La falta de profesores para niños con necesidades especiales en un colegio de Almería acaba en una huida a otro centro
El centro Sagrado Corazón de Tíjola (Almería), con más 30 alumnos diagnosticados, solo cuenta con un especialista que acude tres días a la semana y solo puede dar apoyo a 22
Carolina Berruezo ha tenido que contratar a una persona para que recoja del CEIP Sagrado Corazón de Tíjola (Almería, 3.520 habitantes) a su hija de siete años y que coma en su casa. Tiene autismo severo y no puede valerse por sí sola. José María Cortés, con cuatro hijos, no puede permitírselo y su niña de 10 años con necrocefalia se queda a mediodía en el centro. “Necesita ayuda para todo, para ir al baño, para comer y hay días que come y otros que no”, explica. Sus hijas son dos de los cuatro que van al aula específica del colegio, que desde principio de curso no cuenta con el profesor Profesional Técnico en Integración Social (PTIS) necesario para atender a estos niños con discapacidad severa. “Son el resto de los docentes los que se van turnando para cuidarles”, explica Berruezo. El problema no es nuevo. El año pasado ya provocó un aluvión de quejas y este curso al menos diez familias han decidido cambiar de centro. Ante la falta de alternativas, la huida.
El hecho de que falten PTIS no es la única carencia con la que han comenzado el curso en ese centro del valle del Almanzora. De sus 254 alumnos, 33 tienen necesidades de atención a la diversidad, pero únicamente cuentan con una maestra de psicología terapéutica (PT) para atenderlos, que solo acude al colegio tres días a la semana, porque también tiene que ir a los colegios de los municipios vecinos de Olula y Purchena. “Solo con esos días y tantos niños no se pueden cubrir las horas de refuerzo y atención que cada uno de ellos necesita”, explica Esther González, secretaria de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA). Eso explica que de esos 33, 11 no reciban ningún tipo de atención por parte de la especialista, ya que se ha debido priorizar el apoyo en función de sus 15 horas semanales.
En su horario completo de tres días —que hasta principios de octubre solo eran dos― solo se puede atender a 22 alumnos. Todos reciben una hora semanal de refuerzo, salvo cinco a los que solo les corresponden 30 minutos, según la información facilitada por el CEIP Sagrado Corazón. Uno de estos últimos es el hijo de María Martínez de Armuña, que está en 4º de primaria y fue diagnosticado el año pasado con Trastorno de Déficit de Atención. “Tiene asignadas cinco horas semanales de refuerzo en Matemáticas y hemos conseguido que pueda tener 30 minutos por semana. Es algo insignificante”, se queja.
Las familias del centro, y prácticamente el municipio entero, se han solidarizado con la angustia de estos padres y han secundado con 1.831 firmas, recogidas también a través de Change.org, una petición para que cuanto antes se asigne un PTIS y se incorpore a un profesional de psicología terapéutica de manera permanente al colegio. El documento fue entregado el martes al responsable de la Delegación de Desarrollo Educativo de la Junta en Almería, quien, ese mismo día, le trasladó al director del centro que tendrían un PTIS y que en noviembre también se incorporaría un PT a jornada completa, explica Esther González. “A finales de septiembre ya nos prometieron que el PTIS llegaría en la primera semana de octubre y seguimos sin él, en esta segunda ocasión no nos han dado fecha concreta para su incorporación”, advierte la secretaria del AMPA.
Al escepticismo de los padres se suma el hecho de que ese especialista PTIS solo estaría en el centro de 9.00 a 14.00. El delegado trasladó al director que para los niños de la unidad específica, el centro tendría que solicitar un monitor de comedor más solo para ellos. La dirección ha informado a los padres de que cuando ha pedido el monitor, le han dicho que es imposible que se pueda enviar porque ya se han cerrado las contrataciones de estos trabajadores. “No tengo a mi familia aquí y no quiero que mi hija no esté debidamente atendida a la hora de comer, pero si todo funcionara como debiera no tendría por qué tener a una persona contratada solo para sacar a mi hija del centro y asegurarme de que come”, indica Berruezo.
