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PP y Ciudadanos reniegan del ‘bono libro’ para los desfavorecidos

En los presupuestos del área de Levy han desaparecido los 600.000 euros destinados a esta medida de fomento de la lectura y en la Comunidad han votado en su contra

Librería Gaudí, en el centro de Madrid.




Foto: Inma Flores
Librería Gaudí, en el centro de Madrid. Foto: Inma FloresINMA FLORES

El Ayuntamiento de Madrid no ha incluido en el proyecto de presupuestos de 2021, que se deben votar a finales de diciembre, la creación de un bono libro para la población con menos recursos. La medida está recogida en los Acuerdos de la Villa, aprobada por unanimidad el pasado julio, y presupuestada en 600.000 euros. Según la iniciativa socialista aplaudida por el resto de grupos políticos en un principio, cada familia beneficiada dispondría de 25 euros para gastar en el libro que quisiera. En dichos acuerdos se aclaró que debería haberse aplicado en 2020 “si hubiera presupuesto para su desarrollo”. Y de no ser posible, el compromiso era incluirlo en las cuentas de 2021. Sin embargo, en el proyecto de los presupuestos destinados a cultura para el próximo año, el bono libro ha desaparecido.

El grupo municipal socialista planteó la idea para ayudar al sector de las librerías madrileñas, “por ser uno de los más afectados por la crisis del covid-19”. El bono destinado a las familias vulnerables inscritas en los registros de servicios sociales de la capital, para que los niños puedan adquirir el libro que más les interese, se planteó en colaboración con el Área de Familias. Desde este departamento establecerían el criterio y facilitarían el listado de las familias que se pueden beneficiar y en ningún caso ese listado se haría público, apuntan desde el Área de Familias.

Desde el Gremio de Librerías de Madrid reconocen estar “muy decepcionados” con la exclusión de la propuesta aprobada por todos los grupos municipales. Después de haberse reunido con ellos durante meses, no se explican las razones para retirarlo. Lola Larumbe, librera en Alberti, cuenta que un bono libro sería “una excelente noticia” porque es promoción de la lectura. “Hay casas que no pueden permitirse comprar un libro. Esta medida beneficiaría al sector y a la parte más necesitada de la población”, cuenta la librera. Al cierre de esta edición, el Área de Cultura se ha puesto en contacto con el Gremio para convocar una reunión de urgencia al respecto, para la semana que viene.

Acuerdo unánime

Mar Espinar, portavoz del grupo socialista, propuso la idea del bono libro para los Acuerdos y muestra su sorpresa ante la desaparición de la medida. “Espero que no menosprecien lo acordado y ejecuten la partida que aprobamos. Una mujer vale lo que vale su palabra”, aclara Mar Espinar en referencia a Andrea Levy, responsable del Área de Cultura del Consistorio. Desde este área se apunta que hasta la votación “se pueden introducir enmiendas”.

Sin embargo, los Acuerdos de la Villa, en principio, no están pendientes de negociación, porque las medidas que recogen fueron aprobadas y firmadas por todos los grupos políticos con el compromiso de ejecutarlas en los presupuestos. A pesar de no haberlo tenido en cuenta para 2021, desde Cultura aseguran que en su “voluntad” está “valorar las fórmulas para llevar a buen término la medida”. El pacto fue aprobado hace medio año y por el momento no se ha hecho.

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Hace una semana, en una comisión en la Asamblea de Madrid, Ciudadanos, PP y VOX votaron en contra (10 votos) de poner en marcha un bono libro en la Comunidad de Madrid. A favor (9), Más Madrid, Podemos y PSOE. La excusa del rechazo que dio la portavoz de Ciudadanos, Esther Ruiz, fue “problemas técnicos” para ejecutarla. Según dijo en la última Comisión de Cultura, las listas de beneficiarios incumplirían con la Ley de Protección de Datos, pero en ningún caso, como ya apuntaban desde el Ayuntamiento, son publicadas. En este caso la propuesta partió de Jazmín Beirak, de Más Madrid, que señala que “un trámite así implica un trabajo y coordinación técnica, que la Consejería de Cultura no parece estar dispuesta a llevar a cabo”. “Las dificultades técnicas son un pretextos, porque lo que haces es aprobarla y luego la desarrollas en enmiendas”, añade Beirak.

Dinero en mano

Lo más llamativo de este caso es que el pasado mes de abril, durante el confinamiento, la consejera de Cultura, Marta Rivera de la Cruz, firmó una carta dirigida a José Manuel Rodríguez Uribes, ministro de Cultura, con 14 peticiones urgentes. Entre ellas figuraba la creación de un bono cultural “para adquisición por parte de los ciudadanos de bienes y servicios culturales”, como libros, cine, espectáculos en vivo, etc. Y apremió al ministro para que implantara su idea: “Que deba hacerse efectivo en las semanas inmediatamente posteriores a la vuelta al estado de normalidad de las industrias culturales”. Ahora su grupo político ha votado en contra del bono libro y contradice la reclamación de Rivera de la Cruz: “La solución no es dar dinero en mano, sino conectar los recursos”, asegura un portavoz del grupo Ciudadanos a EL PAÍS, que indica que prefieren reforzar las más de 200 bibliotecas públicas de la Comunidad de Madrid con más adquisiciones.

Los madrileños son los españoles que más leen. El 72,8% de ellas y de ellos lo hacen por ocio y en su tiempo libre. En el País Vasco son el 65,6% y la media española es el 62,2%. A pesar de ello, en el País Vasco han implantado el bono cultural desde hace años. Javier Cámara, librero de Bilbao, asegura que la Diputación y el Ayuntamiento entregan 20 euros por cada 20 euros invertidos en compra cultural. “Los bonos se agotan en horas y nosotros notamos mucho el incentivo en las librerías. Es muy positivo”, cuenta Cámara.

Las librerías madrileñas reclaman lo mismo a las corporaciones locales y autonómicas, para que se impliquen en el fomento y el consumo. Reclaman más apoyo al consumo y al consumidor, como hace la industria automovilística, que por eso parece no estar subvencionada.

Manuel González, presidente de la Asociación de Editores de Madrid, recuerda que siempre han defendido la idea de un bono libro para el fomento de la lectura, sobre todo para la franja de edad en la que se abandona, entre los 18 y los 25 años. “El bono libro es más apropiado que se defienda en las corporaciones locales y autonómicas que en la estatal, porque la partida económica no es tan abultada. Para incentivar a los que no tienen hábito de lectura a escala nacional, el Estado debería liberar 20 millones de euros para este motivo”, calcula González, asumiendo lo difícil que es algo así.

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