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Se acabó en Madrid lo de pasar el día entero en la piscina municipal

La medida de cerrar los recintos a la hora de comer se implantó durante la pandemia, para desinfectar las instalaciones, y los usuarios se preguntan por qué el Ayuntamiento sigue aplicándola

Piscina municipal Madrid
Varias personas apuran el baño en la piscina pública de Peñuelas, en el distrito de Arganzuela de Madrid, poco antes del cierre el 4 de julio de 2023.Santi Burgos
Beatriz Olaizola

En una de las paradas de autobús que hay cerca del parque de Peñuelas, en el distrito de Arganzuela, pone que son las 14.30 y que hace 43 grados. La temperatura real es un poco más baja ―entre 35 y 37 grados a esa hora―, pero la marquesina lleva toda la mañana al sol. Es el momento del día en que más fuerte pega, los columpios están vacíos, los bancos desiertos. No hay casi nadie por la calle y el calor aprieta. “En fila india y por la sombra, que aquí nos da el solazo. ¡Por la sombra te digo!”, grita de pronto una madre, con el pelo húmedo, una toalla al hombro y una nevera colgada del brazo. Acaba de salir de las piscinas públicas del distrito y, como ella, las 567 personas que han comprado una entrada para pasar la mañana a remojo, según la aplicación municipal. Para las 15.00, el recinto deportivo tiene que estar vacío y volverá a abrir una hora después. Esta escena se repite cada día a la hora de comer en 20 piscinas públicas al aire libre de la ciudad.

Durante la pandemia de la covid-19, el Ayuntamiento decidió partir el horario de las piscinas municipales, que abrirían en turno de mañana ―de 10.00 a 14.30― y turno de tarde ―de 16.30 a 21.00―, en vez de todo el día seguido, como había ocurrido hasta entonces (abrían 11.00 a 21.00). En las dos horas entre turnos, las instalaciones permanecerían cerradas y se aprovecharía para limpiarlas y desinfectarlas. Tres años después, cuando uno entra en las piscinas de Peñuelas se encuentra con un cartel que reza: “Turnos de acceso”. Ahí se informa a los ciudadanos de que podrán darse un chapuzón entre las diez de la mañana y las tres de la tarde o entre las cuatro de la tarde y la nueve de la noche. “De 15.00 a 16.00 se realizarán tareas de limpieza y desinfección de todas las dependencias de la piscina”, se explica.

La decisión de mantener el horario partido, especialmente durante los fines de semana, no convence a todos los usuarios, que se ven obligados a interrumpir su día de piscineo a mitad de tarde y cuando más calor hace. “Uf, golpe de realidad”, le dice una joven a su amiga nada más salir, todavía con el pelo mojado. “No quiero morir por el sol”, añade un niño con bañador verde a su madre, antes de enfilar la cuesta hacia casa. Carmen Moreno, de 35 años, sale con una bolsa de playa y resume bien lo que muchos se preguntan al dejar del recinto y comentan en redes sociales: “¿Por qué se mantiene el horario covid? Te quedas una hora colgada y a las dos y pico ya empiezan a echarte. Es inentendible, muchos lo hablamos en la piscina”.

Un portavoz del Ayuntamiento señala que, aunque la medida fue consecuencia de la covid-19, “hoy permite continuar las labores de limpieza y, sobre todo, se ha revelado como un instrumento muy eficaz para aumentar la seguridad en los recintos, al reducir incidentes que eran recurrentes y constantes en determinadas piscinas”. También que, al partir la jornada, “optimiza el número de plazas disponibles” y permite a más personas disfrutar de las instalaciones. Aunque para esta temporada no se planteó la posibilidad de volver al horario continuado, el portavoz indica que “puede valorarse para un futuro”.