Fuentes de la Delegación de Educación en Almería indican que el centro cuenta con dos profesores de audición y lenguaje (AL) y dos PT y reconoce que se está gestionando la llegada de un PTIS. La secretaria del AMPA precisa: “Solo tenemos un AL, no dos, y además lo compartimos con otros cinco centros, así que imagínate a lo que tocamos”. El centro cuenta con otra PT, pero es la encargada exclusivamente de la unidad específica donde están los cuatro niños con discapacidad severa, para el resto de los 33 alumnos la profesional solo dispone de tres días a la semana. “Para que funcione correctamente la unidad específica es necesario el PTIS, que es quien atiende sus necesidades físicas y es un apoyo contante. Y además, lo que pedimos es un PT a tiempo completo para los otros 33 estudiantes con necesidades”, añade González.
“Estamos en standby”, se queja Martínez. Los padres critican la falta de previsión por parte de la Consejería de Desarrollo Educativo. El curso pasado también hubo retraso en la incorporación del PTIS y de la PT. “En julio al anterior monitor de PTIS le comunicaron que no renovaría este año. Cómo es posible que a mitad del primer trimestre aún no dispongamos de ese profesional que es tan necesario para atender a nuestros hijos. Pero es que si no se cubren las necesidades de quienes son totalmente dependientes, es normal que tampoco atiendan a los que no lo son y necesitan refuerzo para atender a su situación”, señala Lola García, madre de un niño diagnosticado con hiperactividad desde 1º de primaria. Ahora está en 4º y necesita refuerzo en Lengua dos días a la semana. “Con el tiempo que la PT está en el centro, solo le corresponden 30 minutos”, dice. “Después de clase tengo que llevarlo a atención temprana y a Olula a otro centro de pago para poder suplir las necesidades que no me cubren en el colegio”, abunda.
Fuga de alumnos para recibir mejor atención
El año pasado, la PT también se incorporó en noviembre, una vez iniciado el curso. Entonces había 41 alumnos diagnosticados con alguna necesidad especial. La imposibilidad de la PT de cumplir con los requisitos y el tiempo estipulados para cada uno de ellos —el curso pasado solo estaba dos días a la semana (10 horas semanales)— ha provocado que este año una decena de padres hayan trasladado a sus hijos a otros centros “para que estén mejor atendidos”, apunta González. Este año, desde octubre, ha incrementado un día más, pero tampoco da para cubrir las necesidades de los estudiantes. “Aunque venga un refuerzo a tiempo completo en noviembre, tampoco creo que pueda cubrir todas las horas de todos los niños”, opina Martínez .
En Andalucía no hay fijadas cuotas de número de alumnos por cada profesor especializado en atender necesidades especiales. “Los problemas con los PT y PTIS es endémico”, señala Daniel Fernández, responsable regional de USTEA, que explica cómo durante la campaña de recogida de firmas para la bajada de ratio por ley, frustrada por la mayoría absoluta del PP en el Parlamento andaluz, también se pedían unas ratios mínimas de PT. La única ratio es para las aulas específicas”, explica.
En la comunidad hay unos 73.000 alumnos con necesidades de apoyo a la diversidad que son atendidos por 13.000 profesionales, entre ellos 7.325 maestros especialistas —5.495 PT y 1.830 AL (audición y lenguaje)― según los datos facilitados por la Consejería de Desarrollo Educativo. En la actualidad, el número de PTIS es de 2.972, 150 más que el curso pasado. Un problema informático, explican las fuentes cercanas a ese departamento consultadas, ha impedido que los 100 nuevos profesionales dependientes de la Administración —los otros 50 son de empresas de servicios― se incorporaran desde el inicio del primer trimestre, si bien ya está solventado y se espera que se vayan incorporando a lo largo de las próximas semanas, aseguran las mismas fuentes.
Ninguno de ellos ha llegado a Tíjola y la desesperación de las familias que requieren de su actuación va en aumento. “No piensan en estos niños que tienen los mismos derechos, a los que les viene bien relacionase con otros chavales de su edad. Mi hija no va a hacer una carrera, pero ir al colegio, tener clases, cuidados, es un estímulo”, dice Cortés.
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