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Hartazgo en los feudos de ERC y Junts

Vecinos de Amposta y de Santa Coloma de Farners, las localidades donde los dos partidos obtienen más apoyo electoral, critican la división del independentismo

Monumento a los 'correbous' en Amposta.
Monumento a los 'correbous' en Amposta.Josep LLuis sellart

A Amposta (21.000 habitantes) y a Santa Coloma de Farners (12.900) las separan 250 kilómetros y dos partidos políticos. Amposta, en la desembocadura del río Ebro, es la capital de comarca en la que Esquerra Republicana logró sus mejores resultados en las elecciones del 14 de febrero: amasó el 37% de los votos. Santa Coloma, capital de comarca en la provincia de Girona, dio a Junts el primer puesto con un 42% de apoyo. Los héroes independentistas de cada municipio llevan colores diferentes, pero a sus vecinos les une el malestar por el enfrentamiento entre ERC y Junts para revalidar la coalición de Gobierno.

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ERC dobló en número de papeletas a la segunda candidatura más votada en Amposta, que fue la de Junts. No fue un resultado puntual. En el Ayuntamiento, los republicanos suman 16 de 21 ediles. El 14-F, los partidarios de la separación de España obtuvieron en Amposta el apoyo del 63% de los votantes. El municipio ejemplifica la doble personalidad de las Terres de l’Ebre: se defienden los correbous y las verbenas con toros con el mismo afán con que se apoya la independencia. En la avenida de la Rápita, David Espuny y Antonio Serrano comparten mesa en una terraza. “Es una vergüenza”, responde el primero cuando se les cuestiona por el hecho de que, tres meses después de las elecciones, siga sin haber Gobierno en Cataluña.

Fachada del Círculo Cultural Colomense.
Fachada del Círculo Cultural Colomense.©Toni Ferragut (EL PAÍS)

Los dos se reivindican como votantes de izquierdas, pero Espuny, que confiesa que en su día votó a Carles Puigdemont, líder de Junts, manifiesta que el 14-F optó por la abstención. “Me costó enfadarme con mi mujer, pero ya estoy harto. La prioridad debería ser la república y la libertad de los presos políticos y, en cambio, se pasan el día peleándose por la poltrona”. Serrano replica que él sí votó y que, ante una posible repetición electoral, acudiría a las urnas. “Los nuestros tenemos que ir a votar, porque los peperos y los de Vox votan todos”, alega. “El PSOE es lo mismo que esos, recuerda cómo apoyó la aplicación del 155 [el artículo de la Constitución que permitió la intervención de la Generalitat en 2017]”, le apostilla el compañero de mesa.

Clara Salvadó se presenta como votante de la CUP, partido independentista y anticapitalista, y vaticina que una repetición de las elecciones “sería terrible” porque propiciaría una mayor representación en el Parlament “de la derecha y de los fachas”. Alega no estar “muy implicada en política”, y no sabe con precisión la fecha límite para la investidura [el próximo día 26]. Salvadó dice no entender la tardanza en alcanzar un acuerdo, “con las necesidades que tiene la gente de este país, hace falta que se pongan a gobernar de una vez”. Critica que “a las dos partes parece que ya les vaya bien este bloqueo”. Duda en identificar culpables, pero desliza que “Junts aparenta no aceptar que ERC sacase mejor resultado”.

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Culpa de ERC

Rosa Puigdemont y Carme Lorenzo, maestras jubiladas, disfrutan los miércoles de largos paseos por la naturaleza por la comarca de La Selva. Después de andar 10 kilómetros, las dos amigas toman un tentempié en una cafetería de Santa Coloma de Farners. Lorenzo lleva una camiseta de la Asamblea Nacional Catalana y Puigdemont carga en la mochila brotes de madreselva para elaborar ratafía, espirituoso típico de la región. La ratafía es el licor favorito del expresidente Quim Torra. Su familia es de Santa Coloma de Farners. Los Torra tienen tanto ascendente en el pueblo que en 2019 lograron detener el pleno de constitución del nuevo Ayuntamiento, descontentos porque el futuro alcalde quería pactar con el PSC. La hermana de Torra llegó incluso a llevarse del salón de plenos el retrato de su hermano como presidente de la Generalitat. “Nos enfadaríamos mucho si ERC pactara con el PSC”, avisa Lorenzo. “Sería como pactar con tu verdugo”, apostilla Puigdemont.

Las dos amigas son votantes de Junts y achacan a ERC la responsabilidad del desacuerdo. Junts dobló en apoyo a ERC en Santa Coloma de Farners, y los tres partidos independentistas superaron el 74% de votos. “Los de ERC me han decepcionado. Antes les votaba, decían que son independentistas. La culpa es de ellos. Dicen cosas que no son ciertas”, opina Lorenzo. “En ERC se han hecho los chulos, priorizando el pacto con la CUP para presionar a Junts”, apunta esta gallega de nacimiento, aunque catalana de adopción desde hace 43 años.

Lorenzo tampoco confía en la apuesta del partido liderado por Oriol Junqueras a favor del diálogo con el Gobierno. Rosa Puigdemont, en cambio, cree que la llamada “mesa de diálogo” es necesaria para que el independentismo “muestre al mundo que lo ha probado todo”. Puigdemont añade que prefiere que ERC gobierne en solitario porque una repetición electoral puede comportar que el independentismo pierda la mayoría del 52% de votos. “¿Para eso defendimos las urnas el 1-O? ¿Para eso recibimos porrazos de la policía? Pues que gobiernen solos y se la peguen”.

Rosa Puigdemont es una de las 97.000 personas que están afiliadas al Consell per la República, el organismo que preside su tocayo Carles Puigdemont desde Bélgica. El Consell es el principal escollo entre ERC y Junts para revalidar su coalición. Los republicanos denuncian que, en verdad, es una estratagema de Junts para controlar la Generalitat. Rosa Puigdemont lo rechaza: “En el Consell nadie nos dice que quieran tutelar a Pere Aragonès [el candidato de ERC a la presidencia de la Generalitat]”. Encarna Viñas es otra afiliada al Consell, y también votante de Junts. Nacida en Andalucía, lleva desde niña en Cataluña y regenta una tienda de ropa. Es independentista y recrimina a ERC que priorice “ocupar el poder antes que escuchar a sus socios”. “Las relaciones son tan malas que quizá mejor que haya elecciones de nuevo”, dice Viñas, que no duda de que volvería a ir a votar, “porque está en juego el futuro de nuestros nietos”.

Xavi, conductor de autobuses y empresario de transporte en Amposta, reparte culpas entre ERC y Junts, y alerta de una desafección en las bases del nacionalismo catalán: “Es inaceptable, la gente no ha fallado nunca; cuando ha hecho falta ir a manifestaciones o a cortar autopistas se ha ido, mientras los partidos demuestran que son independentistas de silla”. “La gente se está cansando, incluso los más radicales se están viniendo abajo. Es que han manipulado mucho a las masas”, opina Beatriz Bilbao desde La Rambla de Santa Coloma de Farners. Catalana de origen vasco, admite que dejó de votar el 14-F por cansancio. Si el independentismo ha obtenido tantos apoyos, dice, es porque “en Cataluña se consigue menos, pagando más impuestos, comparado con el País Vasco o con Andalucía”. Los vascos salieron de los años del terrorismo con más fuerza, afirma Bilbao, mientras que los andaluces, apunta, se benefician de otra manera de ser: “Los catalanes viven para trabajar y en Andalucía trabajan para vivir”.


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