_
_
_
_
_

Guillermo Toledo: “No es aceptable que una blasfemia pueda ser un delito en una sociedad democrática”

Tras recibir la confirmación de la sentencia absolutoria por una acusación de ofensa a los sentimientos religiosos, el actor estrena la miniserie de Netflix ‘Los favoritos de Midas’

Guillermo Toledo durante una conferencia de prensa en Madrid en junio de 2018.
Guillermo Toledo durante una conferencia de prensa en Madrid en junio de 2018.Victor J Blanco (GTRES)

Guillermo Toledo lleva, a los 50 años, casi 30 de carrera en teatro, cine y televisión. Los titulares de los medios de comunicación en los últimos años, sin embargo, aluden más a sus comentarios políticos en las redes sociales y a la demanda —de la que ya ha sido absuelto— que le ha llevado a los tribunales. Pero Toledo es, ante todo, actor. Y así lo ha demostrado en su último proyecto: Los favoritos de Midas. Su papel como el inspector Conte en la miniserie de Netflix, la gran apuesta española de la plataforma para este otoño, le ha permitido resurgir en la industria del país que le dio la espalda hace años, según ha denunciado en diversas ocasiones, y volver a llenar los medios de titulares. Esta vez, centrados en su trabajo.

“La vida nos pone en situaciones muy jodidas muchas veces”, ha expresado el intérprete en una conversación telefónica. Toledo, que pide que se le llame Guillermo y no Willy, hace referencia al dilema moral del que parte la serie: un empresario de éxito es chantajeado por una misteriosa organización que amenaza con asesinar a personas inocentes al azar si no paga 50 millones de euros. Creada y dirigida por Mateo Gil, la producción se basa en un relato de Jack London publicado en 1901 y que ha demostrado ser una historia que continúa vigente en el tiempo. Esta premisa es uno de los aspectos que Toledo considera que más han interesado. “Creo que sitúa al espectador en un lugar en el que es muy fácil reconocerse, porque todos nos hemos visto en la tesitura de tener que decidir entre nuestro propio beneficio o un beneficio más colectivo”, comenta. “Por supuesto, no a la misma escala”, matiza entre risas. “Pero sí hemos pasado por momentos, seguro, en que hemos tenido que tomar decisiones en las que estaban en juego nuestros propios principios. Yo desde luego he tenido que pasar por encima de mis principios algunas veces por un bien mayor”.

Fuera de la trama, el proyecto ha vivido su propio dilema. El pasado viernes un grupo de personas llamaron al boicot de la producción a través de las redes sociales. Y el motivo parece estar en las firmes ideas políticas del actor. “El pensamiento reaccionario es lo que tiene, que no soporta que las cosas no sean estrictamente como ellos quieren que sean”, sentencia Toledo sobre el boicot, que califica como un absoluto fracaso. Una semana después del estreno la serie continúa en el número uno de lo más visto de Netflix y ha recibido un aluvión de críticas positivas.

Estos últimos años, Toledo ha centrado su actividad laboral en América Latina, sobre todo en Argentina, tras un largo período sin un contrato en España. ¿Qué ha cambiado? “Han decidido que una cosa es mi posicionamiento político, mi lugar en el mundo y en la sociedad, y otra la profesionalidad. Yo he demostrado durante 30 años que soy un actor profesional, a la gente le puedo gustar más o menos, pero cumplo con mi trabajo y he sido capaz de llevar a cabo buenos proyectos. Han sido capaces de confiar en mi profesionalidad como actor por encima de ninguna otra consideración”.

Los favoritos de Midas no ha sido la única alegría que se ha llevado el intérprete y productor teatral estos días. El pasado lunes 16 la Audiencia Provincial de Madrid confirmó la sentencia absolutoria dictada el pasado febrero para el actor, acusado de un delito de ofensa a los sentimientos religiosos. Esto se remonta a 2017, cuando Abogados Cristianos presentó una denuncia contra el actor después de que escribiera un mensaje en su perfil de Facebook en apoyo a las tres mujeres encausadas en Sevilla por sacar una reproducción de plástico de una vagina de casi dos metros. “Yo me cago en Dios, y me sobra mierda para cagarme en el dogma de la santidad y virginidad de la Virgen María”, escribió Toledo.

Guillermo Toledo (izquierda) y Alberto San Juan con mensaje político en sus camisetas.
Guillermo Toledo (izquierda) y Alberto San Juan con mensaje político en sus camisetas.BERNARDO PÉREZ

“Yo entiendo que haya gente a la que le pueda parecer que lo que yo dije era una blasfemia, y probablemente lo es. Pero lo que no es aceptable es que una blasfemia pueda ser un delito en una sociedad democrática”, afirma el actor, quien considera que se ha hecho justicia. Toledo tenía claro que el proceso sería largo, pero también que tenía que seguir firme en sus convicciones y llevarlo hasta las últimas consecuencias. “Cuando luchas por lo que crees, y crees que lo que estás haciendo es lo justo, es lo correcto, lo honesto y tienes una convicción política clara, se lleva con dignidad, con la cabeza muy alta”, sentencia.

Toledo hace hincapié en esa honestidad de su forma de ser, aunque como le pasa a muchos personajes conocidos, es consciente de que a menudo se tiene una idea preconcebida de él. “Yo también me hago ideas sobre gente a la que no conozco personalmente y probablemente de manera errónea”, reconoce. El actor se define como una persona con mucho sentido del humor, sencilla, austera y humilde. “Combinado con un gran ego también, porque los actores necesitamos de ese ego para ejercer nuestra profesión, o digamos que nuestro ego nos lleva a profesiones como esta”, señala quien confiesa que nunca pensó en dedicarse a la actuación.

Sin embargo, recuerda, siempre le gustó el cine. De niño acudía como mínimo una vez a la semana a las sesiones dobles, donde veía dos películas del tirón. De adolescente pensó en dedicarse a la dirección, pero aquello no cuajó. De padre cirujano y madre psicóloga, confiesa que fue muy mal estudiante y pronto se puso a trabajar. Camarero, portero de discoteca, en el aeropuerto, en invernaderos, de mensajero, la lista es variada. Hasta que decidió entrar en la escuela de interpretación Cristina Rota. Lo que comenzó como un pasatiempo concluyó tras su formación con la creación de Animalario, una compañía de teatro que reunió a muchos actores y actrices desde finales de los 90 hasta el 2012. Alberto San Juan, Nathalie Poza, Pilar Castro, Secun de la Rosa y Ernesto Alteiro entre ellos.

El éxito de la compañía fue el trampolín de una generación de intérpretes. Toledo se dio a conocer interpretando a Richard en la serie 7 Vidas, y se consagró con El otro lado de la cama, Crimen ferpecto y After. Cuando comenzó la pandemia estaba rodando en México la serie de Amazon Video sobre Hernán Cortés y Moctezuma. Pero justo antes de la declaración del estado de alarma en España se decidió aplazarla y el actor volvió a Madrid, donde pasó los meses de confinamiento con su madre. Ahora, bromea, ya está liberado de la casa materna, aunque continúa en la ciudad. Su refugio estos meses y durante los últimos años, que admite han sido difíciles, han sido su familia y amigos. “Mi madre, mis hermanos, mis sobrinos, y mi círculo íntimo de amistades. Mi compañera, la gente a la que quieres y la gente que te quiere. Al final el trabajo va y viene, la salud va y viene, las posibilidades económicas van y vienen, pero el amor permanece”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_