El regreso de Carlos Fernández a las Cortes de Castilla y León: “La gente no está acostumbrada a que la represente un gitano”

Carlos Fernández (Zamora, 28 años) se define como “el exótico entre los exóticos” al comentarle que su figura rompe múltiples tópicos hacia el colectivo gitano, al que pertenece. El zamorano es historiador del Arte y se está doctorando en la especialidad, canta ópera en un coro y es un político joven en calidad de procurador del PSOE en las Cortes de Castilla y León. Fernández regresa al Parlamento autonómico tras una situación negativa, pues el fallecimiento hace unas semanas de la diputada socialista Inmaculada García Rioja le ha permitido dar ese paso y volver a un escaño que ya ocupó con 23 años como sustituto precisamente de esta política, entonces de baja por enfermedad. “La gente no está acostumbrada a que la represente un gitano”, sostiene este miembro del colectivo, quien reivindica la diversidad social y apela a la tolerancia para que la ciudadanía siga entendiendo la pluralidad en las calles o en los hemiciclos.

Este martes se produjo el regreso oficial de Fernández a la Cámara de Valladolid, donde su partido asiste desde la oposición al mando en solitario del PP tras romper con Vox, su socio de Gobierno tras las elecciones de 2022 y hasta el pasado verano, cuando la dirección nacional ordenó el divorcio con el Partido Popular en las comunidades donde formaban coalición. El joven coordinador de la Fundación del Secretariado Gitano de Zamora acudirá al Pleno con el pesar de ocupar el puesto dejado por el fallecimiento de su predecesora y con la ilusión del aprendizaje y las experiencias adquiridas durante su primera etapa. “Habrá quien se alegre o quien se moleste, somos una sociedad diversa y los Parlamentos se diversifican. Siempre he tenido muy buen trato de todos los partidos, más allá de las considerables diferencias políticas, se me ha tratado con mucho respeto”, expone el procurador, quien achaca ese buen trato más a su perfil particular que a un hipotético respeto general al mundo gitano: “No tengo pruebas porque tampoco dudas de que se debe a que soy un gitano con carrera, que canta ópera, pero sería de otra manera con gitanos de barrios humildes. Soy exótico dentro de los exóticos. Seguro que a los procuradores de Vox el resto de gitanos no les hace particular gracia”.

El parlamentario incide en que figuras como las suyas ayudan a que los sectores sociales menos representados por la política puedan sentirse como parte del sistema y pone como ejemplo a la también gitana Beatriz Carrillo, directora general para la Igualdad de Trato y No Discriminación y contra el Racismo en el ministerio de Igualdad. Fernández celebra que desde su nombramiento ha recibido buenas palabras, con cariño de sus conocidos y de zamoranos que lo ven por la calle, y admite que el odio se esconde en el anonimato de las redes sociales. Eso sí, el trasfondo global invita a estos sucesos desagradables contra los que hay que luchar tanto en los hemiciclos como en el activismo callejero: “Estamos educados en un sistema que es racista, machista, homófobo, por inercia se nos ha criado así, a todo el mundo, yo mismo lo hago o la persona más feminista”. “El ejercicio es una deconstrucción de lo que pensamos y hacemos contra los actos reflejos que muestra un racismo estructural, incluso en gente progresista o buena. Ahí está la voluntad de cada uno de cambiar y que nadie es peor persona por ser de otros colectivos”, reivindica el socialista, quien lamenta los prejuicios y los tópicos hacia los gitanos: “El gran problema es el desconocimiento, se nos ve como ladrones o con estereotipos porque no hay formación desde la escuela. Hay que concienciar de que el mundo es diverso y que en la calle hay musulmanes, católicos, ateos, blancos, negros…”.

El joven historiador del Arte se encontrará con una muy superior presencia de la ultraderecha en las Cortes autonómicas respecto a cuando él entró a sus 23 años en ese espacio de debate. De este periodo de los ultras lamenta las “patochadas” durante su etapa en el mando, con un exvicepresidente Juan García-Gallardo habitualmente presente en polémicas o acciones controvertidas o histriónicas. “Fue una cagada manifiesta, el gran error del PP por dejar entrar a los fascistas de Vox, más con este exvicepresidente que en fin… es una pantomima que se explica por sí sola”, sostiene Fernández, crítico con Alfonso Fernández Mañueco, el presidente de Castilla y León, por abrazarse a ese socio: “Que Vox haga gestos obscenos… bueno, ofende, pero extraña menos, pero que Mañueco hiciera la peineta [a una procuradora socialista en 2023] pues no. ¿Dónde ha quedado el PP como partido de Estado?”.

Tiempo habrá para el debate de las ideas políticas. Hasta entonces, Carlos Fernández analiza estos cinco años transcurridos desde su bautismo político y la reincorporación actual. “Me considero una persona muy afortunada, me dedico a las pasiones de mi vida, activista gitano que ejerce en el trabajo y la política”, explica el cantante del coro del teatro Calderón de Valladolid y también doctorando en la construcción del imaginario gitano del siglo XIX: “También ejerzo el activismo desde la Academia”. El zamorano considera que cuando llegó a las Cortes era “un niño de 23 años” y que ahora, un lustro mayor, viene más maduro gracias a su vida profesional en el Secretariado Gitano y su desarrollo humano en el teatro, el canto o las artes. El joven político reitera durante sus palabras que es un “privilegiado” por debatir y hacer política allí donde se toman las decisiones que implican a la sociedad, sea del colectivo o etnia que sea: “Es un honor ser una de las 81 personas que representan a 2,4 millones de personas”