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Ciudades españolas que se miran en el espejo de ‘The New Yorker’

Artistas e ilustradores de una veintena de municipios lanzan iniciativas inspiradas en la mítica revista neoyorquina y diseñan portadas que celebran y critican sus realidades

Varias de las portadas del proyecto 'The Sevillaner' que se exponen en la galería LAB Sevilla.
Varias de las portadas del proyecto 'The Sevillaner' que se exponen en la galería LAB Sevilla.Alejandro Ruesga

A pocas semanas de cumplir su centenario, la revista The New Yorker es hoy uno de los grandes iconos de la prensa escrita. Un mito cuyas páginas hablan de la ciudad neoyorquina, donde nació, a través de artículos con una singularidad: casi siempre van acompañados de ilustraciones, rara vez con fotografías. Por su rareza y calidad es un objeto de culto admirado especialmente por ilustradores, diseñadores y periodistas. Son justo las profesiones que ha desarrollado en su carrera Pilar Orellana, de 37 años, que el pasado verano se unió a Carlos León y Terelo Pérez para lanzar un proyecto donde lanzar portadas inspiradas en su admirado magacín norteamericano pero centradas en su ciudad, Málaga. Se llama de The malagueñer y el número cero lo protagonizó Chiquito de la Calzada. Los siguientes han paseado por tópicos como un plato de gazpachuelo, el espeto o unos churros de Casa Aranda. “Queríamos celebrar y mostrar Málaga y su talento”, señala Orellana sobre una iniciativa que ya acumula una veintena de números realizados por otros tantos artistas.

La propuesta malacitana ha sido una de las últimas en incorporarse a otras similares que se reparten por toda la geografía española. Más de 20 ciudades cuentan ya con sus portadas inspiradas en The New Yorker. Zaragoza, Córdoba, Valladolid, Mallorca, Badalona, Cádiz, Logroño, Zamora, Alboraya, Córdoba, Huelva o Murcia recorren un camino que a nivel internacional también transitan Milán, Shanghái o París. Como la original, ofrecen visiones singulares a partir de las personas que residen, han residido o están vinculadas con ellas.

“Se ha convertido en un fenómeno increíble que ha conseguido llegar a muchos lugares”, relata entre sorprendida y admirada Luisa Vera, ilustradora de 62 años que fue pionera en España al arrancar en junio de 2020 The Barcelonian tras vivir dos décadas en Nueva York. Fue algo personal, un entretenimiento durante el confinamiento que pronto abrió a otros ilustradores. “Pensé que sería más divertido si cada semana alguien diferente hacía la portada”, recuerda. Hoy ya han participado más de 200 personas. Y hay otras muchas actividades, como varias exposiciones, un libro (el segundo está en camino) y una tienda online con láminas que sirve para remunerar a los autores y financiar las publicaciones. Pronto, además, llegará una física.

Todos los proyectos coinciden en que sus portadas no llevan detrás revista, pero más allá cada cual funciona de manera distinta. En The Barcelonian existe libertad de creación y el único requisito es que las ilustraciones traten sobre Barcelona, ya sea desde un punto de vista más intimista o algún tema relacionado con la actualidad en la ciudad. “No queremos postales. Pedimos a los artistas que sean intervencionistas, que muestren cómo ven Barcelona, incluso si la detestan”, relata Vera, que para asumir el crecimiento del proyecto se acompañó de la gestora cultural Inés García-Albi y el diseñador Stefano Puddu. Algunos de los trabajos se han hecho virales, como el de Andreu Zaragoza que mostraba a dos turistas llegando a un piso mientras dos ancianos bajaban sus maletas por las escaleras.

Portadas de las revistas "The Malagueñer" y "The Barcelonian".

