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Por qué se cierran El Retiro y los otros ocho parques históricos de Madrid cuando hace mucho calor

Rita Maestre acusa al alcalde de “desafiar la lógica” y Almeida le responde que el protocolo lo aprobó Carmena

Un trabajador de seguridad cierra al público una de las entradas al madrileño parque del Retiro, el pasado marzo.
Un trabajador de seguridad cierra al público una de las entradas al madrileño parque del Retiro, el pasado marzo.Jaime Villanueva
Victoria Torres Benayas

Como cada vez que se cierra el parque del Retiro de Madrid y los otros ocho jardines históricos de la ciudad en aplicación del protocolo de “situaciones meteorológicas excepcionalmente adversas”, arrecian las críticas contra el Ayuntamiento por impedir el uso de los grandes pulmones verdes, que pueden actuar de refugio climático contra el calor ―Barcelona puso en marcha en 2019 una red de espacios, que este verano ya suma 202, mientras en Madrid no hay nada similar―. “Tenemos un alcalde que desafía la lógica. Los árboles dan sombra y bajan la temperatura, pero Almeida parece no entenderlo y sigue cerrando parques”, tuiteó el lunes la portavoz de Más Madrid, Rita Maestre. “El protocolo que ha conllevado el cierre lo aprobó Manuela Carmena”, le contestó el alcalde. Al margen de la refriega política, muchos ciudadanos han expresado su queja en Twitter.

El Retiro, El Capricho, Sabatini, la rosaleda del parque del Oeste, Juan Carlos I, Juan Pablo II y las quintas de Fuente del Berro, los Molinos y Torre de Arias cerraron el domingo entre las 15.00 y las 21.00 al haberse activado la alerta roja ―la máxima de una escala de cuatro, que implica un riesgo muy importante de caída de ramas y arbolado― por condiciones adversas de viento y altas temperaturas. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) esperaba rachas de hasta 55 kilómetros por hora y 39° ―finalmente fueron de 45 y 39,2°―.

El lunes, entre las 12.00 a 18.00, la alerta fue naranja ―tercer nivel, riesgo importante― en los nueve parques, por lo que se prohibió el acceso a zonas infantiles, deportivas y de mayores y a los jardines de Cecilio Rodríguez, entre otras áreas. Además, se aconsejó no pararse bajo los árboles. Este martes, de 21.00 a 24.00 la alerta es amarilla ―cierta probabilidad de caída―, que implica que algunas zonas están balizadas. Tres días consecutivos de restricciones totales o parciales.

Este periódico pidió explicaciones, a través del servicio de prensa, a Borja Carabante, delegado de Medio Ambiente, y a Francisco Muñoz, director de zonas verdes, pero el Ayuntamiento declinó hacer declaraciones ―”no tenemos nada más ni nada nuevo que decir”― y se remitió a sus comunicados y vídeos. Más Madrid sí respondió. “Carece de sentido y resulta incomprensible la forma en que Almeida está aplicando el protocolo”, afirman fuentes del partido, para el que “sin duda hay que revisar” el protocolo.

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A juicio de Más Madrid, “es urgente el rigor y la transparencia. No sabemos cuáles son los motivos por los que se han cerrado los parques muchas ocasiones, no hay datos objetivos que lo avalen. No tiene sentido que en plena ola de calor, solo estaría justificado en caso de mucho viento, pero no siempre ha sido así”, concluye el partido, para el que el verdadero motivo de esta política es que “Almeida es alérgico a los parques y no quiere ni oír hablar del cambio climático”. Más Madrid apunta a un problema de fondo: hay que transformar Madrid para adaptarla a la nueva realidad del clima.

El Ayuntamiento, que tiene un visor para consultar el estado de los parques y las alertas, recuerda que el protocolo tiene como “principal objetivo garantizar la seguridad de la ciudadanía y de los empleados de los parques”. En un vídeo, el director de zonas verdes detalla que el cierre se aplica para evitar “los riesgos derivados de la dinámica de los árboles”. “Se actúa con dos criterios fundamentales, la velocidad y la temperatura. Se ha constatado científicamente que, en función de ambos parámetros, hay mayores riesgos de que los árboles puedan volcar o fracturar ramas, con el consiguiente peligro”, afirma Francisco Muñoz, que puntualiza que se clausuran los históricos porque es donde están los ejemplares más grandes y “de mayor longevidad, más susceptibles a sufrir estrés por calor, viento o humedad del suelo”. Incluso en árboles sanos y sin viento se puede producir la caída repentina de ramas si hace mucho calor, el efecto llamado summer branch drop.

