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“Llegamos a tener 700 ingresados y a estar a 50 camas del colapso”

El gerente del hospital Vall d’Hebron, Albert Salazar, advierte de que hay que fortalecer la vigilancia epidemiológica

Albert Salazar, gerente del hospital Vall d'Hebron de Barcelona.
Albert Salazar, gerente del hospital Vall d'Hebron de Barcelona.Albert Garcia (EL PAÍS)
Jessica Mouzo

Las paredes garabateadas de la sala de reuniones del hospital Vall d’Hebron de Barcelona dan buena cuenta de lo que fue la pandemia en el hospital. Cuadros, números y gráficas coloreadas de rojo y verde eran el termómetro de la crisis sanitaria. El mapa de las unidades disponibles en el hospital, ahora cubierto de marcas verdes, se tornó rojo covid en pocos días. “El 28 de febrero”, salta como un resorte el gerente, Albert Salazar (Barcelona, 56 años), al preguntarle cuándo empezó todo. El primer caso ese día. El primero de muchos. De cientos. De miles

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Salazar cumple hoy un año al frente del buque insignia de la sanidad catalana. El mayor hospital de Cataluña, con la unidad de cuidados intensivos (UCI) más grande y el impacto más severo de la crisis de la covid-19. Atendió a unos 3.400 pacientes con covid-19, 355 de ellos en estado crítico. Hoy quedan 20: 15 en planta y cinco en la UCI.

Pregunta. Un año movidito el suyo

Respuesta. Ha pasado rápido. No nos hemos aburrido

P. ¿Cómo vive un gerente recién llegado una pandemia de este calibre? ¿Ha sido un hándicap la crisis?

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R. Fue una sorpresa y lo que podría parecer que era un enlentecimiento de las áreas de mejora en las que nos estábamos centrando, ahora, tras tres meses y la respuesta de los profesionales, vemos que fue una palanca para acelerar los cambios.

P. ¿Qué pensó ese 28 de febrero?

R. Pensamos que estábamos delante de una epidemia que causaba neumonías graves. Lo que más nos asustaba era la disponibilidad de camas de UCI. Nuestra obsesión era el paciente que necesitaba ventilación mecánica porque ya pensábamos que este virus hacía una manifestación más grave de lo que se podía pensar.

P. ¿Se lo veían venir?

R. Una de las claves de cómo respondió el hospital es que nos anticipamos. Empezamos 15 días antes a no minimizar la situación. No nos imaginábamos lo que era, pero no la minimizamos. Empezamos en urgencias a separar circuitos, a hacer sospechas de neumonías no filiadas que podían ser por covid, independientemente de que en aquel momento solo había que testar las que venían de Italia.

P. ¿Y les sirvió?

R. Ganamos terreno. Nos quedamos a un par de días de estar colapsados. Cuando la epidemia se paró, estábamos con 700 camas con covid-19 y nos quedamos a 50 camas del colapso. Dos días más y hubiésemos llenado todo. Estuvimos a punto.

Se hicieron planes de contingencia con todo el territorio, con atención primaria, centros sociosanitarios y hospitales privados del área de referencia.

“Empezamos 15 días antes a no minimizar la situación. No nos imaginábamos lo que era, pero no la minimizamos.
Albert Salazar, gerente del Vall d'Hebron

P. ¿Fue una avalancha?

R. Una avalancha bastante rápida. El 14 de marzo estábamos ya con 300 pacientes ingresados y 70 en la UCI. En menos de un mes, llegamos al máximo de la epidemia.

P. ¿Qué ha fallado en esta crisis sanitaria?

R. Más que fallar, yo diría que lo que no puede volver a pasar es que se desborde la vigilancia epidemiológica. La pandemia ha puesto de manifiesto que una de las partes más débiles era la salud pública y es uno de los retos que hay que fortalecer y hacerlo conjuntamente con la atención primaria. Lo segundo que no tendría que volver a pasar es la falta de aprovisionamiento de equipos de protección.

P. ¿Cómo se recupera un hospital de una pandemia?

R. Poco a poco. Tenemos un plan de adaptación, pero no es normal porque el tema de la seguridad hace al hospital menos amable y eficiente. El hecho de tener que hacer frotis a pacientes que vienen a operarse, hace que no puedas estar con la actividad quirúrgica al 100%. Otra clave es recuperar esa transformación. Deshacerlo, pero no todo, porque tienes que tener una reserva estratégica por si acaso. Y eso te hace ser menos eficiente.

P. ¿Y emocionalmente cómo se recupera?

R. El ambiente es bueno. La respuesta de los profesionales ha servido para cohesionar los equipos. Al compartir esta vivencia tan bestia juntos, piensas que también tenemos que salir juntos. Pero está claro que pueden quedar secuelas y aparecer más a medio plazo.

P. La pandemia paró sus planes. ¿Qué quiere hacer en el hospital?

R. Tenemos que seguir reforzando lo que ya funciona pero, sobre todo, el abordaje del paciente médico, que satura el hospital. El abordaje de este paciente crónico, si no lo tienes bien organizado no te permite que el hospital desarrolle toda esa otra actividad más de alta especialización. El hospital tiene que ser capaz de dar respuesta a la demanda comunitaria, como un hospital comarcal, y a la vez, a la demanda de alta especialización.

P. ¿Cómo se encaja?

R. Urgencias es la puerta de entrada de toda la demanda comunitaria y necesitas tener un servicio de urgencias potente, bien dotado y profesionalizado.

“Estamos más preparados que antes, pero más cansados también
Albert Salazar, gerente del Vall d'Hebron

P. Pero ese siempre han sido el punto débil de este hospital.

R. Necesitamos unas urgencias potentes, que adecúen bien el ingreso urgente. Si un paciente viene con una neumonía y solo tienes dos opciones: ingresarlo en el Vall d’Hebron o mandarlo a casa, esto es muy pobre. Entre estas dos opciones, tienes que rellenar este hueco. La situación de estos pacientes da para mucho más que ingreso o alta. Lo que necesitas es tener dispositivos en el territorio y también unas urgencias con unidades de observación y corta estancia. Si yo a un paciente lo estabilizo 48 horas en una sala adyacente a urgencias, me evito una cama del hospital, esa cama la usa un paciente quirúrgico de alta especialización.

P. Las listas de espera se han disparado: 406 días para una resonancia o 235 para el alergólogo en Vall d’Hebron.

R. Más que nunca la priorización clínica es importante. La cirugía cardíaca y oncológica ya la tendremos dentro de los términos de garantía. Intentaremos minimizar las listas de espera lo antes posible pero no va a ser posible terminar con los buenos números del año pasado y que nuestro compromiso es que a lo largo de 2021 podamos recuperarnos.

P. ¿Están preparados para la segunda oleada?

R. Más que la primera sí. Tenemos reservas estratégicas en cuanto a urgencias, hospitalización e UCI. Tenemos un gran equipo a nivel territorial. Estamos más preparados que antes, pero más cansados también.

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Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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