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Residencias universitarias ofrecen, sin licencia, alojamiento a turistas

Carecen del doble permiso para alojar a no estudiantes previsto en el Plan Urbanístico que el Ayuntamiento aprobó en 2016

Residencia universitaria Tagaste, situada en la calle Hospital.
Residencia universitaria Tagaste, situada en la calle Hospital.MASSIMILIANO MINOCRI

Cada verano se vacían miles de habitaciones de residencias estudiantiles en Barcelona. La capital catalana es la segunda ciudad con mayor población universitaria en España, según un informe de la consultora Living JLL. Algunos centros no pierden la oportunidad de amortizar sus camas —un activo cada vez más valorado por el sector inmobiliario— alquilándolas a personas que no son estudiantes, sobre todo turistas, antes del inicio del nuevo curso. Y lo hacen sin tener licencia para ello.

Si una residencia de estudiantes aloja a miembros que no integren “la comunidad universitaria y / o educativa”, la Administración entiende que actúan también como albergues, por lo que le requerirán la licencia correspondiente. Así lo establece el plan urbanístico que regula, entre otras materias, los alojamientos turísticos y las residencias docentes (PEUAT) y que fue aprobado por el Ayuntamiento de Barcelona en 2016. Solo ocho alojamientos de estudiantes de la ciudad disponen de ambas licencias, según el censo del PEUAT, y son los únicos a priori que pueden dar servicios a usuarios no vinculados al mundo académico. Sin embargo, al menos seis centros, la mayoría ubicados en el centro, ofrecen alojamiento a no estudiantes sin licencia, según ha comprobado este diario.

Basta con una búsqueda rápida por internet para dar con la página de un gran grupo de residencias con diversas localizaciones en Barcelona. Todos sus emplazamientos en la ciudad aparecen en su web disponible para reserva, aunque solo algunas de ellas tienen la doble licencia del PEUAT. El trámite es sencillo y se realiza en línea. En el proceso se pregunta al usuario si viene a alguna universidad, pero el campo aparece marcado como “opcional”. Después de dar la información de contacto habitual se procede al pago.

Según han respondido a EL PAÍS fuentes de esta compañía, “ha sido un malentendido”. “Es imprescindible presentar un documento acreditativo a la llegada a la residencia. Solo tenemos la posibilidad de reservar en nuestra propia web, donde se especifica bien las condiciones de alojamiento para la comunidad estudiantil. Asimismo, recurrentemente emitimos comunicados al personal señalando cuáles son los procedimientos para seguir cuando entra una petición de alojamiento”, remarcan las fuentes.

Algunas residencias son un poco más discretas y no ofrecen su alojamiento a turistas directamente en su web. Basta con hacer una llamada telefónica para comprobar que se puede disponer de una habitación para una estancia corta sin demasiada complicación. Incluso dejando claro que quien se alojará no es estudiante. Un negocio particular de Ciutat Vella que permitía esto, preguntado por este medio, no ha hecho declaraciones.

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Otros establecimientos de reciente apertura en Barcelona cumplen la normativa en este sentido. Si se hace la consulta por teléfono, al momento de preguntar si es posible reservar sin ser estudiante la respuesta es un rotundo no. Otra franquicia ha declarado que todos sus clientes en el distrito Ciutat Vella “están vinculados con la comunidad universitaria en periodo estival”. “Es mandatorio en nuestro proceso de reservas justificar la condición de estudiante o vinculación universitaria”, subraya un portavoz.

El Consistorio indica que si sus inspectores municipales comprueban in situ, durante sus visitas periódicas, que estos centros “alojan a personas que no son miembros de la comunidad educativa” sin las licencias correspondientes, se procede a abrir un expediente disciplinario. Un portavoz señala que, en la decena de inspecciones realizadas en 2022, solo se sancionó a un centro por ejercer de alojamiento turístico de forma ilegal, en un barrio del distrito de Sarrià-Sant Gervasi. En 2016 se impuso una multa de 7.500 euros a un grupo del sector por el mismo motivo en un local del mismo distrito.

Barcelona cuenta con unas 13.000 plazas residenciales para estudiantes que en los próximos años tendrán una expansión de unas 4.000, según el documento de JLL. El distrito 22@ del Poblenou concentrará muchas de estas nuevas habitaciones en una ciudad donde el 79% de la oferta está en manos de empresas privadas, tal como indica el informe.

Representantes del sector hotelero criticaron hace años la competencia desleal de estas prácticas. Fuentes del Gremi d’Hotelers indican ahora que “si las residencias son legales y tienen todas las licencias en regla, no hay nada que decir”. La Sindicatura de Comptes consideró irregular que lo hiciera la Vila Universitaria de la Universidad Autónoma de Barcelona en Bellaterra, que se anunciaba en Booking, en un informe de 2013.

“En algunas residencias lo miran más, pero esto de que se pueda hacer en la propia web ocurre casi en la mayoría”, lamenta el portavoz de urbanismo de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), Pere Mariné. “Es complicado pillar en las inspecciones a gente que está pocos días, pero la regulación es clara sobre qué puede hacer y qué no. Al final actúan como hoteles en verano”.

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