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A la caza de ‘pellets’ en La Pineda

Unas 200 personas, convocadas por la ONG Good Karma Projects recogen en dos horas 270.000 micro plásticos en la playa de El Racó

Una imagen de los voluntarios recogiendo "pellets" en La Pineda. / Good Karma
Una imagen de los voluntarios recogiendo "pellets" en La Pineda. / Good Karma
Àngels Piñol

Miquel, de 72 años, de la zona del Matarranya, jubilado de una empresa química de Tarragona, recuerda que llevó a su hija cuando era pequeña hace más de 30 años un frasquito lleno de pellets para que supiera que eso era plástico, que no se comía y que dañaba el medio ambiente. Su hija Dolors y sus nietos fueron ayer a la playa de La Pineda para participar en la recogida de pellets organizada por la ONG Good Karma Projects. “Siempre los ha habido en Tarragona pero ahora se le ha dado bombo y platillo por lo de Galicia. Es imposible limpiar la playa. Tardaremos un siglo en quitar el plástico del mar pero me parece muy bien lo que se está haciendo”, dice Miquel mientras sus nietos buscan esas bolitas aparentemente inofensivas.

Bajo una temperatura primaveral, 50 voluntarios y unos 150 participantes respondieron a la llamada de Good Karma que celebró sus cinco años de lucha y para continuar evaluando el estado de la playa más contaminada de la península, aseguran, por la presencia de pellets. A propuesta de la ONG, la Generalitat aceptó tramitar un expediente de responsabilidad ambiental en diciembre contra ocho empresas químicas -luego lo amplió a 13- y la Fiscalía ha abierto diligencias. Jordi Oliva, portavoz de la entidad, explicó que el objetivo de la jornada no era tanto limpiar la playa como el de saber la densidad de pellets por metro cuadrado. Las cifras fueron elocuentes: 271.450 pellets recogidos y una densidad de 2.827 por metro cuadrado. Los datos se aportarán al estudio que están realizando sobre estas partículas minúsculas contaminantes.

No fue casual que la ONG eligiera la playa de El Racó porque, contó Oliva, cuando sopla el viento de levante es en ella donde se acumulan más pellets también por la posición del espigón. Allí, sobre la arena, perimetraron un área de 20 metros y la dividieron en segmentos de 2 por 2. Alrededor de la zona, voluntarios, como Natàlia, de Barcelona, de 34 años, activista de otra entidad ecologista, cribaron pellets con coladores y fueron llenando bandejas metálicas para llevarlas después a una mesa donde se hizo el pesaje con balanzas de precisión.

Los voluntarios aprovecharon también para retirar montañas de residuos en una playa aparentemente limpia: encontraron 1.791 fragmentos de plásticos, 1.300 colillas de cigarros y 407 bastoncitos para limpiar oídos y que han llegado al mar y a la arena tras ser tirados al retrete. La jornada acabó con la intención del Ayuntamiento de Vila-seca de cambiar las máquinas que limpian la arena —”Es la única institución que ha estado con nosotros desde el principio”, dice Oliva— y con una ingeniosa carretilla vibradora que acaparó toda la atención.

Juan Ariza y Vanessa Sagués, del Tennis Palafrugell La Granota, acudieron con su carretilla cribadora eléctrica, que él inventó para reutilizar la tierra batida y que permite situar un colador y cribar los pellets, ganando tiempo. Cuando vieron la catástrofe en la tele, la pareja pensó que la carretilla podía funcionar. Fueron a Galicia y donaron una al Ayuntamiento de Ribeira y otra a Noia limpia. Ayer regalaron otra a Good Karma, según confirmó anoche la propia entidad tras colgar en la red esta frase: “Gracias por la máquina”. “Nos dijo la ONG de Galicia que para limpiar les ha ido muy bien”, dijo Sagués en una playa, que, pese a la recogida, siguió sembrada de pellets.

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