FOTO: EMILIO FRAILE

El Camino de Santiago en bicicleta desde cualquier lugar

Hace año y medio, Paco Román pasó de vender bicicletas en su tienda de León a alquilarlas a peregrinos. Ahora el negocio vive su momento más boyante

Para conseguir su primera bicicleta, a Paco Román le pidieron traer a casa un boletín de notas impoluto, con todas las asignaturas de Sexto de Primaria aprobadas. Y, aunque no cumplió, su tía Amparo decidió comprársela igualmente sin saber que ese regalo cambiaría para siempre la vida de aquel chaval de 12 años. Una Zeus de freestyle fue el amor con el que llenó sus tardes de adolescencia, a base de piruetas y bajadas a toda velocidad. También el principio de una pasión que le llevaría a abrir con solo 18 años Bike León, una tienda de venta de bicis en un local del centro de la ciudad propiedad de sus padres, y a lanzarse, pasada la treintena, con su proyecto más arriesgado y exitoso: transformar el negocio en un servicio de alquiler de estos vehículos.

Todo comenzó cuando, hace ya 12 años, un cliente entró en su comercio preguntando si le podía alquilar una bicicleta para hacer el Camino de Santiago. “Pensé: ¿por qué no se compra una directamente?”, recuerda. Aun así, accedió y decidió comprar algunas unidades para alquilarlas. Primero fueron 10; luego, 20; más tarde, 40… Hasta que hace año y medio decidió dejar de vender –”la competencia en Internet nos hizo mucho daño”, reconoce– para dedicarse de lleno a esta actividad. Hoy tiene una flota de 350 vehículos y un compromiso: llevar las bicicletas y todo el equipamiento necesario a la ciudad que sus clientes elijan para empezar la ruta hacia Santiago de Compostela o Fisterra. Y no es exagerado: si un cliente le solicita una bici en Pamplona, Logroño, Oviedo, Lisboa o Saint-Jean-Pied-de-Port, entre otras localidades, Román va hasta allí a entregársela, además de procurarle un servicio de asistencia si se encuentra con algún problema en carretera. Por ello, y pese a que ahora le va mejor que nunca (el año pasado realizó 2.500 alquileres), reconoce que su trabajo es “muy sacrificado”: este año lleva ya unos 28.000 kilómetros a sus espaldas.

1. Paco Román en la tienda que hace año y medio reconvirtió en un negocio de alquiler de biclcetas. 2. Román cuenta con dos mecánicos que le ayudan a poner a punto las bicicletas. 3. El emmpresario lleva personalmente las bicicletas a sus clientes con una furgoneta. EMILIO FRAILE

Más peregrinos y más demanda de envíos

Para tirar adelante, además del apoyo de la familia, cuenta con la ayuda de dos mecánicos para poner a punto los vehículos y con un aliado imprescindible: el servicio de Correos. La empresa pública es un engranaje esencial de su negocio porque, cuando los peregrinos terminan el Camino, bien en Santiago, bien en Fisterra, dejan las bicicletas en la oficina de Correos pertinente. Al principio, cuando había menos volumen de negocio, se las mandaban de vuelta a León. Pero ahora que el número de bicis no para de crecer se las guardan para que él mismo pueda ir a recogerlas.

El hecho de viajar unas tres veces por semana a Galicia, 300 kilómetros de ida y otros 300 de vuelta, ha fraguado una especie de fraternidad entre Román y el personal de la oficina de la rúa do Franco número 4, en Santiago, la más grande de Galicia, con 23 empleados que atienden cada año a cerca de 120.000 personas. “Dependiendo del día que vaya, ya sé a quién me voy a encontrar. Somos ya como una familia”, incide. El director de la oficina compostelana, Julián Anca, cuenta que la demanda de servicios de envío y almacenaje para compañías y particulares se ha incrementado exponencialmente: “El envío de bicicletas en esta oficina se ha multiplicado por 10 en los últimos años. Desde aquí hacemos más de la mitad de los envíos de bicicletas de España″, detalla.

