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Los anestesiólogos reivindican su papel en la pandemia

Los especialistas reclaman ser escuchados por la Administración ante eventuales rebrotes

Josefa Galan, anestesióloga del Sant Pau de Barcelona y miembro de la Sociedad Catalana de Anestesiología
Josefa Galan, anestesióloga del Sant Pau de Barcelona y miembro de la Sociedad Catalana de AnestesiologíaAlbert Garcia (EL PAÍS)
Jessica Mouzo

El peor pronóstico de la pandemia de coronavirus se cristalizó en los hospitales. En los días más duros de la crisis sanitaria, las camas de cuidados intensivos estaban a rebosar y se quedaban cortas. Se abrían unidades de críticos en quirófanos y salas de reanimación. Los médicos intensivistas no daban abasto y tiraban de compañeros, especialmente los anestesiólogos, acostumbrados a intubar y a tratar a pacientes en momentos de especial debilidad (en la cama de un quirófano, tras una operación…), para que les ayudasen. Ahora que el suflé de la pandemia baja, los anestesistas catalanes reivindican su papel. Han estado tomando decisiones a pie de cama, pero lamentan que nadie los haya llamado para tomarlas en los despachos.

Según una encuesta realizada por la Sociedad Catalana de Anestesiología y Reanimación de la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña y Baleares, más del 60% de los anestesistas dedicaron todo su tiempo durante la pandemia a tratar pacientes con covid-19 y en el 53% de los centros hospitalarios estos especialistas han sido líderes o encargados de la atención médica a pacientes con covid-19. “Conocemos al paciente crítico, porque forma parte de nuestra capacitación, y tenemos esta versatilidad que nos permite atender al paciente postquirúrgico y, en momento de crisis, podemos reubicar a la mayoría de los anestesiólogos”, explica Josefa Galán, miembro del Grupo de Trabajo de Críticos de la Sociedad Catalana de Anestesiología.

Los especialistas de anestesia, expertos en intubar y atender pacientes graves —normalmente en o tras el quirófano—, lamentan la falta de atención que, a su juicio, han recibido por parte de las autoridades. “Con los profesionales de medicina intensiva, la administración ha tenido una relación espontánea. Pero Anestesia ha tenido que reclamar esa atención. Tienen que contar con nosotros porque forma parte de nuestra especialidad. Nos necesitan y podemos hacerlo. Y hasta ahora eso no ha quedado reconocido. Hemos tenido que reivindicarlo”, lamenta Galán.

Ante un eventual rebrote, los anestesiólogos rechazan aumentar el número de camas estructurales de las unidades de cuidados intensivos (UCI) y apuestan por repetir el plan de los últimos meses, con espacios polivalentes que se puedan readaptar. Cataluña llegó a tener unas 2.000 plazas de críticos al reconvertir quirófanos, hospitales de día, unidades de reanimación y salas de reanimación postquirúrgica en UCI improvisadas y ha decidido mantener de forma estructural un 25% más de camas UCI que antes de la pandemia. “Cuando se piensa en el número de camas que se requieren para dar respuesta a rebrotes, se piensa en las camas de medicina intensiva. Pero probablemente no es la manera más coste eficaz. Probablemente, si potenciamos y facilitamos que todos los servicios que tienen pacientes críticos —como anestesia, cardiología, neumología o pediatría— puedan desarrollar esa capacidad que le es propia, en el momento que se requiere aumentar las camas de críticos porque viene la pandemia, estas especialidades pueden reorientarse y especializarse a este tipo de pacientes”, valora Galán.

De hecho, la Sociedad Catalana de Anestesiología reclama que se contemple como camas de críticos a las unidades de reanimación que, a pesar de estar preparadas para dar soporte vital a los pacientes, no están contempladas como tales. Según los cálculos de la organización científica, el número total de camas de críticos se duplicaron durante la pandemia (de 796 a 1.674 plazas) y el 60% de ese aumento procedían de los servicios de anestesia y reanimación.

Los anestesiólogos reclaman tener presencia en los órganos asesores de la Administración para la atención al enfermo crítico. “Queremos estar presentes dentro de las reuniones para la desescalada, para la nueva normalidad y para un plan de contingencia. Y queremos que estos números [los de la encuesta de la sociedad científica] se tengan en cuenta para dimensionar el plan de contingencia”, zanja Galán.

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Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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