Azul empolvado: el toque clásico que se ha colado entre las tendencias modernas de interiorismo
Se llama ‘dusty blue’ y es uno de los colores favoritos detrás de las pujantes tendencias de decoración, que beben de influencias del diseño parisino clásico y del estilo de campo inglés y apuestan por la personalidad en los espacios de hogares que rehúyen de lo neutro y austero
Una tonalidad de azul claro emparentada con los matices grisáceos. Un celeste algo apagado y sobrio. Así es el color que florece en las cabeceras de interiorismo y decoración, y también los perfiles de inspiración para el hogar en redes sociales, que últimamente atestiguan una sólida transformación en el paradigma estético. Si bien no hace mucho la norma era aspirar a hogares neutros y minimalistas, de paletas claras y espacio para fibras y texturas naturales, ahora la excentricidad del habitante de la casa, su personalidad, se convierte en epicentro de espacios mucho más saturados e incluso barrocos, los objetos y sus formas ganan protagonismo, y también se abre la veda a experimentar con el color.
Esta transformación se percibe en la tendencia viral de TikTok llamada the unexpected red theory; en el éxito de las tonalidades verdosas para hogares muy modernos; en cuartos de baño que salen del canon, vigente durante un largo tiempo, que se dio en llamar clinical bathroom; y también en cómo cada vez más gente se atreve a pintar los techos de algunas de sus estancias. El azul empolvado o dusty blue se abre paso entre las tendencias de una forma difícil de ignorar, aportando un toque colorido pero todavía discreto, no demasiado estridente, para aportar un hilo conductor cromático al interior de las casas.
En su ensayo Color: Historia de la paleta cromática, la periodista británica Victoria Finlay cita al científico del siglo XIX John Tyndall, un gran aficionado a pasear bajo el cielo de los Alpes durante sus vacaciones. “Piensen en un océano”, recoge Finlay, trasladando las palabras de Tyndall en la Escuela de Minas, “y en las olas que se estrellan contra la costa. Si se encuentran un enorme acantilado, las olas se detienen; si se encuentran con una roca, solo afecta a las olas más pequeñas; mientras que un guijarro solo altera el curso de las más diminutas olas que barren la playa. Esto es lo que ocurre con la luz del sol. Al atravesar la atmósfera, las longitudes de onda más grandes —las rojas— no suelen verse afectadas, y solo las más pequeñas —las azules y violetas— son las que dispersan las diminutas moléculas, parecidas a guijarros, del cielo, dando así al ojo humano la sensación del azul”. Aquellos que quieren capturar la luz en su casa se deciden por esta tonalidad, enmarcada en una tendencia con ciertos tintes aristocráticos.
Al tiempo que las casas ganan en personalidad, color y se refuerza la búsqueda de los espacios únicos a través de los objetos y los muebles, dos corrientes estéticas más o menos nuevas barren el reinado de los hogares neutros y austeros. Lo de más o menos nuevas es porque beben directamente del pasado. Se trata del diseño parisino clásico y del estilo de campo inglés. Así lo recoge el informe de tendencias de 2024 de la plataforma de interiorismo Apartment Therapy. Ambos estilos, bastante clásicos, traen consigo experimentos de color para las estancias en los que el dusty blue tiene oportunidad de brillar.
En el barrio de Briller Viertel, en Wuppertal (Alemania), el líder del equipo de diseño de Boss, Dennis von Nazareth, opta por paredes en azul empolvado para un apartamento lleno de declaraciones de intenciones en cuanto a diseño, como se ve en sus publicaciones en Instagram. También lo elige (y lo muestra) la diseñadora de interiores francesa Marianne Evennou para una casa en la que hilvana el azul empolvado con otro rosa claro y apagado. Dos ejemplos de cómo se adapta este tono a apartamentos con elementos arquitectónicos clásicos.
Por su parte, en Nashville, la diseñadora de interiores Stephanie Sabbe adopta la estética de campo inglés para trasladarlo a un espacio de trabajo en el que el azul viene de la mano de paneles de madera pintados y del marco de la ventana, fundidos al mismo azul empolvado, que contrasta de manera sofisticada con el escritorio de caoba. Los marcos de las ventanas (coordinados con un banco contra la pared del comedor) fue también la apuesta de la interiorista Pandora Taylor en la casa de unos clientes en Herne Hill, en Londres. Algunos elementos como los motivos botánicos en el papel pintado de las paredes refuerzan ese efecto estético al que también se suma, en un cuarto de baño, la estilista de interiores Lonika Chande, basándose en los azulejos alicatados en las paredes, que a su vez modernizan y suavizan un estilo clásico y un poco recargado, con bañera con patas y roll top incluidos. La técnica cromática de Chande consiste en aderezar con contrastes de color rojo la claridad de este azul. Lo que abre un dilema legítimo: el de cómo combinar este tono de azul con el resto de elementos de la casa.
Materiales y colores para jugar con el azul empolvado
El estilo parisino y el de casa de campo inglesa, tal vez por ser clásicos en exceso, no convencen a todo el mundo. Lo mejor para saber cómo combinar este color especial reside en descifrar sus propiedades cromáticas. El color complementario del azul es el naranja. Los tonos suaves de azul combinan bien con otros cálidos más subidos. No solo el naranja, también el rojo o, cuando se trata de materiales, su combinación con texturas de caoba o tonalidades terracota. Es lo que consigue en Fitzroy North (Australia) el estudio de arquitectura YSG, al optar por este mismo tono de azul para los azulejos de una bañera inspirada en los baños hammam totalmente alicatada, facilitando un contraste con detalles de color rojo terracota.
Al tratarse de un color suave, el azul empolvado puede permitirse el lujo de funcionar como base cromática sobre la que levantar el estilismo de una estancia o un hogar concreto. Es la estrategia por la que ha optado, en una casa de un barrio de Los Ángeles, el estudio de interiores de Hanna Li. La elección ha sido la de apostar por un fundido completo a un celeste apagado en paredes y librerías, ofreciendo un elemento que actúa como hilo conductor del espacio, y sobre el que se superponen texturas de madera, fibras naturales en algunos detalles, y objetos en cerámica o decorativos en los que predominan los blancos rotos.
Los colores neutros resultan en buenas parejas de baile para esta tonalidad de azul, pero sus posibilidades de estilismo admite sorpresas. El diseñador de interiores Regan Baker, en una casa en Northern California, opta por una cocina de azulejos azul empolvado, con la campana extractora de obra pintada en el mismo color, pero aplica un contraste muy habitual para modernizar y dar interés a este color que para algunos gustos puede ser, por sí solo, infantil o descafeinado. Su truco es combinarlo con un azul eléctrico. El azul Klein o bien el azul majorelle —que conquistó en su día al diseñador Yves Saint Laurent en su estancia en Marruecos— ofrecen un contraste cromático que aporta interés y algo más de energía a la estancia.
Precisamente su suavidad lo hace versátil a la hora de entrar en diálogo con otros tonos o texturas. El azul empolvado es una idea más que se suma al catálogo de opciones y tendencias cromáticas actuales que, hay que señalar, es mucho más amplio e interesante de lo que era hace poco tiempo.
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