Ni acuerdo ni desacuerdo en la candidatura para los Juegos de Invierno de 2030

A las 14.30, dos horas y media después del comienzo de la reunión del reacuerdo solo Alejandro Blanco, fe ciega en su optimismo inquebrantable, mantenía una mirada brillante en la sede de su Comité Olímpico Español (COE). Contrastaba tanta energía positiva con la languidez de las miradas apagadas de los representantes de las otras tres patas del banco que se quiere armar para llevar a los Pirineos, a los valles aragoneses y catalanes, y a Zaragoza y Barcelona los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030.

Ni acuerdo ni desacuerdo entre el Gobierno central, Aragón, Cataluña y el COE en una reunión, cuya fecha, 25 de abril, la revolución de los claveles, la liberación de Italia, quería ser el presagio de un paso decisivo, del anuncio de que Aragón y Cataluña, bendecidos por Moncloa y Blanco, acordaban un reparto de sedes y competiciones que a ambas satisfacía.

La falta de un acuerdo preocupa al Comité Olímpico Internacional (COI), cuyos dirigentes visitarán España en el mes de mayo para visitar las instalaciones propuestas de una candidatura que compite, sobre todo, con la japonesa de Sapporo, la veterana de los Juegos de 1972, que tiene, según comunican, todo armado y bien armado.

Y, sin embargo, acuerdo ya hubo, recuerdan en los pasillos de la sede del COE, gran edificio a las afueras de Madrid construido durante el mandato de un presidente olímpico catalán, Carlos Ferrer Salat. A mediados de marzo, en la sexta reunión de la comisión técnica con representantes de las cuatro partes, se votó la última propuesta presentada por Aragón. Votaron a favor Aragón, el COE, que es el único organismo que puede presentar la candidatura y que ya anunció al COI en julio pasado que España quería los Juegos del 2030, y el Gobierno central, cuyo amparo es necesario. Votó en contra Cataluña, que más tarde aceptó. Por tres a uno se alcanzó un acuerdo técnico que solo necesitaba la firma de los representantes políticos para hacerse definitivo. Solo 24 horas después, el presidente de Aragón, el socialista Javier Lambán, anunció que el reparto, su propia propuesta, no era equitativo ni justo, y que discriminaba a Aragón, pues todo el esquí alpino, el rey de la competición, se competiría solo en estaciones catalanas. Al grito de contra el agravio siempre, su gabinete empezó a mover por despachos y medios una nueva disposición de sedes en la que se planteaba que el esquí alpino masculino se disputara en Cerler y Formigal, los “valles olvidados” en la propuesta aprobada, y el femenino en Cataluña. Y con ese papel, y la intención de que fuera aceptado, viajó a Madrid su consejero de Educación, Cultura y Deportes, Felipe Faci, donde se encontró con que el Gobierno central, el COE y Cataluña volvían a recordarle que ellos votaron ya el acuerdo técnico que ahora rechazan.

Ya al mediodía, el primer indicio del fracaso del día: no viajó a Madrid consejera de Presidencia de la Generalitat, Laura Vilagrá. “Está muy ocupada trabajando en Barcelona por la crisis del espionaje”, explicó su sustituta, Núria Cuenca, secretaria general de su consejería, quien anticipó que, por lo que ella sabía, encima de la mesa de la reunión no estaba ninguna nueva propuesta aragonesa. “Nos vamos a ceñir a la decisión técnica aprobada”, prometió. “Venimos solo a que se cierre el proyecto para poder presentárselo a la ciudadanía de cara al referéndum de julio en el que solicitaremos su apoyo”. Cuenca, fiel a su promesa, concluidas las conversaciones se repitió: “Hemos hablado de todo pero no se ha entrado a valorar la propuesta aragonesa. Nosotros no vamos a cambiar, que cambie Aragón. Votó por esta propuesta en la comisión técnica, así que supongo que la considerará justa”.

Mientras Cuenca explicaba que el asunto consiste ahora en que el COE convenza a Aragón de que no hay alternativa si quiere sacar los Juegos, Faci, el representante aragonés, aseguraba que la única igualdad que entiende es aquella en la que los tres valles aragoneses –Candanchú, que ya tiene el esquí de fondo y el biatlón, Cerler y su Gallinero para el descenso, y Formigal—estén presentes. “Y no nos vamos a mover de las posiciones que hemos expuesto”, dijo. “No hemos avanzado, pero reunirnos es ya un avance”.

Oídos todos –el representante del Gobierno central, Víctor Francos, secretario general del ministerio de Cultura y Deporte, se limitó a comunicar que la reunión había sido “muy cordial” y a anunciar que habrá más reuniones en el futuro porque era “visible” la voluntad de no romper la candidatura--, el anfitrión y presidente del COE, Blanco, proclamó su absoluto convencimiento de que todo irá bien. “Lo importante es traer los Juegos a España. Esta candidatura no es insalvable. Estoy convencido de que habrá solución”.

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