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Lo que Tiziano Ferro tuvo que ocultar por la fama: adicciones, bulimia y homosexualidad

El cantante italiano cuenta en un documental que la industria le puso ante una disyuntiva: si quería mantenerse en el trono como uno de los superventas debía esconder los “pecados” que podrían ahuyentar a los fans

El cantante italiano Tiziano Ferro, durante un momento del documental "Ferro", la producción ya disponible en Amazon Prime. En vídeo, el tráiler oficial. Vídeo: AMAZON PRIME / EFE

El cantante italiano Tiziano Ferro, de 40 años, se desnuda y repasa las luces y las sombras de sus años de fama en un documental, Ferro, que se estrena este viernes. En la cinta, concebida como un intenso viaje en su vida privada y profesional, el artista relata cómo cayó en el alcoholismo y la bulimia y también cómo la industria musical trató de ocultar su homosexualidad, al percibirlo como un “contratiempo”.

Ferro recuerda el camino de espinas que lo llevó a la gloria, así como las alegrías, los dolores, los miedos, los sinsabores que lo acompañan desde que alcanzó la cumbre. “La libertad con uno mismo es fundamental, yo con veinte años ya era famoso y ese ha sido también mi drama”, confiesa en la película, que él mismo pidió que no fuera solo musical y que se estrenará en Amazon Prime Video en 240 países.

La industria le puso ante una disyuntiva: si quería mantenerse en el trono como uno de los superventas italianos más famosos de la historia, debería guardar bajo la alfombra eso que él llama “pecados”, que podrían ahuyentar a los fans.

En la adolescencia sufría acoso por no ser lo suficientemente masculino para los estándares de su entorno y por su obesidad. Entonces pesaba 111 kilos y en su ambiente se burlaban de él. Aunque años después, en un ejercicio de liberación tituló así, con esa cifra, uno de sus discos, en su momento, el hostigamiento al que le sometían los demás le llevó a caer en un pozo, que desembocó en una bulimia y que se hizo más hondo el día que se tomó la primera copa, durante su primera gira. Lo que comenzó como una costumbre inocente y hasta divertida acabó convirtiéndose en una adicción a la bebida de la que no podía salir. Entonces pocos se atrevieron a ayudarle a reconocerlo. “En países como España e Italia el beber es parte de la sociedad y se esconde. Creo que muchas personas me vieron en dificultades; acabé en hospitales, accidentes o situaciones límite, pero nunca nadie se atrevió a decirme que igual tenía un problema”, ha recordado en una entrevista con la agencia Efe.

Con 21 años ya era conocido en medio mundo. “A esa edad no sabes quién eres, especialmente si llegas desde una ciudad pequeña como la mía, en la que nunca había oído hablar de igualdad o de respeto. Crecí sin saber quién era, porque no había personas como yo, que me dijeran que eso estaba bien y que lo importante era ser honesto”, ha señalado el artista en la misma entrevista.

En la actualidad, ejerce como padrino de otros alcohólicos que están tratando de superar su adicción en Los Ángeles (California), donde reside, y tiene muy claras cuáles son las bases de la recuperación: “Entender que tienes un problema, en primer lugar y salir del aislamiento, en segundo”.

El artista confiesa también en el documental que su discográfica siempre intentó acallar cualquier posible rumor sobre su condición sexual e incluso llegó a asignar a una persona para que le abriera las maletas y censurara el vestuario que pudiera resultar “demasiado gay”. “La industria musical hacía lo que hacía y es fácil echar la culpa a los demás, pero prefiero hablar de una concurrencia de culpas. La manipulación mental encuentra espacio si se lo das y yo no estaba listo para reafirmarme. Me entregaba porque me miraba al espejo y pensaba que no estaba bien”, ha señalado Ferro y ha aclarado que quien entonces le controlaba la ropa ahora es una de sus mejores amigas.

Tiziano Ferro, casado con el estadounidense Victor Allen desde hace un año, ya no se esconde y ahora le pueden las ganas de mostrar sin tapujos y sin pudor todo lo que tuvo que ocultar durante tanto tiempo. Hacerlo le sirve también de terapia. “Abandoné los filtros hace mucho tiempo, soy consciente de que la verdad te libera, te divierte, te une a las personas. Siempre he pensado que detrás de cada historia de dolor se esconde el privilegio y el deber moral de ayudar a alguien. Mi historia me lo enseña y cada vez que he mostrado a la gente mis cicatrices, siempre se han transformado en soluciones”, ha confesado a los medios italianos.

También decidió hace tiempo escapar del corsé de cantante superventas en el que estaba atrapado, de romper los diques y contar su historia, la verdadera. “Para alguien como yo, que tiene la dependencia en la cabeza, la única forma de salir de esa burbuja autoobsesiva es sacarlo todo fuera. Cuando salí del armario aprendí a ‘abrazarme’ y si haciéndolo he hecho algo importante para alguien, solo puedo alegrarme por ello”, ha señalado. Y ha reconocido: “A los cuarenta años siento la necesidad de alzar el listón, como hombre y como artista”.

El cantante revela también que ha aprendido a redimensionar el significado de la palabra “aceptación”: “Indica un concepto muy infravalorado, aún hoy. No está ligado solamente a la orientación sexual o a las dependencias. Aceptarse significa aprender a confrontarse con la ansiedad, con la depresión, con los traumas, con todo lo que tapamos en favor de la estética y con todo lo que pensamos que debemos eliminar para demostrar algo a los demás”. Y apunta: “Con la salud mental todavía hay un gran estigma, como si el bien del alma y de la cabeza valieran menos que el del cuerpo. Nunca me cansaré de decir que no es así, que hay que dejarse ayudar”.

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