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García Reche: “La innovación es un arma de crecimiento exponencial para las empresas”

El vicepresidente ejecutivo de la Agència Valenciana de la Innovació insiste en que el tejido productivo valenciano necesita “conocimiento a capazos”

Cristina Vázquez
Andrés García Reche, vicepresidente ejecutivo de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI).
Andrés García Reche, vicepresidente ejecutivo de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI).Mònica Torres

Andrés García Reche (Cúllar, Granada, 1950), profesor de Economía Aplicada de la Universitat de València, consejero de Industria y Turismo de la Generalitat entre 1987 y 1993 e impulsor de la red de institutos tecnológicos, regresó al sector público en 2017 para montar la Agència Valenciana de la Innovació (AVI) por encargo del presidente Ximo Puig. En 2020 escribió Qué hacer con el modelo productivo: Guía guía básica para gobernantes audaces, editado por Tirant humanidades, donde analiza las fortalezas y debilidades del tejido productivo valenciano. “Necesitamos el conocimiento científico a capazos y la innovación es un arma de crecimiento exponencial para las empresas”, sostiene.

El economista explica el retraso en general —”porque siempre hay excepciones”—, que arrastra el tejido productivo valenciano en materia de innovación. “Hemos estado 20 años sin ningún tipo de política industrial e innovadora. El modelo productivo se paró a finales de los 90, cuando irrumpieron fenómenos del tipo de Inditex o Mercadona”. Aquí se optó por un modelo intensivo de construcción de casas, sobre todo en la costa, “con una desventaja”, puntualiza el economista, “y es que podríamos haber generado un grupo de empresas de alto valor añadido en la construcción”. Pero no fue así, paradójicamente, el boom del ladrillo coincidió con la desaparición del Instituto tecnológico de la Construcción y no se apostó por una organización empresarial innovadora que cambiara toda la inercia del pasado.

Ahora viene otra revolución: la globalización y el desarrollo de tecnologías habilitadoras, a la que la AVI se ha subido después de hacer un diagnóstico de todo lo que falló hace más de dos décadas. “Ahora hemos reunido en torno a una mesa a todos los agentes de la innovación: científicos, empresarios e institutos tecnológicos porque nuestro sistema de innovación no funcionaba”. La productividad del tejido empresarial valenciano no rebasa los 51.000 euros por trabajador, cuando la media española está en 55.000 euros y la media de la UE de los 19 en 72.000. Las diferencias se repiten con los salarios: algo más de 20.000 euros (sin contar la Seguridad Social) en la Comunidad Valenciana frente a los 23.000 de media en España o los 31.000 de media en la UE. “Hay una razón y es que el valor añadido de lo que producimos los valencianos, salvo excepciones, es generalmente bajo”, subraya García Reche.

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“Estamos en la era del conocimiento y, por tanto, los productos y servicios valen más cuanta más materia gris tengan. Nuestro problema no es solo qué gastamos en I+D, sino que lo que gastamos en innovación no llega a las empresas. No hay conexión entre el conocimiento científico y tecnológico y nuestras empresas. Viven vidas paralelas y no podemos seguir así porque en la revolución en la que estamos se necesita el conocimiento científico a capazos”.

La Agència de la Innovació, creada hace cuatro años con un presupuesto de 25 millones de euros, lanzó una llamada al sistema científico —más de 15.000 investigadores y cerca de 1.500 grupos de trabajo— para preguntarle si colaboraría con el sistema productivo valenciano de manera sistémica y ordenada para enfrentar los retos que se venían encima. La AVI se convirtió en el punto de encuentro con empresas e institutos tecnológicos. “En la Agencia buscamos problemas que nosotros podemos resolver y que ensanche o mejore el sistema productivo con nuestra capacidad científica, tecnológica y empresarial en lo que llamamos innovación orientada”.

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El corazón de la AVI es el Comité Estratégico de Innovación, que preside el prestigioso químico valenciano Avelino Corma, y que forman 20 científicos de primer nivel, 11 empresarios innovadores que se sientan en colaboración con la patronal CEV, y otros 11 directores de institutos tecnológicos. “Se plantean los problemas del sistema productivo, que son muchos, y si hay capacidad científica para solucionarlos se seleccionan y se priman en nuestras convocatorias de ayudas. Todo consensuado”, resume García Reche. El canal de comunicación está claro y el procedimiento también. En 2021 la agencia ha doblado su presupuesto anual hasta los 50 millones de euros y las ayudas que gestiona rondan los 66 millones de euros por primera vez. Solo este año resolverá 768 solicitudes de ayudas.

El objetivo es crear tecnología para todos los sectores, diversificar más el tejido productivo valenciano y crear nuevos nichos de mercado. “Por ejemplo”, dice el vicepresidente ejecutivo de la AVI, “el 24,9% de nuestros investigadores y el 33% de nuestros grupos de investigación trabajan en cuestiones relacionadas con la salud. Entonces, ¿cómo es posible que seamos número uno en España en materia de investigación de salud, desde neurociencias hasta biotecnología, y no seamos capaces de tener un sistema productivo fuerte en esa materia? Esa paradoja de mucha gente buena en materia de salud y tan poco sistema productivo, chirría mucho. Nadie se ocupaba de que haya instrumentos de conexión entre ambos y por eso vamos sin rumbo en el sistema productivo. Son muchas las empresas que se han creado en el mundo gracias a nuestras patentes e ideas”, subraya.

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“La innovación es un arma de crecimiento exponencial. Así se explica que empresas que tenían 50 empleados hace 15 años, ahora lleguen a los 2.000”. Y organismos públicos, como la Generalitat, también pueden contribuir con el proceso de compra pública innovadora. “Lanzas el problema y el sistema productivo empieza a pensar y, si una empresa desarrolla una solución [siempre y cuando no esté ya en el mercado], te comprometes con ella, siempre dentro de unas condiciones”.

El vicepresidente de la AVI cree que hace falta introducir la innovación de manera sistemática en el turismo también y en la actualidad colabora en los destinos turísticos inteligentes. Para atraer el talento del exterior, García Reche confía en que “nuestras empresas tengan más valor añadido y sean más grandes porque eso es lo que lo atraerá”. El talento vendrá cuando las empresas lo demanden y para llegar a ese punto hay que mejorar la productividad, insiste.

La AVI carece todavía de indicadores directos de su impacto pero hay datos indirectos que animan al optimismo. Una reciente encuesta del IVIE revela que la percepción de cómo ha evolucionado la innovación en los últimos cinco años es muy buena. Y la última encuesta del INE de 2020 (con datos de 2017 a 2019) dice que empieza a producirse un comportamiento claramente diferencial y la Comunidad Valenciana empieza a ser una referencia bastante sólida en términos de innovación.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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