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Una trabajadora municipal, sobre el espionaje a Ayuso:“No daba crédito. Yo me enteré por la radio”

La comisión de investigación continúa este lunes con la gran ausencia de Ángel Carromero, mano derecha del alcalde de Madrid, que no descarta acudir más adelante

Manuel Viejo
El concejal de Cs, Santiago Saura, preside la segunda sesión de la Comisión de Investigación por el presunto espionaje a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en el Salón de Usos Múltiples del Edificio de Grupos Municipales.
El concejal de Cs, Santiago Saura, preside la segunda sesión de la Comisión de Investigación por el presunto espionaje a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en el Salón de Usos Múltiples del Edificio de Grupos Municipales.A. Pérez Meca (Europa Press)

El escándalo del intento de espionaje a la presidenta Isabel Díaz Ayuso a través de empresas públicas del Ayuntamiento de Madrid ha colocado a los altos funcionarios de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) en el disparadero, ajenos a esta trama política. Los grupos municipales tratan de dirimir desde hace una semana si, finalmente, ha existido un contrato público que vincule de alguna manera a la institución madrileña con una agencia de detectives. María Teresa Peral García, la jefa del departamento de contratación de la EMVS, ha dicho que esto es imposible. “No se ha iniciado ningún expediente de estas características. Si alguien decidiera poner en marcha unos servicios de espionaje, se abriría un expediente y el superior diría: ‘¿Esto qué es?’. No se puede hacer”.

La sesión, que tenía prevista una duración de 90 minutos, apenas ha durado 50. No ha habido preguntas de Vox. Ha quedado muy claro por parte de la alta funcionaria que este tipo de contratos es imposible que se pueden hacer en una empresa municipal. “Nosotros tramitamos estos contratos a través de una aplicación”, ha dicho. “Con esto se garantiza la confidencialidad de todos los procesos. Es imprescindible hacer estos pasos. Nosotros verificamos los contratos establecidos, como los auditores”. Lo más llamativo ha sido el día que tuvo conocimiento de este intento de espionaje. “No daba crédito a lo que estaba escuchando. Yo me enteré por la radio”. Fue el 17 de febrero. Días más tarde, contó, le pidieron una relación de contratos desde el 8 de julio de 2019―inicio del mandato de José Luis Martínez-Almeida― hasta febrero de este año.

El segundo compareciente de la mañana es el gerente de la EMVS, José Antonio Acosta Morales. La mañana ha estado marcada por las grandes ausencias. Ni Ángel Carromero, que fue el director general de coordinación de Alcaldía y sobre el que recaen todas las miradas desde entramado, ni Mercedes González, la delegada de Gobierno, han podido acudir. Mientras Gónzalez sí ha dicho que vendrá más adelante, Carromero, según fuentes de su entorno, no ha tomado una decisión. Ninguno de los citados tienen la obligación de ir, ni siquiera los cargos del Consistorio.

Almeida siempre ha dicho ante la prensa que él recomendaba a Carromero que fuera, sí o sí. Desde que estalló el escándalo, cuentan en su entorno, no ha salido ni una prueba contra él. ¿Acudirá más adelante? De momento, se lo está pensando. ¿Qué hará Almeida con Carromero si, finalmente, no se demuestra que estaba detrás del intento de espionaje?, ¿y si se demuestra lo contrario? Haga lo que haga el ex director general de Coordinación de la Alcaldía, será polémico.

Quienes conocen a Carromero detallan la amistad que le unía con Almeida. Por eso, el día en que estalló el escándalo del intento de espionaje a la presidenta madrileña, Almeida aseguro en su comparecencia ante los medios que su amigo no tenía nada que ver con este asunto. Horas más tarde, sin embargo, entregó su cabeza tras mantener una conversación con él.

Almeida aseguró ante los medios que esa misma tarde le había vuelto a pedir explicaciones tras las nuevas informaciones publicadas y que él, de nuevo, lo negó todo. El alcalde le dijo entonces que el prestigio de la institución de todo un Ayuntamiento estaba en juego. Carromero, siempre según la versión del alcalde, le dio la razón. Y dimitió para defenderse de estas acusaciones. “No hay nada que ocultar con esa dimisión”, dijo Almeida en un pleno extraordinario días más tarde.

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Esa misma tarde, en una conversación con este periódico, Carromero respondía así:

―¿Por qué entrega su cabeza al alcalde entonces?

―Me voy para no poner en riesgo el Ayuntamiento, sabiendo que ninguna de las acciones que dicen que he hecho lo he hecho.

― Con esto queda en evidencia que ha podido estar detrás...

—Yo no tengo que demostrar qué he hecho. Que lo muestren.

La comisión de investigación concluirá, si va según lo previsto, en mayo.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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