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La llegada de personal para la vendimia alerta al Penedès y Terres de l’Ebre

El sindicato Unió de Pagesos llama a priorizar la “contratación de proximidad”

Marc Rovira
Temporeros africanos en Torres del Segre, en la comarca de el Segrià, el 6 de julio.
Temporeros africanos en Torres del Segre, en la comarca de el Segrià, el 6 de julio.EL PAÍS

La proximidad de la vendimia y la cosecha de variedades de fruta tardía han puesto en alerta a las Terres de l’Ebre y al Penedès, territorios donde se necesita el apoyo de personal de temporada para poder dar abasto con la recolección agrícola en cortos márgenes de tiempo. El precedente de los brotes de covid-19, en Lleida, durante el arranque de la campaña de recogida de fruta de hueso despierta temores y ha propiciado la necesidad de protocolos de actuación que mitiguen el riesgo de contagio entre los trabajadores del campo. El sindicato Unió de Pagesos llama a priorizar la “contratación de proximidad”.

El sector agrícola vive un verano con el alma en vilo. Acostumbrados a mirar hacia el cielo para detectar si se avecinan tormentas que echen a perder el trabajo de todo el año, esta vez los agricultores constatan que la principal amenaza es un virus que vuela a ras de suelo. La campaña de la cosecha se llena de incertidumbres por la posible aparición de brotes entre unos trabajadores que comparten jornadas de largas horas realizando faenas donde las distancias de seguridad son inviables.

“Hay cosechas en las que todo se encomienda a quince días de recogida, si se detecta un positivo en una cuadrilla y hay que poner al personal en cuarentena, el riesgo de perderlo todo es alto”, manifiesta Miquel Pinyol, coordinador territorial del sindicato Unió de Pagesos en las Terres de l’Ebre. “La vendimia es el momento más importante de todo el proceso de elaboración del vino, se necesita recoger en poco tiempo la producción de todo un año y, para eso, hace falta personal”, indica Joan Arrufí, presidente de la DO Terra Alta.

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La comarca suma 12.000 vecinos y apenas ha notado el impacto del virus, parecido a lo que ha sucedido en el Priorat, con 9.000 censados, pero Arrufí advierte que “llegará gente de fuera y el riesgo aumenta, es evidente”. El caso de Lleida, donde la llegada de unos 20.000 temporeros buscando trabajo para recoger fruta coincidió con un repunte y descontrol de los brotes de coronavirus, es el ejemplo a evitar. El sindicato Unió de Pagesos alerta que “ante las inminentes campañas en zonas productoras de uva, de fruta más tardía y, finalmente, del cítrico se deben tomar una serie de medidas que ayuden a minimizar los riesgos que entraña la Covid-19”. El sindicato reclama que la administración se haga cargo de “un sistema obligatorio de test de detección” y, además, recomienda a los propietarios de fincas agrícolas “priorizar el modelo de contratación de proximidad”. Indica que esta práctica “ofrece oportunidades laborales a las personas que residen en el territorio, evita desplazamientos largos, minimiza la necesidad de alojamiento y ordena la circulación de personas en el territorio”.

Ramon Sarroca es el presidente de la Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña (FCAC). Discrepa de que hubiera descontrol durante el inicio de la campaña de la fruta en Lleida y defiende que se aplicaron medidas para prevenir contagios. “El protocolo pactado por ayuntamientos, organizaciones agrarias, la patronal Afrucat y la delegación del gobierno ha funcionado. Pese a que se haya dicho que el descontrol del virus en el Baix Segrià era cosa de los temporeros, no solo fue por ellos, el virus afecta a todos”.

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Pinyol observa diferencias en función de las cosechas. La aceituna no traerá complicaciones porque la campaña será muy floja, “el exceso de humedad mató la floración”, y lo mismo pasa con el arroz, un trabajo muy mecanizado y donde los trabajadores pueden mantener las distancias de seguridad. “La vendimia, en cambio, sí puede provocar una situación parecida a lo que se ha visto en Lleida”, alerta. Y, después del verano, vendrá la campaña de los cítricos. Otro desafío.

Arrufí manifiesta que “si se hacen controles antes de que entre la gente, no tiene que haber grandes problemas”. Batea es uno de los municipios que más actividad concentra en torno al vino en la Terra Alta y habilita un albergue con capacidad para acoger a medio centenar de personas. En el Penedès, también se han previsto albergues en Vilafranca del Penedès y en Sant Jaume dels Domenys para dar cobijo a los temporeros de la vendimia.

El riesgo de la contratación irregular y las pruebas PCR

El Penedès, donde se ubica la mayor parte de la poderosa DO Cava, es la principal zona de producción vinícola de Cataluña. Suma más de 25.000 hectáreas de viñedos, desde la vera del mar hasta los 600 metros de altura, y la vendimia se alarga durante semanas porque se cosechan diferentes variedades de uva, con grados de maduración distintos. La tarea de la recogida se ha mecanizado pero Joan Huguet, presidente de la DO Penedès, señala que el trabajo manual sigue siendo imprescindible, “para hacer grandes vinos, se tiene que recoger a mano”.

Huguet matiza que la llegada de temporeros al Penedès “no es como en Lleida, ni mucho menos, pero no vamos a eludir responsabilidades”. Defiende la necesidad de practicar un test PCR a cada temporero, pero entiende que genera un conflicto para el empresario: “Antes de que un trabajador recoja un kilo de uvas ya le ha costado dinero al agricultor”. Huguet también admite que exigir la prueba a cada trabajador aumenta el riesgo de que se fomente la contratación irregular. “A los futbolistas se les hacen PCR cada semana, a ver si aquí encontramos la manera de hacerles pruebas a gente que viene a trabajar como mulas”.

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