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Lisa Marie y la maldición de los Presley: muertes, sexo, drogas y el Rey del Rock and Roll

El fallecimiento de la única hija de Elvis es la última en una larga serie de desdichas familiares. La cantante tenía 54 años, su padre murió con 42, su hijo con 27. “Si sufres una pérdida prematura, antinatural o trágica, te conviertes en cierto modo en un paria”, aseguró ella hace unos meses

Elvis Presley posa junto a su mujer, Priscilla y su hija recién nacida, Lisa Marie, en el hospital de Memphis, el 5 de febrero de 1968.Foto: AP
Enrique Alpañés

Hace dos años este periódico se hacía eco del fallecimiento de Benjamin Keough, hijo de Lisa Marie Presley y nieto del Rey del Rock, calificándolo como “el último capítulo de la maldición de la familia de Elvis Presley”. Tenía 27 años. Este jueves 12 de enero, el personal libro de tragedias de los Presley volvió a abrirse para añadir un nuevo episodio. Lisa Marie, cantante, celebridad y única hija de Elvis, fallecía tras sufrir un paro cardiaco en Los Ángeles. Tenía 54 años.

“La muerte forma parte de la vida, nos guste o no, y el duelo también. El duelo es algo que tendrás que llevar contigo el resto de tu vida, a pesar de lo que ciertas personas o nuestra cultura nos quieren hacer creer. No se ‘supera’, no se ‘sigue adelante’. Y punto”. Con estas palabras explicaba Lisa Marie su relación con la pérdida en un ensayo publicado en la revista People el pasado mes de agosto. En él explicaba cómo su trayectoria había estado marcada por la muerte, el dolor y la pérdida desde su infancia. Basta echar un vistazo a la hemeroteca para comprobarlo. La biografía de la familia Presley está salpicada de divorcios, muertes prematuras, drogas y deudas. Una triste maldición de la que, generación tras generación, sus miembros no consiguen salir.

Elvis murió a los 42 años el 16 de agosto de 1977 en Graceland, su mítica casa de Memphis. Tenía sobrepeso, adicción a las drogas y un plantel de amigos y conocidos a los que la prensa llamaba la Memphis Mafia, que no eran precisamente una buena influencia. Esa tarde el cantante le dijo a su novia de aquel entonces, Ginger Alden, de 20 años, que se iba al baño “a leer”. Ella respondió: “Ok, pero no te quedes dormido”, según cuenta el libro Elvis and Ginger. Unas horas después, al ver que el Rey del Rock no salía del trono, echaron la puerta abajo. Lo encontraron con los pantalones bajados, la cara enterrada en vómito y un libro erótico en las manos, según describe el libro The death of Elvis. Sí, hay muchos libros sobre Elvis Presley. Anualmente, se publican entre 10 y 20.

En un primer momento, se dijo que había fallecido de un ataque al corazón, pero el informe forense aseguraba que el corazón no había fallado. Aun así lo tenía dilatado, tenía las paredes de arterias recubiertas de grasa, el hígado estaba dañado y el intestino grueso presentaba una obturación por materia fecal. Era probable que hubiera muerto mientras hacía fuerza en el retrete y tampoco se descartó un shock anafiláctico debido a que tenía alergia a la codeína. Se encontraron 14 medicamentos distintos en el cuerpo de Elvis. El cantante había sido hospitalizado en varias ocasiones por sobredosis. Todos estos elementos añadieron misterio a una muerte ya de por sí desconcertante, alimentando la rumorología y especulando incluso con que el Rey del Rock no hubiera muerto realmente.

Para Lisa Marie la muerte de su padre fue bien real. Tenía solo nueve años y se encontraba en su casa en ese momento. En el documental de 2005 Elvis by the Presleys, recordaba con cariño su relación. “Si estaba de buen humor, iba a ser un gran día. Montábamos a caballo o dábamos vueltas en carritos de golf”, aseguraba. “Su mal genio no tenía nada que envidiar al de Darth Vader. Pero si estaba contento, todo el mundo estaba contento. Nunca te aburría”. Con su fallecimiento, Lisa Marie pasó a ser propietaria de Graceland y del 15% de Elvis Presley Enterprises, pero hasta que llegara a la mayoría de edad serían primero su abuelo paterno y, después, su madre quienes los gestionaran.

Priscilla Beaulieu era una adolescente de 14 años cuando conoció a Elvis, un señor de 24. Ambos estaban en Alemania, donde él cumplía el servicio militar y ella vivía con su familia. “Dios mío, estaba hablando con uno de los artistas más famosos del mundo, y me pareció uno de los hombres más guapos que había visto”, recordaba en un entrevista con EL PAÍS en 2017. Según el libro Child Bride: The Untold Story of Priscilla Beaulieu Presley, el matrimonio estuvo lleno de infidelidades y peleas. Elvis jugaba a ser el marido perfecto en Memphis, pero se desmadraba al llegar a Los Ángeles, donde pasaba largas estancias para rodar películas.

Allí alquiló un palacete por el que pasaban actrices consagradas y aspirantes a serlo. Se dice que Elvis intimó con Ann-Margret, Natalie Wood, Cybill Shepherd o Nancy Sinatra. Según avanzaba la década, aumentaron las drogas y las juergas se hicieron más salvajes, similares a las orgías clásicas. Priscilla vivió un matrimonio turbulento, pero su divorcio fue mucho mejor: se dice que, tras firmar los papeles, ambos abandonaron el juzgado cogidos de la mano.

