La Fiscalía pide 36 años de prisión para el asesino confeso de los ancianos de Morata de Tajuña

La Fiscalía solicita 36 años de prisión para Dilawar Hussain F., el hombre acusado de matar a tres hermanos ancianos del municipio madrileño de Morata de Tajuña por una deuda. Los cuerpos de las tres víctimas fueron hallados el 18 de enero de 2024 en su casa, apilados y semicalcinados. Alguien los había matado a golpes. Las pesquisas se centraron desde el principio en este hombre de origen pakistaní, que ya había sido condenado por agredir a una de las hermanas meses antes. Él mismo fue consciente de esta sospecha y acabó entregándose tres días después a la Guardia Civil. Desde entonces, permanece en prisión, donde también mató a su compañero de celda.

Según el relato de los hechos del Ministerio Público, la mañana del día 17 de diciembre de 2023, Dilawar acudió presuntamente al domicilio donde residían Amelia, Ángeles y José y, “tras escalar el muro perimetral, llamó a la puerta del domicilio”. El que abrió fue el hombre, que tenía una discapacidad cognitiva. “Una vez en el interior del domicilio, el investigado, con intención de causarle la muerte o siendo consciente de la posibilidad de que se produjera ese resultado, le propinó a José Gutiérrez múltiples golpes en la cara y la cabeza utilizando para ello un palo de hierro o un objeto contuso, largo, rígido y pesado de similares características”. La muerte por traumatismo craneoencefálico fue instantánea.

A continuación, el investigado acabó supuestamente de la misma manera con la vida de Amelia y después mató a Ángeles, según las conclusiones de la Fiscalía. Siguiendo este relato de los hechos, dos días más tarde, al caer la noche, el acusado regresó a la casa de los ancianos y prendió fuego a los cadáveres, aunque estos quedaron solo semicalcinados.

La fiscalía detalla que “el acusado tenía disminuidas sus capacidades intelectivo-volitivas de forma leve en el momento de los hechos, habida cuenta de que presenta un trastorno de personalidad en donde predominan los rasgos paranoides, observado junto una carga progresiva de frustración vivencial situacional”. Desde el principio, el hombre alegó que había prestado grandes cantidades de dinero a las hermanas, que presuntamente habían caído en una estafa del amor y pensaban que mantenían una relación con sendos militares estadounidenses a los que debían mandar dinero periódicamente.

Los caminos de las ancianas y Dilawar Hussain F. se cruzaron en el locutorio que este regentaba en Arganda del Rey, en uno de estos envíos de dinero, y ellas le prometieron grandes beneficios si le prestaban dinero. Así, el hombre llegó incluso a vender su negocio para prestar a las hermanas 50.000 euros, con la esperanza de que sus beneficios se multiplicarían.

Al pasar el tiempo y ver que esta cantidad no llegaba, el hombre agredió a una de las hermanas por primera vez un año antes del asesinato, un ataque por el que fue condenado por un delito de lesiones. Cuando salió, regresó a la casa de los ancianos en Morata de Tajuña y acabó con su vida. La fiscalía ve en esta acción tres delitos de homicidio, por los que pide 12 años de prisión por cada uno.

Una vez en prisión, también mató a su compañero de celda porque, alegó, no era pulcro y lo miraba de forma extraña cuando se duchaba. De este modo, robó una de las pesas del gimnasio de su módulo y, cuando cayó la noche y su compañero se encontraba tumbado y durmiendo, lo golpeó de forma salvaje en el cráneo.