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Morir de calor en el centro de Barcelona; dormir a pulmón en Pedralbes

Un estudio alerta del riesgo de fallecer por patologías asociadas al calor nocturno en la ciudad. Otro proyecto de la Agencia de Salud Pública remarca las diferencias entre los barrios

Un joven utiliza una fuente del casco antiguo del centro de Barcelona. Reuters / Nacho Doce
Un joven utiliza una fuente del casco antiguo del centro de Barcelona. Reuters / Nacho Doce
Carlos Garfella

El cambio climático sí entiende de clases sociales y, por lo tanto, de barrios. Si nada cambia, en la futura (o ya actual) Barcelona de la crisis climática y las noches tropicales, el aumento de las temperaturas agravará todavía más las diferencias que ya existen de mortalidad asociada al calor entre barrios acomodados como Sarrià o Pedralbes con otros desfavorecidos como El Raval o densos como El Eixample.

Es una de las conclusiones que se puede extraer de un mapa elaborado por la Agencia de Salud Pública de Barcelona, en colaboración con el ISGlobal en el marco del proyecto europeo Climate-fit.city, que ha cruzado miles de datos sanitarios y metereológicos. En paralelo a la publicación de este mapa, otro estudio de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) alerta del aumento de las noches tropicales (cuando se rebasan los 20 grados) y las tórridas (más de 22) en la ya conocida como “isla de calor metropolitana”.

Los expertos de la UPC en el marco del proyecto X-ClimPlas, entre los que hay arquitectos y físicos, apuntan además a un doble agravio: en algunos de los distritos donde más suben las temperaturas son precisamente donde la calidad térmica de los edificios son peores. “Es necesario que la ciudad se adapte con una rehabilitación energética en las zonas más desfavorecidas. Sería interesante dar líneas de crédito más favorables para hacerlo”, dice el arquitecto Josep Roca, uno de los miembros del estudio de la UPC, que pone el foco en las altas temperaturas nocturnas, precisamente las horas en las que los expertos han detectado mayores diferencias por zonas. En gran parte, por la distribución y geografía de Barcelona: “Durante el día, el mar suaviza las temperaturas en toda la ciudad. En cambio, durante la noche, la falta de viento hace que no se compense”, dice Roca.

“La ola de calor nocturna (de Barcelona) es muy pronunciada: 2,9 grados de diferencia entre el suelo rural [como en el Parque de Collserola] y el urbano”, reza el estudio sobre la diferencia entre la parte alta y la del Eixample o el casco antiguo: densa y cercana al mar. En algunos barrios como el Raval o Gràcia, los observatorios meteorológicos han registrado este año 100 o más jornadas nocturnas por encima de los 20 grados. Los datos y conclusiones del estudio de la UPC cobran más sentido con el mapa [con el que se ilustra este reportaje] de las diferencias por barrios de muerte asociada al calor elaborado por la Agencia de Salud de Barcelona. Las proyecciones matemáticas del atlas, con datos recabados hasta 2015, indican por ejemplo que por cada grado diurno que la temperatura aumenta a partir de 28,6 grados en la Dreta de l’Eixample, el riesgo a fallecer por una causa asociada al calor sube en un 11,3%. En El Carmel lo hace en un 10,6% y en El Raval en un 9,9%.

En el otro lado de la moneda, en Pedralbes, uno de los barrios con mayor renta, el riesgo sube mucho menos: un 3,4%. “Es una foto actual de la situación. Y su mayor conclusión es que este riesgo no es homogéneo en toda la ciudad. Y eso no responde a que pueda hacer más o menos calor en una zona, sino a factores sociales, como pueden ser la pobreza energética o la mala aclimatación térmica. Esta información podrá ser muy útil para que en el futuro las administraciones puedan focalizar las medidas más necesarias a tomar”, dice Marc Marí, uno de los técnicos autores del mapa.

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Ejes verdes

El técnico explica que la temperatura media que han utilizado de referencia para empezar a calcular el aumento del riesgo es de 28,6 grados, al ser la cifra “a partir de la cual empieza a ser elevado el riesgo”. También que entre los miles de datos cruzados (el mapa permite filtrar por edades e incluso por nivel de estudios), le ha sorprendido que un barrio no desfavorecido como el Eixample Derecho tenga peores datos que, por ejemplo, El Raval, con problemas de pobreza energética y de exclusión social. “Toca investigarlo bien. Ahora queremos estudiar los factores individuales y colectivos de la zona”, aventura Marí.

El arquitecto Roca advierte de que la ciudad tiene que adaptarse a las futuras olas de calor y apunta a datos a tener en cuenta, como que los parques verdes pueden llegar a enfriar las temperaturas entre dos y tres grados a 250 metros a la redonda. Roca defiende asimismo que el programa de superilles impulsado por el Ayuntamiento no solo vaya enfocado a reducir las emisiones y el ruido, sino también a combatir las temperaturas. “En la primera superilla que se desplegó, la del Poblenou (En 2016), no se tuvo esa mentalidad. Ahora el Ayuntamiento se ha dado cuenta y ya ha cambiado el plan. Más que de superilles , se tiene que hablar de ejes verdes”, asegura el arquitecto.


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Sobre la firma

Carlos Garfella
Es redactor de la delegación de Barcelona desde 2016. Cubre temas ambientales, con un especial interés en el Mediterráneo y los Pirineos. Es graduado en Derecho por la Universidad de las Islas Baleares, Máster en Periodismo de EL PAÍS y actualmente cursa la carrera de Filosofía por la UNED. Ha colaborado para otros medios como IB3 y Ctxt.

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