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La historia de amor imposible de Kamala Harris con final feliz

La aspirante a vicepresidenta de Estados Unidos está casada con un abogado que de ganar los demócratas se convertirá en el primer “segundo marido” de la Casa Blanca

Kamala Harris y su marido, Douglas Emhoff, durante la convención demócrata celebrada en Wilmington, Delaware, en agosto de 2020.
Kamala Harris y su marido, Douglas Emhoff, durante la convención demócrata celebrada en Wilmington, Delaware, en agosto de 2020.Win McNamee (Getty Images)
Yolanda Monge

La suya es una de esas historias de amor improbable. Ella, una profesional soltera entrada en la cuarentena dedicada a su trabajo en un importante cargo en la Administración y expuesta al escrutinio público. Él, misma edad que ella, un exitoso abogado de la costa oeste de Estados Unidos, divorciado y con dos hijos. Una amiga íntima de ella y cliente del despacho de abogados de él le dio el teléfono de ella. “He conocido a un hombre que creo que va a gustarte”, advirtió la amiga a la que entonces era fiscal general de California.

Pasaron un par de días hasta que Douglas Emhoff se decidió a enviar un mensaje de texto a Kamala Harris. Lo hizo desde un partido de baloncesto donde jugaba el equipo de la ciudad. Kamala Harris, senadora y aspirante demócrata a la vicepresidencia de Estados Unidos, respondió al mensaje con un simple “¡Vamos, Lakers!” a pesar de que ella es seguidora de los Warriors de San Francisco. Finalmente, ambos acabaron hablando por teléfono y fijaron una cita para el fin de semana.

Hasta ese momento, durante muchos años, Harris había mantenido su vida personal totalmente separada de su carrera, de su vida profesional. “Debido a mi cargo era consciente de que si llevaba conmigo a un hombre a un evento inmediatamente la gente comenzaría a especular sobre si manteníamos o no una relación”, explica Harris en su libro The Truths We Hold. “También era consciente de que a las mujeres solteras en política se las mide con un rasero diferente que a los hombres solteros”, prosigue Harris, para llegar a la conclusión de que nunca daría el paso de llevar a un hombre del brazo en público hasta saber que era “the one” [el hombre].

Tras aquella primera cita, todo fue romance, aunque con ciertas dosis de sentido práctico propias de un abogado con un matrimonio fracasado a sus espaldas. Al día siguiente de su primer encuentro, Emhoff escribió un correo electrónico a Harris en el que le venía a decir: estoy mayor para andarme con juegos, pero realmente me gustas mucho y quiero ver si esto puede funcionar. Y funcionó. Menos de un año después, en 2014, Harris y Emhoff se casaban en una ceremonia civil íntima en los juzgados de Santa Barbara, California. Los convirtió en marido y mujer Maya, la hermana pequeña de Kamala.

Emhoff aportó dos hijos a su nuevo casamiento: Cole y Ella, llamados así en honor de dos grandes músicos de jazz, John Coltrane y Ella Fitzgerald. A pesar de su separación en 2010, Doug y Kerstin Emhoff mantienen una relación muy cordial. Con el nuevo matrimonio, Harris, adquirió un nuevo título hasta entonces desconocido e inventado en exclusividad para ella. Acababa de convertirse en madrastra de los menores, hoy ya veinteañeros. Pero Cole y Ella no eran muy partidarios de adoptar un término con connotaciones crueles representadas en La Cenicienta. Nada de “madrastra” para referirse a la nueva mujer de su padre. Por lo que inventaron uno que suma “mother” [madre] con Kamala: Momala.

Durante un acto de campaña junto a Joe Biden en Wilmington (Delaware), Harris habló con mucho cariño de los hijos de su marido y se refirió al mote que le han otorgado: “Durante mi carrera he tenido muchos títulos y sin lugar a dudas el de vicepresidenta sería genial”, declaró la senadora. “Pero Momala será siempre el que más importe”.

Una familia moderna

“Conocer a Cole y Ella te hace saber que su madre, Kerstin, es una madre increíble”, escribió la senadora en un artículo para la revista Elle. “Kerstin y yo nos llevamos muy bien y nos hemos convertido en amigas cercanas”, proseguía la política. Harris asegura que a veces bromean con que quizá su “modern family” [en referencia a la serie de ese mismo nombre] es una “familia moderna quizá demasiado formal”.

Puede que haya hombres que se encojan ante la enorme sombra que proyecta una gran mujer, una mujer que podría ser la número dos en la presidencia de Estados Unidos. No parece ser el caso de Doug Emhoff. A sus 55 años, cuenta con su propio club de fans, #DougHive, aquellas mujeres que se sienten emocionadas ante la novedad de un hombre sintiéndose cómodo en el asiento trasero de la política.

Con más de 310.000 seguidores en Twitter, el abogado —que ya ha pedido una excedencia debido a los tumultuosos meses que se avecinan antes de la jornada electoral de noviembre— se define en su perfil como “padre, @KamalaHarris marido, abogado, aspirante a jugador de golf, defensor de la justicia y la igualdad”.

Mientras ella se mantuvo en la carrera por la nominación demócrata para la Casa Blanca, Emhoff lucía orgulloso una pegatina en su teléfono móvil donde se leía —entiéndase la ironía—: “El lugar de una mujer es la Casa Blanca”. Tras la trascendental decisión del candidato presidencial Joe Biden de elegir como compañera de viaje a la primera mujer negra que aspira a ocupar la vicepresidencia, quien también podría romper barreras sería su esposo. No en vano, el día en que Biden presentaba a su número dos se refirió a Emhoff al decirle: “Doug, me temo que tú también vas a tener que aprender lo que significa romper barreras”.

De llegar Joe Biden a la Casa Blanca, Doug Emhoff se convertiría en el primer “segundo esposo” de Estados Unidos, algo totalmente nuevo en la historia del país. En el pasado, solo dos hombres tuvieron el potencial para haber cambiado la historia: en 1984, John Zaccaro, esposo de Geraldine Ferraro, y en 2008, Todd (marido de Sarah Palin). Pero ninguno de ellos, como relatan las crónicas, llegaron a lucir el título. A la tercera, ¿será la vencida?

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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