“No estamos en contra del turista, pero sí del turismo anticuado de los años 80 que seguimos implementando”, contaba la ilustradora digital Delioma Herquin sobre la portada que realizó el pasado julio para The Canarian. Impulsada hace dos años por el ilustrador siciliano Darío Genuardi desde Fuerteventura, donde reside, este proyecto nació como forma de aglutinar a colegas del sector en la isla y el resto de la comunidad.

“Vi el ejemplo de Barcelona y me gustó, así que creí que podría ser algo interesante a nivel local para conectarnos”, rememora por teléfono desde su país. Cree que las 76 portadas ya publicadas han servido para unir artistas autóctonos con otros que, como él, han llegado desde fuera. También para aportar visiones incluso de quienes tienen vínculos aunque no vivan ya allí, como cuando Victoria Morete homenajeó a su padre, estrella de la UD Las Palmas en los años 70. “También hicimos una exposición en el Meliá de Fuerteventura y quienes se alojaban tenían la oportunidad de conocer leyendas, personajes o símbolos locales. Es una forma también de dar a conocer el territorio”, destaca Genuardi.

Entre la crítica y lo decorativo

Los trabajos se pueden adquirir online y en una pequeña red de tiendas en su isla, pero la idea es ampliarla durante 2025 al resto de Canarias. “Es una labor que hago sin cobrar nada, pero queremos darle un mínimo de monetización, además de pagar su parte a los artistas”, dice el italiano. Esa idea comercializadora fue la fórmula que eligió la venezolana Paola Luzio para empezar The Madrileñer. Paga un adelanto a los participantes a cambio una cesión de derechos por cinco años y vende ediciones limitadas de 250 unidades firmadas por los autores. “Tratamos cada trabajo como una obra de arte. Somos apolíticos y nada determina nuestra línea editorial, pero el contenido es más controlado: queremos que sean piezas que celebren la ciudad desde el optimismo y sean decorativas. Hay espacio para la crítica, pero poco”, señala Luzio por teléfono desde Estados Unidos.

La colección madrileña ya cuenta con 25 portadas. Más de 60 tiene ya The Sevillaner, con Sevilla como género literario e inspiración creativa “desde el preciosismo, pero también desde la crítica”, como sostiene su fundador, el artista e ilustrador Antonio Copete, de 37 años. Él había conocido The Parisianer en la capital francesa y quiso replicarlo en casa, así que se apoyó en sus compañeros del colectivo Manifiesto Taller: Fátima González, Paloma Márquez y Manuel Perujo.

Pilar Orellana en la playa de La Malagueta.
Pilar Orellana en la playa de La Malagueta.Garcia-Santos (El Pais)

“Esta es la ciudad que más se mira a sí misma, además de que actualmente hay una ola a la que se han subido muchos artistas que tratan la imagen de Sevilla en su obra, por muy modernos que sean, desde tatuadores hasta diseñadores gráficos, músicos, creadores de todo tipo. Una nueva corriente de artistas andalucistas —por decirlo de algún modo— que están tomando nuestros símbolos y los están resignificando, para poner en valor y darle una vuelta de tuerca a las tradiciones de Andalucía y Sevilla desde la modernidad”, explica. Inma Serrano, Marina Nosequé, María José Calderón o Ana Langeheldt han mostrado ya su punto de vista sobre la capital andaluza: de la Semana Santa a Curro, La Giralda, los naranjos, la Feria, una ventana de rejas o los turistas.

Es lo que han hecho también Isa Nieto, Ales Div, Lucya Types, Irene Corbacho o Antonio Alés sobre Málaga, cuyas portadas se pueden adquirir desde hace unos días en Bun and Coffee, en el centro de la ciudad. Pero también otras decenas de artistas lo hacen ya para sus ciudades en proyectos como The Mallorcan, The Zamoraner, The Gaditaner o dos de los más recientes, The Badalonian y The Asturianer. “Al final lo que queremos en todas partes en generar comunidad, representar a los ilustradores de cada zona y que su talento se vea”, concluye Luisa Vera desde Barcelona.

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