El plan establece cuatro niveles ―del verde, normalidad, al rojo―, que se activan cuando se prevé que se superen determinados umbrales de viento, humedad del suelo, temperatura, lluvia y nieve según el boletín diario que Aemet envía al Ayuntamiento a las 17.00 para el día siguiente, explica el Consistorio en una nota. ¿Pero cómo es posible que días en los que no hay avisos meteorológicos se dispare el protocolo? Suele ocurrir y la respuesta es porque ambos semáforos miden cosas distintas. Los avisos de Aemet se activan cuando se superan los niveles normales y el protocolo, cuando se dan determinadas condiciones meteorológicas pueden suponer un riesgo en un parque como el Retiro, que data de 1767 y tiene 20.000 árboles ―un informe de 2015 consideró que el 7% estaban viejos o decrépitos―.

Por ejemplo, el domingo toda la Comunidad de Madrid tenía aviso amarillo de Aemet ―el más bajo― por calor, pero no por viento y lo mismo ocurrió el lunes. “Los cálculos se realizan a través de una fórmula matemática que cruza datos generales con la ubicación y la superficie de los parques, por lo que a veces no coinciden con las previsiones” generales, explica el Consistorio. “Aunque pueda parecer que hace buen tiempo, sin demasiado viento, hay factores meteorológicos que, al actuar simultáneamente, pueden favorecer la caída de ramas”, añade Rubén del Campo, portavoz de Aemet.

Niveles y medidas del protocolo de parques de Madrid.
Niveles y medidas del protocolo de parques de Madrid.

El protocolo fue aprobado en junio de 2019, con el Gobierno de Carmena en funciones, pero la idea venía de atrás. En junio de 2014, un hombre de 38 años murió al caerle encima una rama de 400 kilos cuando jugaba con sus hijos en el Retiro. La conmoción fue tal que Ana Botella puso en marcha al mes siguiente un comité de expertos para evaluar el estado del parque y en febrero de 2015 anunció un plan para cerrarlo total o parcialmente.

En mayo de 2016 comenzó a aplicarse el primer protocolo, pero en marzo de 2018 falleció un niño de cuatro años aplastado por un enorme pino. Este suceso llevó a revisar el protocolo y a endurecer las condiciones para decretar el cierre: antes hacían falta vientos de más de 85 kilómetros y ahora, de 55 si hay más de 35° y de 65 si la temperatura es menor. El resultado es un cerrojazo: entre mayo de 2021 y de 2022 los nueve parques estuvieron total o parcialmente clausurados 161 días, casi uno de cada dos, según El Periódico de España. De abril a junio de este año, según el Ayuntamiento, ha habido seis cierres totales.

Detrás del protocolo planea el miedo. “Cerrar los parques es una idea pésima”, afirma Luciano Labajos, jardinero y miembro de Ecologistas en Acción, que recuerda que “en París se ha ampliado su horario durante la ola de calor”. “En Madrid hay una aplicación rigorista de los protocolos y se debería ser más permisivo y revisarlos pero, como ha habido caídas de ramas en olas anteriores, no quieren tener accidentes y prefieren curarse en salud”, afirma este experto. “En las olas baja el viento, por lo que cerrar los parques no tiene sentido. Es verdad que se puede producir una desecación rápida de ramas en mal estado, troncharse y caer, pero hay soluciones alternativas como aumentar la vigilancia o limitar acceso a ciertas zonas, pero no cerrarlos del todo, porque al final el mal es mayor: privar a miles y miles de ciudadanos de la sombra”, argumenta. En Madrid hay 300.000 árboles de calle de los que también pueden caer ramas, ¿y qué hacemos, cerramos las calles? Y no todos los parques tienen la misma problemática que El Retiro, porque Juan Carlos I y Juan Pablo II son nuevos”, reflexiona Labajos, que pide “repensar la ciudad porque vamos a un mundo cada vez más cálido”.

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Sobre la firma

Victoria Torres Benayas
Redactora de la sección de Madrid, también cubre la información meteorológica. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra, cursó el máster Relaciones Internacionales y los países del Sur en la UCM. En EL PAÍS desde el año 2000, donde ha pasado por portada web, última hora y redes, además de ser profesora de su escuela entre 2007 y 2014.

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