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Faenas en riesgo de parálisis

El sector constructor afronta dos graves problemas: el encarecimiento de los materiales y la escasez de trabajadores cualificados y especializados

Extra Infraestructuras 23/10/22
Reza Estakhrian (Getty Images)

El sector de la construcción y de las infraestructuras vive en una paradoja. Pese a que es uno de los motores de la economía española —supone alrededor del 12,5% del PIB nacional, genera más de 1,3 millones de puestos de trabajo y su crecimiento en 2022 es positivo—, afronta el futuro repleto de incertidumbre. Los vaivenes en el consumo de cemento, con cuatro meses consecutivos en retroceso en lo que va de año, son un buen barómetro de los nubarrones que vienen. Los datos de Eurostat también reflejan una caída del 10,4% de esta actividad antes del verano.

Sus principales actores advierten que se avecinan curvas en un momento muy inoportuno, ante la inminente llegada de los fondos europeos Next Generation EU. En un escenario económico marcado por unas tasas disparadas de inflación, los precios de la energía por las nubes y escasa inversión, los constructores deben capear con otros dos problemas que pueden agravar aún más la situación.

Por un lado, el encarecimiento de las materias primas y del gasóleo, que se ha multiplicado a raíz de la invasión rusa en Ucrania. “En España, nueve de cada 10 pymes están al borde de la asfixia al no poder asumir ni el coste de los materiales ni los sobrecostes de la energía”, lamenta el presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), Pedro Fernández-Alén. Esto implica que estos negocios trabajan a pérdidas, y que numerosas licitaciones de obra están quedando desiertas por todo el país.

Una circunstancia peligrosa, sostiene el responsable de la patronal, porque podría echar por tierra la entrada de los miles de millones de euros de los fondos europeos. “Si las empresas no pueden asumir las obras, no van a poder ejecutarse los proyectos que deben transformar el país: centros tecnológicos de datos, plantas de energías renovables, hospitales de última generación, desaladoras, depuradoras… Es inaceptable”, denuncia.

También el sector residencial está expuesto a un estancamiento en los próximos meses, debido a la subida de tipos de interés amparada por el Banco Central Europeo (BCE) y a los precios de los materiales. Lo mismo sucede en el ámbito de las reformas y la rehabilitación, muy comprometido ante una más que previsible contracción del consumo.

Desde la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac), recuerdan que el sector está saneado y que su recuperación dependerá de cómo evolucione el contexto bélico y político. “Si el deterioro de la economía se agudiza, en 2023 corremos un riesgo de desabastecimiento de la demanda. Hoy por hoy, prevemos un ajuste de la actividad pero es imposible ir más allá. Lo que sí es una realidad es que ahora mismo ya no crecemos”, afirma el secretario general de Andimac, Sebastián Molinero.

Empleo y juventud

Este incremento de los precios de las materias primas y de la energía ha hecho que los costes aumenten una media del 33%. A eso se suman los gastos en la mano de obra, el otro pilar indispensable sobre el que se sustenta esta actividad de la economía. Encontrar trabajadores especializados y cualificados es el segundo gran quebradero de cabeza para las empresas constructoras. Falta gente que quiera trabajar en la obra, las plantillas están envejecidas y apenas hay mujeres que ocupen estos empleos. Además, los fondos europeos pueden agravar la situación, ya que buena parte de ese dinero se invertirá en levantar nuevas infraestructuras. Tarea complicada, porque cuesta reclutar personal.

El sector calcula que necesita, al menos, 700.000 trabajadores de forma casi inminente. “Hay escasez de prácticamente todos los perfiles: desde encargados, capataces, albañiles, encofradores, operarios de puesta en obra de hormigón, operadores de grúas…”, enumera el presidente de la CNC. No son los únicos puestos que demandan en el tajo. Los problemas se multiplican al fichar a profesionales aún más especializados en ámbitos como la programación informática, la tecnología BIM o la inteligencia artificial.

Los jóvenes tampoco están por la labor de dedicarse a la construcción. Apenas el 9% de sus trabajadores tiene menos de 29 años. Otra situación paradójica, cuando en España la tasa de paro juvenil roza el 28%, la segunda más alta de la UE. Sindicatos y empresarios hace tiempo que van de la mano para intentar solventar la papeleta. A través de la Fundación Laboral de la Construcción, cada año forman a más de 80.000 personas con centenares de actividades y cursos por todo el país, centrados sobre todo en formación, empleo, seguridad y salud.

Pese a los esfuerzos, algo falla. “No estamos siendo capaces de trasladar a la población que la construcción es un sector moderno, en el que se pueden labrar una vida profesional plena y con futuro”, admite el secretario general de UGT FICA, Pedro Hojas. Para atraer a los más jóvenes, sostiene, es imprescindible potenciar la Formación Profesional y acabar con el estereotipo de que la construcción es una actividad anticuada. “Hoy en día, impera una formación de vanguardia, el uso de maquinaria y de metodología BIM, el I+D+i, la digitalización o la industrialización de los procesos”, insiste.

Comparte su opinión el secretario general de CC OO del Hábitat, Daniel Barragán, quien considera urgente enterrar la idea de que el sector es precario y peligroso. Para avanzar de inmediato en el relevo generacional, Barragán enumera una serie de prioridades: mejorar las condiciones laborales, que se ofrezca trabajo sostenible en el tiempo, formación continua, que se visualicen los nuevos oficios digitalizados más atractivos para la gente joven, políticas de igualdad…

Desde la Asociación Nacional de las Constructoras Independientes (Anci), su presidenta, Concha Santos, defiende que la calidad del empleo es superior a la que existe en otros ámbitos de la economía, con salarios más altos y menor temporalidad. “En la construcción se utiliza el contrato indefinido adscrito a obra. De hecho, el nivel de retención de los trabajadores es muy superior al de otros sectores”, remacha.


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