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LA CRÓNICA

Illa y Sánchez, campañas paralelas y diferenciadas

El PSOE asegura que respetará la total autonomía de los socialistas catalanes para decidir los pactos poselectorales | Los independentistas exhiben contra el PSOE su rechazo anterior a la amnistía | Comuns Sumar aumenta las exigencias a sus socios

El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero interviene en un mitin para apoyar al primer secretario del PSC y candidato a la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, este domingo en Girona.
El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero interviene en un mitin para apoyar al primer secretario del PSC y candidato a la presidencia de la Generalitat, Salvador Illa, este domingo en Girona.David Borrat (EFE)
Anabel Díez

Salvador Illa irrita a sus oponentes soberanistas y se les nota. No solo, y principalmente, porque las encuestas sitúan al candidato del PSC muy a la cabeza en la intención de voto para las elecciones del 12-M, como la de 40dB. para EL PAÍS y la SER que se publica este lunes, sino porque no se mueve del carril por el que quiere ir. De nada le sirve al candidato de Junts, Carles Puigdemont, que le llame “gobernador civil” o que el presidente de la Generalitat y cabeza de lista de ERC, Pere Aragonès, lo sitúe como sosias del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, para atribuirle todos los perjuicios que supuestamente sufre Cataluña por mor de las políticas del Ejecutivo central. Illa no se mueve. Su estrategia desde que llegó a Cataluña para liderar el PSC y encabezar la candidatura de su partido hace tres años, procedente del Consejo de Ministros y tras haberse hecho cargo de la tragedia del covid como titular del departamento de Sanidad, se ha desarrollado en el afán de conseguir el voto de la inmensa mayoría de los catalanes.

Esa determinación, muy acorde con su idiosincrasia personal y política, favorece la impasibilidad del líder socialista catalán ante los ataques y requerimientos a que responda sobre el presunto “vasallaje” a Sánchez, respecto a si va a aceptar la financiación “singular” para Cataluña, como le exige ERC y, desde luego, la preparación de un referéndum de autodeterminación. Esquerra Republicana y Junts per Catalunya se dirigen a Illa con la advertencia de que se olvide de ser el presidente de la Generalitat. También desde el recordatorio, con mofa y cierto tono de escarnio, de que, tras el rotundo rechazo de los socialistas a los indultos y la amnistía, sobrevinieron la concesión de los primeros y la elaboración de una proposición de ley sobre la segunda medida de gracia, aún en tramitación parlamentaria. Y ahora, concluyen las dos formaciones independentistas, también llegará el referéndum de autodeterminación.

La incomodidad de los socialistas es evidente ante estos recordatorios, y así lo reconocen distintos interlocutores del PSOE y del Gobierno central. El presidente del Ejecutivo, tras la convulsión que sufrió su partido a raíz de su pausa de cinco días para calibrar si seguía al frente del Gabinete, intercala sus reproches a la estrategia “deslegitimadora” de la oposición, el no reconocer al Gobierno, como señaló en su entrevista a EL PAÍS del pasado domingo, con el juego clásico de contraposición derecha-izquierda. El mensaje de Sánchez tiene seguidores, probablemente muchos entre los votantes del PSC, pero muestra registros diferentes a los que desgrana el candidato Illa, reconocen en fuentes socialistas.

“El PSC será quien decida”. Esta respuesta lacónica es la única que puede sonsacarse al candidato socialista para rechazar de plano que, como vaticinan sus rivales, será La Moncloa quien determine la política de pactos tras los comicios. La expectativa de triunfo electoral, con atracción de votantes de diversas procedencias, explica el discurso transversal de Illa. La preocupación ciudadana por asuntos del día a día es otro acicate para que el socialista no tenga la menor tentación de responder a asuntos sobre referendos, sino que se haga fuerte en el discurso de buscar “la unidad de los catalanes” y en poner en marcha toda la potencialidad de bienestar para su comunidad.

El triunfo de Illa se anticipa tan claro como la dificultad, no se sabe si insuperable, de formar una mayoría gobernante. En Esquerra Republicana apelan al alto número de indecisos que aún se registra para explorar combinaciones. En el PP, aunque no tengan capacidad de influir en la formación de gobierno, ya viven con regocijo la multiplicación de sus votos que predicen unánimemente las encuestas.

El papel de Comuns

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Si Sánchez e Illa pueden ir por carriles paralelos sin aparente quebranto, no ocurre lo mismo dentro del Gobierno de coalición. Necesariamente la candidata de Comuns Sumar, Jéssica Albiach, tiene que plantar cara al líder del PSC a través de demandas socioeconómicas exigentes, con la vivienda como prioridad. Aún quedan unos días para que la líder nacional de Sumar y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, intente, junto a sus compañeros catalanes, mostrar al electorado la utilidad de votar a los comunes en favor de políticas de izquierda

Pero las demandas trascenderán esta semana electoral catalana. Sumar ya no se saldrá del papel de exigir al PSOE que se mueva y legisle. Hay tiempo, apuntan en la plataforma que encabeza Díaz, una vez que Sánchez ha decidido continuar. En esa afirmación de que hay tiempo coinciden PSOE y Sumar.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).
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