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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Pobre Cataluña

El Parlamento catalán decidió no instar al Gobierno de la Generalitat a luchar contra la pobreza infantil cuando el 28,6% de los menores están en riesgo

Una voluntaria de Cruz Roja entrega una bolsa con productos de primera necesidad a una joven en Valencia.
Una voluntaria de Cruz Roja entrega una bolsa con productos de primera necesidad a una joven en Valencia.Manuel Bruque (EFE)
Albert Branchadell

El pasado 29 de septiembre, cuando el país andaba distraído con el indecoroso estallido de la crisis de Gobierno en la Generalitat, el Comité Unicef de Cataluña publicó una nueva actualización de su informe L’agenda 2030 en clau d’infància a Catalunya, que pretende valorar el grado de cumplimiento de la Agenda 2030 en Cataluña, especialmente en lo que se refiere a la infancia y a la adolescencia. El mismo informe da el titular: doce meses después de la última actualización de los indicadores, “el escenario global que se nos presenta no es demasiado halagüeño”.

Como es sabido, el primero de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la ONU es erradicar la pobreza. Pues bien: según la Unicef, la pobreza de niños y adolescentes es un “problema estructural” que no ha mejorado en los últimos tiempos. La Unicef saca a colación los datos de la última Encuesta de Condiciones de Vida (2021). Según esta encuesta, aproximadamente 400.000 niños y adolescentes catalanes se encuentran en riego de pobreza (el 28,6%). Este porcentaje es netamente superior al de los demás grupos de edad (18,5% para 18-64 años y 16,1% para los mayores de 65). Por otra parte, ese 28,6% sitúa a Cataluña por encima de la media europea y a años luz de los países con menor pobreza infantil de la Unión, como por ejemplo Finlandia.

Si en lugar del riesgo de pobreza estándar utilizamos la llamada tasa AROPE de la Unión Europea (que mide el riesgo de pobreza o exclusión social), los datos son todavía peores: en este caso son 446.500 los menores afectados (el 31,8%). El porcentaje vuelve a ser superior al de los demás grupos de edad (26,2% para 18-64 años y 19,1% para los mayores de 65) y significativamente superior a la media europea (24,4%).

En su intervención inicial en el reciente debate de política general, el presidente Pere Aragonès se refirió a la tasa AROPE del conjunto de la población catalana (25,9%), pero no dijo nada específico de la pobreza infantil y en todo caso es obvio que el grueso de la discusión parlamentaria fue por otros derroteros. A la hora de proponer resoluciones, el Grupo Mixto (léase PP) propuso una, la número 12, en la que se instaba al Gobierno de la Generalitat, entre otras muchas cosas, a “diseñar nuevos planes integrales de lucha contra la pobreza, especialmente la pobreza infantil”. Los esforzados populares consiguieron que el Parlamento aprobase 4 de sus 15 propuestas de resolución (una de ellas contra los okupas). Sin embargo, la número 12 no gustó al bloque independentista y fue rechazada por 82 votos en contra y 51 a favor. El Parlamento de Cataluña, así pues, decidió no instar al Gobierno de la Generalitat a luchar contra la pobreza infantil. Pero hablando de la pobreza el presidente Pere Aragonès anunció un principio que acaso podría presidir la hoja de ruta de un gobierno progresista (sin Junts): “Las desigualdades”, dijo, “son lo que realmente divide y fractura un país”.

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