El potencial del océano se forja a fuego lento
Los proyectos de fuentes relacionados con las olas y las mareas son escasos, a pesar de su potencial y de su gran desarrollo tecnológico
Un dragón habita en las aguas de Mutriku, al menos así lo creen quienes han escuchado su bramido en la bahía de este pueblo de Gipuzkoa, en el País Vasco, que cuenta con aproximadamente 5.300 habitantes. En momentos en los que el mar golpea y rompe contra el dique de contención en la bahía, se produce un ensordecedor rugido de aire que se transforma en energía. El innovador sistema, estrenado en 2011, se activa cuando rompe una ola en la estructura y su fuerza comprime el aire hacia arriba a través de cámaras que se elevan desde debajo de la línea de flotación hasta el interior de la estructura. El aire impulsa 16 turbinas, generando electricidad que se inyecta directamente a la red comercial del municipio. Y a medida que la ola cae, también arrastra aire generando más energía al salir.
El sistema de Mutriku llega a producir entre 250.000 y 280.000 kilovatios hora (kWh) al año, energía suficiente para alimentar de electricidad a un centenar de familias, de acuerdo con Yago Torre-Enciso, director técnico de la Biscay Marine Energy Platform (BiMEP), el ente que está a cargo de esta instalación. “¿Es mucho o poco? Para una planta comercial de generación de energía es poco. Pero para una planta de las olas, pues es la que más en todo el mundo”, explica el representante de la firma, participada en un 75% por el Ente Vasco de Energía y un 25% por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (Idae). Los proyectos relacionados con la energía obtenida del mar, ya sea de la fuerza de las olas (undimotriz, como el de Mutriku) o aquella del movimiento de corrientes marinas, han tenido una gran evolución en cuanto a investigación y desarrollo con tecnologías probadas, pero su consolidación en el mercado se ha quedado relegada frente a otro tipo de energías como la eólica marina.
“Actualmente, en España las energías del mar se encuentran en etapa precomercial y se están preparando para dar el salto a la fase comercial”, dice Juan José Coble Castro, director del máster en Energías Renovables y Eficiencia Energética en la Universidad de Nebrija. “Las instalaciones para el aprovechamiento energético de mareas u olas en España y en Europa se restringen prácticamente [ahora] a proyectos de investigación y desarrollo”, abunda Eduardo Álvarez, profesor del Departamento de Energía de la Universidad de Oviedo. En esta fase se están mejorando diseños, escalando tecnologías y potencias y realizando estudios detallados de mercado. Se prevé que tendrán una presencia e influencia decisiva en el mercado en el horizonte de 2030. “El aprovechamiento de las energías renovables marinas es imprescindible para lograr el control del cambio climático, por lo que es necesario llevar a cabo el desarrollo tecnológico que permita lograr su utilización industrial de manera general”, destaca Luis Ramón Núñez Rivas, exdirector de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Navales de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).
Diversidad de sistemas
En el caso de la energía undimotriz, más allá de Mutriku, en los últimos años se han probado diversos sistemas. En la actualidad hay más de 20 empresas desarrollando y probando distintos tipos de equipos en el mar, indica el experto de la Universidad de Oviedo. Por ejemplo, en Canarias, la Plataforma Oceánica de Canarias (Plocan) ha realizado diversos experimentos sobre este tipo de energía. Valencia, por su parte, está a punto de subirse al tren con su proyecto denominado Wave Energy Converter (WEC). Y la firma Eco Wave Power ha anunciado un desarrollo de energía de las olas en Mallorca. En España, esta tecnología dispone de recursos de gran calidad para su viabilidad, según la Hoja de Ruta para el desarrollo de la Eólica Marina y de las Energías del Mar en España, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco).
“Las tecnologías de energía de las olas presentan un amplio abanico de dispositivos probados hasta la fecha, pero sin converger todavía a un diseño común y a pequeña escala”, resalta el documento del Miteco. Del total de aparatos que en algún momento se han conectado a la red, más del 75% de ellos presentan potencias relativamente bajas de 20 kW por unidad, y de los restantes, siete de ellos presentan potencias máximas de 350 kW y solo una instalación tiene una capacidad notablemente mayor de 1,25 MW, explica el ministerio. En cuanto al potencial, el mar de Galicia se presenta como una de las zonas con mayores oportunidades para el crecimiento de esta industria. Le siguen el mar Cantábrico y la fachada norte de las islas Canarias. Y si la undimotriz avanza a paso lento, en su proceso de industrialización, la relacionada con el aprovechamiento de la energía cinética de las corrientes marinas aún está un paso por detrás, en el ámbito mundial y en España.
“Hoy en día son muy pocos los diseños que alcanzaron un nivel de desarrollo precomercial con prototipos, incluso con conexión a la red”, destaca Núñez Rivas. Destacan tres: el más antiguo es el denominado SeaGen de la empresa Marine Current Turbines, en aguas galesas. El segundo, de la empresa Hammerfest Strom (propiedad de Iberdrola a través de su filial Scottish Power), en Escocia. Y el tercero, el de la francesa EDF en la localidad de la Bretaña francesa denominada Paimpol-Bréhat. El experto de la UPM subraya, a escala local, el proyecto español Gesmey, cuyo prototipo se ha realizado en la empresa Astilleros Balenciaga, situada en el País Vasco, y el cual se ha sometido a distintas pruebas en el mar. “Hay tecnología madura para su aprovechamiento”, comenta Álvarez, de la Universidad de Oviedo. Las zonas de mayor potencial de energía de las corrientes marinas en España se circunscriben a las zonas del estrecho de Gibraltar y las corrientes gallegas, donde se alcanzan las velocidades necesarias para el funcionamiento de estos dispositivos.
“Estas energías pueden suponer la generación de un ecosistema de empresas innovadoras, tanto en los dispositivos como en los procesos productivos”, afirma Pedro Mayorga, presidente de APPA Marina. Los beneficios de esos desarrollos tempranos son tractores, dice el representante del organismo experto en renovables, y los recursos suelen quedarse en aquellos países que toman el liderazgo en las primeras etapas, es decir, en la investigación y desarrollo. “Tenemos una verdadera oportunidad en todas las energías del mar”, afirma. Y se espera que tome forma en las próximas décadas. El Miteco en su hoja de ruta así lo prevé. Hacia 2030 se espera un despliegue ordenado de la eólica marina, en particular con objetivos de 1-3 gigavatios (GW) de potencia instalada y un desarrollo de las energías del mar (undimotriz y de las mareas) con una potencia instalada prevista de 40-60 megavatios (MW). “Una clave que refuerza la posición del país es que cuenta con una industria de construcción naval (astilleros), un sector marítimo-portuario, capacidades de ingeniería civil y un ecosistema industrial de materiales y equipamientos que pueden dar un servicio idóneo al desarrollo de las renovables marinas”, concluye Coble Castro.
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