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Dos ciclistas en ruta en un tramo del Camino de Santiago.
Dos ciclistas en ruta en un tramo del Camino de Santiago.Getty Images/iStockphoto

Este director y el personal de la oficina están muy acostumbrados a ayudar a todo tipo de viajeros: hasta finales de mayo, la Oficina de Acogida al Peregrino contabilizó más de 100.000 compostelas –el documento que acredita haber recorrido un mínimo de 100 kilómetros a pie y de 200 en bicicleta–, un 29% más que en 2022 hasta la misma fecha. “En 2015 empezamos a ofrecer servicios más exclusivos para los peregrinos. Por ejemplo, podemos mandarles a casa sus bastones o mochilas al terminar el Camino, objetos que les sobran o regalos que se compran durante la ruta. También podemos guardárselos aquí para que los recojan cuando llegan. Incluso hemos abierto dos puntos de atención más en la ciudad, justo al lado de donde se sellan las compostelas, para facilitarles las cosas”, expone Anca.

Por su parte, el propietario de Bike León contempla este bum con gran esperanza y una pizca de prudencia: “Estamos tomando un rumbo estratosférico. Para 2024 tenemos previsto ampliar la flota con 100 bicicletas eléctricas, pero a la vez queremos seguir manteniendo el nivel de nuestro servicio”.

Un premio por su “tecnicidad, especialización y compromiso”

Al entregar las bicicletas en persona, Román ha tenido ocasión de conocer a todos sus clientes. Dice que los perfiles son muy diversos: varias edades, varias nacionalidades y, sobre todo, con varios niveles de experiencia, algo que le sigue sorprendiendo. Tanto por toparse con personas a las que casi les tiene que enseñar cómo montarse sobre las dos ruedas como por otros que llegan con un nivel de preparación altísimo.

Unos y otros, asegura, suelen llegar a destino igual de satisfechos. Prueba de ello es el Premio Pilgrim, creado por una agencia coruñesa especializada en el Camino de Santiago y otorgado a Bike León en la categoría de Colaborador del Año en 2022 por “facilitar un Camino en bicicleta sin contratiempos gracias a su grado de tecnicidad, especialización y compromiso”.

El rostro detrás de la oficina más grande de Galicia

Julián Anca es feliz en Cambados, el municipio gallego de unos 14.000 habitantes donde reside y donde fue durante una década director de su oficina de Correos. Pero en 2011 se decidió a afrontar un salto profesional y aceptó tomar las riendas de la oficina de Santiago de Compostela. Todo un reto al tratarse de la oficina más grande de Correos en Galicia, con 23 empleados y cerca de 120.000 clientes anuales. “Aunque ya no trato directamente con el público, aquí cada día hay situaciones nuevas. No tiene comparación”, argumenta.

Un día allí, explica, es contemplar un trajín de mochilas, bicicletas y de gente yendo y viniendo en ropa de deporte. También una especie de torre de Babel en la que se escuchan todas las lenguas imaginables: “Todos nuestros empleados de las consignas conocen varios idiomas”, revela Anca. En la oficina también venden recuerdos para los turistas, aunque la gran debilidad de los extranjeros son los sellos: “En España no hay tanta devoción por la filatelia, pero ellos se vuelven locos con las ediciones especiales que hace Correos, que son muchas y muy bonitas y cuidadas”.

El galardón, explica Román, es un aliciente para seguir echándole horas y más horas a una pasión que se ha convertido en un oficio, aunque esa emoción de la infancia aún no le abandona. “Ahora que estamos en temporada alta está más complicado. Pero cuando viajo en la furgoneta, siempre llevo la bicicleta. Si estoy en Pamplona, me doy una vuelta en Pamplona. Aprovecho cualquier momento”, confiesa.

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