Lisa Marie Presley y su hijo, Ben Keough, en el estreno de una película el 11 de noviembre de 2010 en Londres, Inglaterra.
Lisa Marie Presley y su hijo, Ben Keough, en el estreno de una película el 11 de noviembre de 2010 en Londres, Inglaterra.Dave M. Benett (Getty Images)

Tras la separación, Priscilla probó suerte como actriz en la serie Dallas o la saga Agárralo como puedas, pero tuvo más éxito como mujer de negocios. Como coalbacea de la herencia de Elvis, convirtió Graceland en una atracción turística en 1982. Hoy es la segunda mansión más visitada de EE UU, solo después de la Casa Blanca. La jugada (unida a la impronta cultural del músico) convirtió a Elvis en una de las figuras que más dinero generan después de su muerte. Solo en 2022, su figura facturó 110 millones de dólares, según la revista Forbes.

Cuando la herencia pasó a la joven Lisa Marie, esta no la supo gestionar. Malvendió los derechos de las canciones y no administró bien su fortuna. En 2018 afirmaba que le quedaban solo 10.000 euros en el banco y que tenía 16 millones de deudas. Ella se excusaba con denuncias a su antiguo mánager, ante lo que él se defendía tachándola de derrochadora.

Lisa Marie tardó en lanzar su carrera musical por el miedo a no estar a la altura de su padre. En su álbum de debut de 2003, To Whom It May Concern, contó con el apoyo del productor de Alanis Morissette y a lo largo de su carrera ha colaborado con artistas como Pink. En el tema de impronta blues Lights Out cantaba: “Alguien apagó las luces en Memphis. Allí es donde mi familia está enterrada y desaparecida”.

Su carrera nunca llegó al éxito de la de su padre, bajo cuyo influjo se ha desarrollado toda su vida pública. El pasado domingo 8 de enero acudió a Graceland para celebrar el día en el que nació Elvis junto a centenares de seguidores. El pasado martes, dos días antes de su muerte, paseaba por la alfombra roja junto a su madre, Priscilla. Fueron invitadas a los Globos de Oro por el biopic de Elvis, una de las favoritas de la velada.

Lisa Marie Presley en la alfombra roja de los Globos de Oro, el pasado 11 de enero
Lisa Marie Presley en la alfombra roja de los Globos de Oro, el pasado 11 de eneroTodd Williamson (NBC via Getty Images)

Lisa Marie fue una pequeña estrella a la sombra de un astro deslumbrante. Su apellido la elevó como una celebridad, y sus relaciones con famosos reforzaron esa percepción. Se ha casado cuatro veces y se ha divorciado otras tantas. Solo ha tenido hijos con su primer y su último marido, los menos conocidos. Con su primer esposo, Danny Keough se casó, ya embarazada, en octubre de 1988 en una ceremonia en Marruecos. La madre de la novia, Priscilla, consideraba a su hija demasiado joven a sus apenas 20 años para matrimonios e hijos. Sabía de lo que hablaba.

Lisa Marie y Keough se convirtieron en destacados miembros de la Cienciología, un polémico culto que usa a las estrellas de Hollywood como pseudoapóstoles. En uno de los yates de la iglesia celebraron su luna de miel y en sus creencias criaron a sus dos hijos. La actriz Riley Keough y el difunto Benjamin Keough.

De 1994 a 1996 estuvo casada con Michael Jackson. El Rey del Pop y la hija del Rey del Rock se convirtieron en la pareja más extraña, fascinante y mediática del momento. Su matrimonio con Nicolas Cage fue un poco menos popular y mucho menos duradero. Se separaron a los cuatro meses. El actor ha hecho público un comunicado en el que asegura estar “desconsolado” por la muerte de su exesposa. “Lisa se rió más que nadie que haya conocido”, ha declarado.

Michael Jackson y su entonces mujer, Lisa Marie Presley, en Budapest
Michael Jackson y su entonces mujer, Lisa Marie Presley, en BudapestPatrick Robert - Corbis (Sygma via Getty Images)

El cuarto matrimonio fue el más largo para Lisa Marie, pero también el que peor acabó. En enero de 2006 se casó con el guitarrista Michael Lockwood. Tuvieron dos niñas, las mellizas Harper y Finley, en octubre de 2008. Un médico le recetó pastillas para el dolor tras el parto y ella acabó enganchada. “Solo fue necesaria una prescripción a corto plazo de opioides en el hospital para que sintiera la necesidad de que debía seguir tomándolos”, confesó la propia artista en el prólogo del libro The United States of Opioids. Diez años después del que fuera su último matrimonio, enganchada a los medicamentos y arruinada, Lisa Marie Presley pidió el divorcio, acusando a su pareja de poseer pornografía infantil.

Los dramas no cesaron entonces. Su hijo Benjamin Storm Keough se suicidó a los 27 años. Su cadáver fue encontrado en julio de 2020 en la mansión de la familia en Calabasas (Los Ángeles). Se había pegado un tiro. Los tabloides estadounidenses, acostumbrados a seguir al detalle las miserias de la familia, describieron la muerte como “sorprendente pero no chocante”. El joven tenía un largo historial de adicciones.

“Si sufres una pérdida prematura, antinatural o trágica, te conviertes en cierto modo en un paria”, decía Lisa Marie Presley en la carta abierta que publicó no hace tanto en People. Faltaban cinco meses para su propia muerte. “Yo ya lucho y me machaco incansable y crónicamente, culpándome cada día, y ya es bastante duro vivir con eso, pero otros también te juzgarán y te culparán [...] Seguir adelante es una verdadera decisión que tengo que tomar cada día y que, como mínimo, supone un reto constante... Pero sigo adelante por mis hijas”.

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Sobre la firma

Enrique Alpañés
Licenciado en Derecho, máster en Periodismo. Ha pasado por las redacciones de la Cadena SER, Onda Cero, Vanity Fair y Yorokobu. En EL PAÍS escribe en la sección de Salud y Bienestar

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