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La botella de whisky más cara de Madrid: 15.000 euros

El lucrativo mercado de las ediciones limitadas de esta bebida, cuyo valor ha crecido un 540% en una década, ha despertado el interés de un grupo muy selecto de madrileños

Marina Gámez, gerente de la tienda Johnnie Walker de Madrid, coloca en su sitio la botella Ruby Reserve 40 años, que tiene un precio de 15.000 euros.
Marina Gámez, gerente de la tienda Johnnie Walker de Madrid, coloca en su sitio la botella Ruby Reserve 40 años, que tiene un precio de 15.000 euros.Jaime Villanueva
Fernando Peinado

La botella más cara de la tienda Johnnie Walker de Madrid tiene una etiqueta con un precio de 15.000 euros, una joya expuesta demasiado cerca de la puerta de entrada en la calle de Serrano, la Milla de Oro. Pero si algún espabilado quisiera salir a la carrera con ella se iba a llevar un chasco. “Es una dummy”, una botella vacía, explica la gerente, Marina Gámez.

La tienda de este whisky escocés está en la desembocadura de esa calle en la Puerta de Alcalá y es lo que se conoce en el mundillo comercial como una flagship, establecimientos icónicos que buscan deslumbrar al público. Aquí llegan clientes con billeteras abultadas, sobre todo hombres. Algunos compran de manera impulsiva, animados tras una comida en el distrito de Salamanca; otros son mentes frías y bien informadas, buenos conocedores de este mercado lucrativo. Según el índice previo a la pandemia de inversiones de lujo elaborado por la consultora Knight Frank, las ediciones limitadas de whisky se habían revalorizado un 540% en la década anterior.

La botella más cara se llama Johnnie Walker Master’s Ruby Reserve y durante un año ha sido la estrella del establecimiento, pero va a ser desbancada este otoño por otro ejemplar de una edición aún más selecta, con un precio de 22.000 euros, más que el salario mediano anual en España. Este distrito de Madrid es una gran área comercial de lujo donde las botellas de alcohol más caras ni siquiera se acercan en precio a los bolsos de piel de cocodrilo o a las piedras preciosas de sus joyerías. La pandemia estuvo a punto de tumbar aquí a muchos comerciantes, pero ahora dicen que ha vuelto la alegría.

Varias tiendas del distrito de Salamanca están especializadas en bebidas caras. El vino selecto ha sido un producto de inversión desde hace mucho tiempo. En Lavinia, una botella de 75 centilitros cosecha 2011 de la bodega francesa Romanée Conti se vende por 45.000 euros. En Mantequerías Bravo, un ultramarinos con 90 años de historia, tienen una caja con una edición limitada de ocho botellas de esa misma marca por 70.000 euros.

Coleccion de ocho botellas de vino valoradas en 70.000 euros, en Mantequerias Bravo, en Madrid.
Coleccion de ocho botellas de vino valoradas en 70.000 euros, en Mantequerias Bravo, en Madrid.Jaime Villanueva

Johnnie Walker ha vendido en Madrid tres ejemplares de su Ruby Reserve, dos de ellos en los últimos 15 días. Son las botellas que les envió la central en Escocia, una edición limitada de 398 unidades para todo el mundo. Cuando se agotan, el precio empieza a subir en el mercado secundario. La botella más cara jamás vendida en una subasta en el mundo es un whisky irlandés de Craft Irish Whiskey Co. que fue adjudicada por dos millones de dólares el 17 de marzo, Día de San Patricio de este año.

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Desde que existen las apps de subastas en Internet (como Catawiki o Whisky.Auction) es más fácil encontrar un comprador en otro rincón del globo y eso explica en parte el alza de este producto como objeto de inversión. Otra razón es el ascenso de China, cuya élite bebe entusiasmada el whisky más selecto.

La bonanza de este mercado exclusivo ha impulsado en Madrid a una asociación de aficionados, Whisky Club Madrid, que fue fundada en 2017 y tiene ya cerca de 150 miembros. Se ven dos veces al mes en un reservado del restaurante Tacazzo, junto al Parque del Retiro. Unos son consumidores aficionados; otros son inversores y coleccionistas. “Esto ha crecido mucho. Surgió entre cinco o seis que nos reuníamos para compartir una botella cara. Es una pequeña bola que se ha hecho grande”, explica un cofundador, Christian Enache, un rumano de 42 años que lanzó el club con Eduardo Jiménez, un venezolano de su misma edad.

Museos privados

Hay madrileños que, según los entendidos, han armado en casa su museo privado con hasta 3.000 botellas de whisky. Los coleccionistas más conocidos son algunos dueños de restaurantes, como Guillermo Reviriego, propietario de Kasanova. Su negocio es un italiano especializado en destilados. La bebida reina en su local, como en el resto de España, sigue siendo el gin-tonic, pero dice que el whisky recorta terreno, en buena parte espoleado por los nuevos vecinos del distrito de Salamanca procedentes de allende los mares. “Este mercado va al alza gracias a los latinoamericanos ricos”, cuenta él. “De Jorge Juan a la calle de Alcalá tenemos un hervidero de latinoamericanos y cuando acaban de comer quieren tomarse su whiskito”.

De hecho, uno de los motivos por los que Diageo, el grupo propietario de Johnnie Walker, eligió Madrid para abrir en 2018 su primera tienda flagship del mundo es la popularidad del whisky entre los latinoamericanos ricos. En su continente, el rango de las etiquetas de Johnnie Walker es un símbolo de estatus habitual (rojo, negro, doble negro, verde, oro, 18 y azul). “En algunos países de Latinoamérica cuando vuelves de una boda no te preguntan por qué había en el menú, sino por el color del whisky”, dice el embajador en España del portafolio de lujo de Johnnie Walker, Jorge Pineda, que es de origen argentino.

Ahora, en el puñado de tiendas especializadas no parece haber ningún whisky en venta más caro que el Ruby de Johnnie Walker. El récord posiblemente lo tenga la tienda gourmet del Corte Inglés de la Castellana, que vendió en las Navidades previas a la pandemia una botella por 40.000 euros. Era un Macallan 1952 The Red Collection y se lo llevó un “turista recurrente de origen asiático”, según una portavoz de estos grandes almacenes.

En la tienda especializada en destilados Lafuente, en el distrito de Salamanca, hacen mucho negocio gracias a los clientes que salen de un restaurante que tienen al cruzar la calle con un precio medio de entre 60 y 70 euros por comensal. Los whiskies caros están en una sala protegida por una puerta de vidrio cerrada con llave. “De pronto, se llevan dos botellas”, cuenta un dependiente, John Illescas. “Una tarde entró un venezolano que vivía en Estados Unidos y se dejó más de 12.000 euros”.

Pero el récord de esa tienda lo batió antes de la pandemia un cliente al que ni siquiera vieron la cara. Compró por 26.000 euros un whisky Glenfiddich de 50 años. “Solo supimos que era de Rusia”, explica el dependiente. “Vino una empresa de transportes y se llevó la botella”.

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Fernando Peinado
Es reportero de la sección de Madrid desde 2018. Antes pasó ocho años en Estados Unidos donde trabajó para Univision, BBC, AP y The Miami Herald. Es autor de Trumpistas (Editorial Fuera de Ruta).

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