve a la cantante en el palco charlando con la madre de los jugadores, riendo con su padre (sus hijos bromean, afirmando que ha sacado los discos de la artista de la biblioteca municipal y está aprendiéndose su música), y se multiplican las fotos y vídeos de ambos saliendo juntos a cenar, además de los miles de rumores que acompañan a parejas ultramediáticas: si se han comprado una casa, si él pretende acompañarla en su intensa gira mundial el próximo año, si ella irá a sus próximos partidos. Solo el tiempo contará cómo les ha ido a los novios más mediáticos del planeta. El tiempo y una futura canción de Taylor Swift.


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Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.

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