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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Por la vía del pacto y el acuerdo

Es la liberación del mal humor acumulado por tantos años de agravio comparativo. Pusimos el fin de los peajes como condición para apoyar la moción de censura contra Rajoy

Pedro Sánchez y Mariano Rajoy durante la moción de censura
Pedro Sánchez y Mariano Rajoy durante la moción de censuraSERGIO PEREZ (REUTERS)

El 1 de agosto a medianoche se terminan los peajes de la gran mayoría de las autopistas catalanas. Es el liberation day de una sociedad que ha vivido con peajes desde los años 60 del siglo pasado. Y no estaba escrito que este día llegaría. Aquí lo vamos a explicar. Antes, mi opinión sobre nuevos peajes o vías libres: sin duda que soy partidario de un periodo inédito donde no se tenga que pagar por circular. Es la liberación del mal humor acumulado por tantos años donde los peajes han sido señera de agravio comparativo. Y un acto de goce de lo que uno no ha podido disfrutar nunca, algo primitivo, instintivo, indispensable.

Lo mismo se puede predicar de quien no ha podido comer o tener trato sexual cuando lo ha deseado. Después ya se racionalizará, pero primero se tiene que cancelar el deseo reprimido. Así lo entendimos los que pusimos el fin de los peajes como condición para apoyar la moción de censura contra Mariano Rajoy.

Última semana de mayo de 2018. El grupo parlamentario socialista registra una moción de censura contra el Gobierno de España. El candidato a la presidencia del Gobierno es Pedro Sánchez. A principio de semana los números para el éxito de la moción no salen. El PNV ha votado los presupuestos del PP y no lo ve. Los de Esquerra Republicana anuncian su voto favorable en el primer momento. En el mundo convergente ya conviven las dos pulsiones que llevaran a su implosión. Hace un par de años, Artur Mas ha cedido a Carles Puigdemont la presidencia de la Generalitat sin tener ni idea de quien era su sucesor, el cual pasa de él desde el minuto cero. Ha intentado proclamar la independencia sin tener nada preparado (la independencia hecha con el trasero) y se ha largado con la rara habilidad de convertirse en un icono para una parte de la población. Puigdemont es contrario a hacer caer Mariano Rajoy (cuanto peor mejor) y aborrece a los que queremos un cambio en la Moncloa con los 8 votos claves.

En la otra parte de la mesa, José Luis Ábalos y Santos Cerdán. Allí se habló por primera vez de los indultos. Tumbamos a Carles Puigdemont con la complicidad de Pablo Iglesias (que le confunde) y anunciamos que votamos a cambio de nada para que no se nos acuse de autonomistas que practican el peix al cove. Pero tengo muy claro que oportunidades como estas se presentan pocas veces en la vida. Redactamos un documento no público de compromisos de inversión en Cataluña donde también se incluye la prohibición de volver a prorrogar ningún peaje.

El documento es aceptado por Pedro Sánchez antes de empezar el debate, tiene los ocho votos. El viernes 1 de junio España tiene nuevo presidente y empieza la cuenta atrás para el fin de los peajes. Gran paradoja: Cataluña libre de peajes por la vía del pacto y el acuerdo. Por liberaciones, estas. Los independentistas partidarios de mantener a Rajoy no han presentado resultados de sus jugadas maestras. Cosas que pasan.

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