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Los socorristas y empleados municipales avisan a los usuarios de que deben abandonar las instalaciones media hora antes, porque para las 15.00 no puede quedar nadie en el recinto y cierran los vestuarios. “Son las 14.30 y están pitando para que salgamos del agua ya. A las 14.35 ya está el limpiador de fondos. La entrada convencional y los baños se cierran a las 14.45, sin embargo, la entrada es hasta las 15.00. No entiendo para qué cierran una hora para tareas de mantenimiento si esas tareas también las llevan a cabo antes”, describe la usuaria Eva García en una reseña de Google de hace apenas dos semanas.

Moreno coincide: “Al final, es menos tiempo aún. Antes, salía de trabajar y me venía con una ensalada a las dos y media para darme un chapuzón, ya con el bikini puesto y echar la tarde. Ahora no puedo, porque me quedarían 10 minutos o ya esperar hora y media hasta las cuatro”. “Y luego está lo de las entradas”, añade.

Familias, grupos de amigos y parejas salen de la piscina municipal de Peñuelas, en el distrito de Arganzuela de Madrid, el 4 de julio de 2023.
Familias, grupos de amigos y parejas salen de la piscina municipal de Peñuelas, en el distrito de Arganzuela de Madrid, el 4 de julio de 2023. Santi Burgos

Otra de las novedades que se implementó durante la crisis sanitaria fue la reserva y venta de entradas de forma telemática. El 95% ―el porcentaje restante es de venta en taquilla para mayores de 65 años o personas con el carné de deporte especial― deben adquirirse, aún hoy, online a través de la página web del Ayuntamiento o de la aplicación “Madrid móvil”. Con 20 piscinas abiertas (de las 22 que hay, porque las de Hortaleza y Vicente del Bosque están cerradas) para 3,3 millones de habitantes, toca a 165.000 ciudadanos por piscina y las que más aforo tienen hueco para entre 1.000 y 1.700 usuarios. Que empiece la guerra. La organización de consumidores Facua ha pedido al Gobierno municipal que “aumente de forma urgente” la venta de entrada en taquilla, porque consideran que la venta en línea es “discriminatoria”.

En Peñuelas, en pleno centro de Madrid, se venden en línea 567 entradas en turno de mañana y 617 en turno de tarde: 1.184 personas en total, según la aplicación municipal. El sistema está pensado para adquirirlas con 48 horas de antelación. Si alguien quiere ir a la piscina el sábado, tendrá que estar muy atento el jueves, porque la hora de venta matutina arranca en la web municipal a las 9.00 horas y la vespertina, a las 15.00.

En piscinas como la de Arganzuela, conseguir entrada se ha convertido en una odisea y en menos de 10 minutos ya se han vendido todas, como si fuera el concierto de una banda o cantante mundialmente famoso. “Tienes que estar a la hora en punto lista para comprar y como es horario partido, te toca hacer el trámite dos veces distintas si quieres pasar el día en la piscina”, se queja Moreno. Aun así, el precio no aumenta con los turnos: la entrada general para un adulto son 2,25 euros para medio día, y antes eran 4,5 euros el día entero.

Al cerrar durante una hora, las personas que no vivan cerca y vayan a volver después, tienen que esperar por la zona. “No compensa irse”, dice una joven en su grupo de amigos. “¿Vamos a un bar, entonces?”, responde otra. Dos chicas comen una ensalada de táper en uno de los bancos que están a la sombra, a 30 metros de la piscina. Ana María Fernández sí vive en el barrio y lleva años yendo a Peñuelas. Para ella, el horario partido tiene ventajas. “Antes el aforo era mayor, se llegaban a las 1.000 personas. Eso era toalla tras toalla y piscina no es tan grande [hay tres vasos]. Así das más oportunidad a otras personas a entrar”, opina.

A las 15.05, ya solo quedan los empleados, pero en menos de 60 minutos, una fila de personas ocupará la delgada franja de sombra que bordea el recinto, esperando para volver a zambullirse.

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Beatriz Olaizola
Es reportera en la sección de Madrid. Antes escribió reportajes para eldiario.es en el País Vasco, donde cubrió sucesos y temas sociales, políticos y culturales. También realizó prácticas en la Agencia EFE. Graduada en Periodismo por la Universidad del País Vasco y máster en Periodismo UAM- EL PAÍS.

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