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Sin opción a dejar el bilingüismo en el instituto: “La libertad de elección no existe en Madrid”

La Comunidad de Madrid se niega a abrir un nuevo grupo de primero de la ESO en el instituto Pablo Neruda de Leganés, lo que obliga al centro escolar a subir la ratio a 32 alumnos por clase

La entrada del instituto público Pablo Neruda, en Leganés.
La entrada del instituto público Pablo Neruda, en Leganés.Patricia Segura
Patricia Segura

Quedan dos semanas para que los alumnos de secundaria empiecen un nuevo curso escolar. Y Caridad Moreno, de 46 años, no sabe aún dónde estudiará su hija Irene, de 11 años, el primer día del instituto: “Vamos a ir a la carrera a hacer la matrícula y a comprar los libros en septiembre. Mi hija está desmotivada y desorientada”. De momento, y en contra de su voluntad, la pequeña seguirá estudiando en inglés, mientras su madre busca, desesperada, otras opciones en algún colegio concertado de Madrid en el que queden plazas libres. “La libertad de elección no existe”, opina, indignada. Como Irene, una veintena de alumnos que comienzan primero de la ESO no han sido admitidos en su primera opción con clases en español: el Instituto de Enseñanza Secundaria Pablo Neruda de Leganés. Ante el exceso de demanda, las familias, con el apoyo del director del centro escolar, reclamaron la apertura de un nuevo grupo de primero de la ESO. Pero, la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid se ha negado a materializar sus súplicas. “No es necesario abrir una nueva línea en este instituto, ya que no hay alumnos suficientes para hacerlo y existen plazas libres en varios IES cercanos”, explica su portavoz.

¿Cuántas peticiones se necesitan para abrir una nueva clase? Desde la Consejería de Educación explican que depende de las necesidades de escolarización. “En este caso, hay plazas libres en centros del entorno. Si hay un número de peticiones de alrededor de 20, lo normal es abrir un nuevo grupo, pero si hay menos y hay posibilidad de plazas en la zona se escolariza en otros centros”, añaden. Según su portavoz, en este caso se trata de “14 familias que ya tienen a sus hijos matriculados en institutos del entorno”.

Entre ellas está Irene, a la que se le ha asignado el centro de referencia del colegio bilingüe Constitución 1812, en el que ella ha estudiado y que tiene un solo centro adscrito de Secundaria donde se le garantiza la plaza. Pero en su caso esta era su última opción. Su madre, Caridad Moreno, espera poder matricularla en septiembre en otro instituto con plazas libres que no sea bilingüe: “Me fastidia tener que llevarla a un concertado, pero sería el único en el que podría entrar. También tengo que ver si puedo permitírmelo. Además, tendría que coger coche, cuando para ir al primero que elegimos hay un autobús que le deja en la puerta y podría comer con los abuelos”.

En la misma situación se encuentra Rubén, de 11 años. Su madre, Verónica de la Llave, de 44 años, explica su resquemor: “Él está enfadado. Tiene educación física, plástica y una hora adicional en inglés. Estoy cansada de que la pobre criatura tenga que estudiar historia de España en inglés. Luego le preguntas la versión en castellano y no sabe qué es la Reconquista. Es un déficit de cultura general”, opina. Comprobar las listas de admisión en junio a través de la Secretaría Virtual fue un jarro de agua fría. Entre los 26 niños del listado de los que se quedaron sin plaza, que aún guarda en la galería de fotos de su móvil, estaba su hijo.

Salir del bilingüismo

Lo mismo cree la madre de Gabriel, de 12 años, que también empezará en septiembre una nueva etapa en su última opción. María Ángeles de la Zarza, de 47 años, se ha visto obligada a matricularlo en un colegio al que no quiere ir. “No nos dan la oportunidad de salirnos del bilingüismo”, se queja. “Las dos primeras opciones eran no bilingües, pero no escuchan a las familias. Solo te dan la primera opción si eliges el que toca, el que no está demandado o si es un concertado”.

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La negativa de la Administración para abrir otra línea en el Pablo Neruda tiene otra consecuencia, la masificación de las aulas. A principios de año, el consejero de Educación, Universidades y Ciencia, Enrique Ossorio, anunciaba que la Comunidad iba a invertir 156 millones en colegios e institutos públicos para comenzar su adaptación a la bajada de ratios. Sin embargo, en el Pablo Neruda, referente para alumnos con discapacidades motoras, van a subir el próximo curso. Su director, Borja Rodríguez, explica que con la apertura de una nueva línea se bajarían las ratios a 28: “Nuestros primeros de la ESO estarán con 31 y 32 alumnos. Me he tenido que pasar de la ratio [30 estudiantes por clase] porque había familias que se habían quedado fuera y han entrado por reagrupación familiar”. A pesar de tres escritos, una reunión, 700 firmas y un recurso al alza por parte de las familias, la Consejería ha denegado la petición.

Las madres Verónica de la Llave y Caridad Moreno enseñan las pancartas de su reivindicación en Leganés.
Las madres Verónica de la Llave y Caridad Moreno enseñan las pancartas de su reivindicación en Leganés.Patricia Segura

El instituto, que acoge a 1.000 alumnos desde primero de la ESO hasta ciclos formativos, ocupa dos manzanas y cuenta con pistas de fútbol, baloncesto y voleibol, en una avenida que aglutina más de seis centros públicos. Todas las familias coinciden en sus motivos de elección: el programa educativo es en español y los alumnos de primero y segundo de secundaria dan sus clases en un edificio único, separado por una calle transitada por coches y unos barrotes rojos del bloque de los más mayores. El exceso de demanda de este año ha sido algo inédito por la apertura de una nueva línea en uno de los colegios de Primaria adscritos al centro, cuyos alumnos pasarán este año al Pablo Neruda. Así lo explica su director, Borja Rodríguez: “Una vez finalizado el proceso de admisión vimos que había más solicitudes que plazas ofertadas —120 plazas en cuatro grupos de 30 alumnos cada uno—. En los 12 años que llevo aquí no había pasado nunca”.

Ha sido un proceso largo que empezó en mayo con las solicitudes de admisión y, posteriormente, con las reclamaciones, sin éxito, de las familias. María Carmen Morillas, presidenta de la Federación de la Comunidad de Madrid de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado Francisco Giner de los Ríos, denuncia la inacción de la Consejería, tras conocerse el mes pasado que los institutos madrileños contarán con casi 1.000 profesores menos y afectará, sobre todo, a los del sur de la región: “Alegan que hay que optimizar los recursos y se saltan otro tipo de circunstancias que deberían ser prioritarias, como son las humanas. Estos niños están en tierra de nadie, dispersados por los institutos de Leganés”.

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