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El “yonqui del dinero” se enfrenta a sí mismo en el primer juicio a la trama de corrupción que ayudó a diseñar y luego denunció

Marcos Benavent cambia su versión y dice que las grabaciones que ayudaron a desentrañar las corruptelas en la Diputación de Valencia están manipuladas

María Fabra

Marcos Benavent se bautizó a sí mismo como un “yonqui del dinero”. Fue en 2015 cuando admitió haberse llevado de todo, “dinero, caja y comisiones” y comenzó a colaborar con la justicia para desentrañar el funcionamiento de una trama corrupta conocida como caso Taula. El exgerente de la empresa pública Imelsa, dependiente de la Diputación de Valencia, gobernada durante 20 años por el PP, dijo entonces haber vivido “en la inconsciencia”. Esa inconsciencia consistió, según los indicios, en haber pagado mordidas, haber distraído dinero de las arcas públicas para su beneficio personal e, incluso, haber creado una empresa pantalla para ocultar sus chanchullos. Pero su desconfianza le llevó también a grabar cientos de conversaciones con empresarios y compañeros de partido que desvelan el funcionamiento de aquellos años de corrupción.

Benavent dijo hace seis años haber pasado a otra etapa de su vida con “talleres, yoga, tantra y de agricultura biodinámica”. Pidió perdón, asumió su responsabilidad y advirtió de que iba a salir “mierda a punta de pala”. Benavent ha vuelto a cambiar. Ha abandonado su aspecto maestro yogui, su barba larga, pendientes y pulseras de hilos para aparecer con una estética más parecida a un hípster, con un cuidado corte de pelo, chaleco y unos llamativos calcetines. También ha cambiado de abogado y de versión. El “yo hice las grabaciones y son verdaderas” se ha convertido en un “manipulé las grabaciones”, con el que ha intentado, de momento infructuosamente, que se anulen tanto las grabaciones como la documentación incautada en el registro del despacho de su primer abogado. Las primeras han llevado, entre otros, al procesamiento del expresidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus. Las segundas provocaron la detención e imputación del expresidente de la Generalitat y exministro de Trabajo Eduardo Zaplana.

Este lunes su propio abogado expuso ante el juez: “Soy consciente de la poca credibilidad de mi cliente”. Lo dijo en la vista de las cuestiones previas del primer juicio de la trama que ayudó a diseñar y posteriormente denunció el “yonqui del dinero”. Este corresponde a solo una pequeña parte de las corruptelas. Este miércoles, Benavent declarará ante el juez que investiga los presuntos delitos de prevaricación, malversación, falsedad en documento oficial, falsedad en documento mercantil, fraude en la contratación y blanqueo. Será la primera vez que se enfrente a él mismo, a sus palabras y declaraciones. “El miércoles diré cosas”, señaló el lunes a la salida del juzgado.

Tendrá que responder por las facturas troceadas y supuestamente falsas pagadas por la empresa pública que dirigía. También por los supuestos gastos electorales del PP en la campaña electoral municipal de 2007 y para las elecciones generales de 2008 pagados a través de la misma empresa con dinero procedente de una adjudicataria. Incluso, por la compra de un apartamento en Jávea con dinero desviado de las arcas públicas.

Además de la escasa credibilidad con la que ya cuenta el “yonqui del dinero”, este tendrá que argumentar su nueva versión después de que quien fuera su testaferro haya admitido la creación de una empresa pantalla en la que se facturaba por trabajos que no se hacían.

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