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La Crónica
Crónica
Texto informativo con interpretación

Hotel en guerra

La Casa Johnstone, en Tossa de Mar, que sobrevivió a la Guerra Civil, a la posguerra y al boom turístico, es testigo también de la crisis del coronavirus

Rebeca Carranco
La Casa Johnstone, en Tossa de Mar, en la actualidad forma parte del complejo hotelero Don Juan.
La Casa Johnstone, en Tossa de Mar, en la actualidad forma parte del complejo hotelero Don Juan.toni ferragut

Los carteles que se ven por la calle provocan escalofríos. “Se vende”, “Se alquila”. Persianas bajadas en las hileras de braserías, bares de tapas, pizzerías, cafeterías, heladerías... Un local al lado de otro, como fichas de dominó. La única señal de vida es un grupo de albañiles perforando el suelo para pasar unos tubos. Y la silenciosa motocicleta de la policía local de Tossa de Mar que recorre las callejuelas del centro: “¿Buenos días? ¿Qué hace por aquí?”.

Preocupa pensar que pasará con Tossa de Mar cuando acabe la crisis del coronavirus. Preocupa pensar que está pasando ya, ahora, con todos esos negocios cerrados. Pero no es solo Tossa de Mar. Es Sant Feliu de Guíxols, es Platja d’Aro, Palamós, Llafranc, Begur, Calella… Se puede seguir hacia arriba o hacia abajo, da igual. ¿Qué pasará con la costa catalana? ¿Qué pasará con nosotros?

Tossa de Mar es una especie de maravilloso accidente geográfico, entre rocas, pinos y mar, accesible, por la costa o por el interior, a través de serpenteantes carreteras, pero colonizado por esqueletos de hormigón vacíos, que cuando se llenan de gente disimulan sus kilos amorfos de cemento. Hotel tras hotel, abigarrados, en un enjambre repetitivo de balcones y mini terrazas, ahora todas con la persiana bajada.

Portada del libro en catalán de Nancy Johnstone.

Con la distopía del coronavirus, las ciudades y los pueblos vuelven a ser de quienes los habitan, encerrados en sus casas, como si el boom turístico nunca hubiese existido. ¿Cuándo fue la última vez que La Rambla de Barcelona estuvo sin un solo turista? Causa cierto placer: es mi ciudad, solo mía. Y da bastante miedo. Sobre todo cuando el Banco de España, el BCE o el FMI hablan de la peor crisis desde la posguerra.

Antes y durante la Guerra Civil escribió Nancy Johnstone sus maravillosos Hotel in Spain (1937) y Hotel in Flight (1939). Cuenta cómo fue para una guiri inglesa de los años treinta descubrir un pequeño rincón de Cataluña, Tossa de Mar, construir un hotel para turistas extranjeros como ella, Casa Johnstone, y cómo la guerra, que al principio parecía que se libraba en cuatro calles de Barcelona, llevó a Tossa de Mar miedo, hambre, bombardeos, detenciones y un regimiento de niños de los que cuidar.

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Con el símil frívolo en la cabeza de la Guerra Civil y la guerra al coronavirus recorro Tossa de Mar en busca de Casa Johnstone. No quiero usar Google maps. Busco intuir la empinada cuesta de una montaña que describe Nancy mientras subo una calle asfaltada y flanqueada por una línea de pizzería/bar de tapas/heladería/steakouse/pizzería y el mar. Nada. Reculo. Regreso a la calle de los obreros municipales. La moto policial pasa por detrás otra vez. Hotel/hotel/hotel/inmobiliaria/localenalquier/ristra de pisos vacíos.

Al fin encuentro la entrada del hotel Don Juan. “La verás por aquí detrás”, me indica un empleado de mantenimiento del recinto de cuatro estrellas, cerrado por coronavirus. A lo lejos, diviso una construcción cuadrada, de paredes blancas, rodeada de más edificios y una pista de tenis. La Casa Johnstone, que acogió en los años treinta a intelectuales, turistas y una treintena de niños durante la Guerra Civil, es un anexo en el seno de un macrohotel para rosados turistas que se curten al sol de la Costa Brava.

Ya la construcción de la Casa Johnstone, en 1934, alteró la fisonomía de la costa, pero entonces no había masificación y nadie podía prever la de cemento que estaba por llegar. La peripecia de sus anfitriones, Nancy Johnstone y su primer marido, la recuperó la historiadora del arte Glòria Bosch con la ayuda del galerista local Joan Planella. “La madre de Joan Planella trabajaba de jovencita con la Nancy. Él me abrió caminos, enseñándome fotos que guardaba de su madre”, explica por mail Bosch. También habló con la hija del pintor alemán Oscar Zügel, amigo, vecino y personaje de los libros de Nancy, con la tossenca Maria Eugènia Serra, y organizaron una exposición en 2007.

Cuatro años más tarde, Tusquets reeditó los dos libros publicados por Nancy en inglés en los años treinta, Un hotel en la costa. La crónica cotidiana de una británica “con carácter fuerte y sin nada de miedo”, la define Bosch. El relato empieza con el florecimiento turístico de Tossa en los años treinta y acaba con los refugiados y exiliados hacinados en pueblos y playas de la costa francesa por la Guerra Civil.

Luego Nancy se fue a México y no regresó a Tossa hasta los años 50. El hotel estaba ocupado por quienes se quedaron a su cargo. No fue fácil, la denunciaron “por roja”, explica Bosch. “El jefe de la Guardia Civil, que la conocía y le caía bien como persona, no se quiso creer las barbaridades ‘interesadas’ de quienes la querían echar. Avisó a un amigo muy amigo y vecino para que la sacasen de España antes de la madrugada, cuando la Guardia Civil iría a detenerla. Y así lo hicieron”, explica.

Al poco, Nancy se instaló de nuevo en el municipio catalán. Planeaba escribir un tercer libro de Tossa de Mar, pero su segundo marido “no soporta el ambiente del pueblo”, y se marcharon. El último rastro de ella es una carta que envía a la editorial inglesa Faber & Faber, que le había editado los dos libros anteriores, donde habla de algunos capítulos que tiene listos. Gracias a los editores, Bosch ha podido reconstruir el periplo de Nancy: “Me buscaron las cartas y me las enviaron, atentos siempre a cualquier duda”.

Familiares de Nancy se han puesto en contacto con Bosch. “Nunca más supieron nada y estaban interesados en tener el material de la investigación. Eso quiere decir que la pista desaparece en Tossa. Nunca llegaron a Londres”, asegura la historiadora del arte, que no pierde la esperanza de encontrar algún hilo del que tirar para saber qué fue de ella y de su marido.

La reedición de los libros de Nancy por parte de Tusquets (primero en catalán y luego en castellano) fue un éxito. Incluso se habló de la adaptación al cine de la historia del hotel, que podría dirigir Isona Passola. De llegar a rodarse, la impasible Casa Johnstone sigue en pie casi un siglo después, en una extrañamente vacía Tossa de Mar. Sus cuatro paredes y el pueblo que las alberga son testigos de una nueva batalla: la de coronavirus.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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