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Los vecinos de los Búnkers del Carmel de Barcelona reclaman más medidas para controlar el turismo: “Es un parche antes de las elecciones municipales”

El Consell Veïnal del Turó de la Rovira critica que el dispositivo de la Guardia Urbana no sanciona el consumo de alcohol y que debe restringirse el acceso de vehículos no residentes al entorno del mirador

Cientos de vecinos del barrio del Carmel de Barcelona en la manifestación de este viernes por la tarde convocada por el Consell Veïnal del Turó de la Rovira contra la masificación turística.
Cientos de vecinos del barrio del Carmel de Barcelona en la manifestación de este viernes por la tarde convocada por el Consell Veïnal del Turó de la Rovira contra la masificación turística.Rodrigo Marinas
Rodrigo Marinas

Unos 400 vecinos del barrio del Carmel de Barcelona han vuelto a manifestarse este viernes en las inmediaciones del mirador del Turó de la Rovira para denunciar la masificación turística de la zona que provoca fiestas nocturnas y colapso del transporte público por el día. La Guardia Urbana ha contabilizado el doble de manifestantes que hace un mes, cuando el Consell Veïnal del Turó de la Rovira convocó la primera concentración con 150 asistentes.

A pesar de que el Consistorio ha adelantado el dispositivo policial de la temporada de verano para controlar la afluencia al Turó, fruto de las movilizaciones vecinales de las últimas semanas, los residentes en calles como Maria Lavèrnia o Gran Vista lamentan que los festejos se desplazan por el parque colindante al mirador, degradando la zona con residuos. “El último viernes la Guardia Urbana desalojó a 1.300 personas”, indica Toni Gómez, vecino desde hace 15 años en la calle Mühlberg. “Hasta que no empiecen a multar no se va a solucionar. A mí me gusta que vengan turistas a disfrutar de las vistas, pero no a emborracharse. Si estamos así en abril, en verano no sé qué pasará”.

Fuentes del Ayuntamiento señalan que cuando los agentes tienen que desalojar a cientos de personas de un espacio “tan característico orográficamente”, la prioridad es el desalojo: “Si tienen que empezar a denunciar a todas las personas que están consumiendo alcohol se pueden producir situaciones no deseadas. Cualquier actuación policial se basa en los principios básicos de oportunidad, congruencia y proporcionalidad”.

Los manifestantes han ascendido desde esa calle hasta el mirador con lemas como “Fuera turistas”. Francisco Bernal, portavoz de la entidad vecinal, cree que el control policial puntual, tanto de la afluencia de personas en el propio mirador como el que se realiza a los vehículos no residentes en dos calles que acceden al Turó, son “un parche antes de las elecciones municipales”. Critica que las líneas de autobuses municipales “se llenan de turistas superando el aforo permitido”. Además, cada semana él y otros vecinos graban con sus móviles como se generan colas de taxis y VTC transportando visitantes al Turó, bloqueando sus calles. Señala que deben implantarse medidas más contundentes en el acceso por Gran Vista, como la instalación de un pivote automático que “ya existe en calles como Santa Caterina”.

Uno de los manifestantes hablando con uno de los turistas en la cima del mirador.
Uno de los manifestantes hablando con uno de los turistas en la cima del mirador.Rodrigo Marinas

Aunque se regule mejor el tráfico de coches y visitantes, incluso aunque se habiliten buses turísticos para descongestionar los municipales, Bernal señala que hay que atacar a la masificación de raíz: “Hay que ir hacia el decrecimiento turístico, como están haciendo en Países Bajos”.

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La regidora del distrito Horta-Guinardó, Rosa Alarcón, declara que se reunirá la próxima semana con varios miembros del Consell Veïnal después de que hace un mes no le dejaran participar en una Asamblea. Alarcón desea explicarles “una hoja de ruta” con medidas a corto plazo, como el refuerzo policial y el vallado del recinto que prevé estar terminado “a finales de abril o principios de mayo”. También otras políticas “a medio plazo” para “recuperar la memoria histórica” del Turó para que se convierta en un enclave de turismo cultural “y no de fiesta”. La política recalca que la gestión del turismo en este área de Barcelona “es un problema de ciudad, no de distrito”.

Las obras para vallar el recinto comenzaron el pasado diciembre y está previsto que finalicen en mayo, según indica una portavoz del distrito Horta-Guinardó. El proyecto nació para salvar las antiguas baterías antiaéreas y los restos de las barracas del deterioro provocado por la masificación. Se cerrará el acceso a los últimos metros de la colina con seis puertas y vallas metálicas de dos metros de altura. Se cerrarían de noche, como en otras zonas verdes de la ciudad. En 2011 el Ayuntamiento acondicionó el Turó de la Rovira inaugurando una nueva zona que forma parte de la red de espacios museizados del Museu d’Història de Barcelona (Muhba).

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