_
_
_
_

Las 32 horas de aviso rojo que tuvieron en vilo a Málaga pero que al final solo dejaron daños materiales

Desde su inicio, los servicios de Emergencias 112 Andalucía han atendido casi 1.300 incidencias en toda la comunidad

El párroco Carlos Samuel (izquierda) de la iglesia de la Encarnación de la localidad malagueña de Benamargosa limpia de barro los pequeños pasos con imágenes de un cristo y una virgen tras las fuertes lluvias caídas este miércoles.
El párroco Carlos Samuel (izquierda) de la iglesia de la Encarnación de la localidad malagueña de Benamargosa limpia de barro los pequeños pasos con imágenes de un cristo y una virgen tras las fuertes lluvias caídas este miércoles.Jorge Zapata (EFE)
Nacho Sánchez

Hasta 32 horas de aviso rojo hicieron temer lo peor en Málaga. Pero las constantes alertas lanzadas desde las administraciones, la suspensión de las clases y el teletrabajo facilitaron que todos los daños causados fuesen solo materiales. Tras la tempestad, este jueves numerosos municipios evaluaban sus daños. Málaga limpiaba sus calles anegadas, Alhaurín de la Torre retiraba las ramas de los árboles caídos, Monda limpiaba las casas afectadas por las inundaciones y en la comarca de La Axarquía se trabajaba para arreglar los múltiples caminos y carreteras cortadas al tráfico. Lo peor se lo llevó Benamargosa, donde el río se desbordó y varias calles y medio centenar de inmuebles se llenaron de lodo y cañas. Entre ellos, varios bares, una ferretería, un kiosco, un supermercado, la iglesia o las sucursales de Cajamar y Unicaja. También varias viviendas. Allí cada vecino celebraba que solo hubiera daños materiales. “Nos ha salvado Valencia: si no hubiera pasado nada allí, aquí estaríamos muchísimo peor. Teníamos la lección aprendida”, relataba Pablo Díaz.

Todo mientras la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) mantenía ya solo un aviso amarillo en la comarca de Ronda. Allí se cortaron hasta tres carreteras y hubo que desalojar, de manera preventiva, a los vecinos de cinco localidades de la ribera del Guadiaro. En una de ellas, Jimera de Líbar, una riada cargada de piedras causó daños en viviendas, vehículos y calles. La dana se iba desplazando a lo largo del día hacia Andalucía occidental y el aviso naranja se mantuvo hasta la tarde en Sevilla y Cádiz.

En esta provincia se cortó la circulación en tres vías y hubo que evacuar a un centenar de personas del municipio de San Roque —que volvieron más tarde a sus casas— y rescatar a otras seis en Jimena de la Frontera tras quedar atrapadas en un tejado como consecuencia de la crecida de un arroyo. En Huelva el aviso estaba previsto que acabase en la medianoche, poniendo el punto final a la dana. Desde su inicio, los servicios de Emergencias 112 Andalucía han atendido 1.266 incidencias. La mayoría (983) se concentraron en Málaga, mientras que el resto se repartieron así: 140 en Granada, 64 en Almería, 32 en Cádiz, 23 en Sevilla, 12 en Córdoba, 11 en Jaén y una en Huelva. Hasta 4.000 efectivos de Guardia Civil y Policía Nacional se han desplegado en la comunidad andaluza estos días, según fuentes del Gobierno.

“Fue como una ola”

Las imágenes, precisamente, del helicóptero de la Policía Nacional servían para hacerse una idea de las consecuencias del temporal en Málaga. Son numerosas las zonas afectadas tanto en el Valle del Guadalhorce como en la Costa del Sol y la Axarquía. Esta comarca se llevó la peor parte. Sobre todo Benamargosa, donde se registraron hasta 150 litros por metro cuadrado y el río se desbordó alcanzando un nivel medio llegó de seis metros de altura, el doble de su anterior máximo histórico. “Fue como una ola”, explicaba Laura Ramírez, de 33 años, mientras limpiaba el bar El Río, en el que trabaja. Cerca, voluntarios, empleados de servicios operativos y bomberos sacaban barro de todas partes. “Había que venir a ayudar”, decían las hermanas Rocío y Toñi Calderón, de 40 y 48 años, residentes en la parte alta del pueblo y que a primera hora bajaron a echar una mano a los afectados. También acudieron varios retenes de bomberos del Plan Infoca, mientras que otros se desplazaron para solventar los daños causados en Almogía.

Mientras Benamargosa se sacudía del inmenso susto, la normalidad también volvía unos kilómetros más abajo. El desbordamiento de otro río, esta vez el Vélez, obligó igualmente a desalojar a un millar de campistas de dos campings. Unos 750 durmieron en el polideportivo Salvador Sánchez, en Vélez-Málaga. “No ha sido la mejor noche de mi vida, pero estamos bien”, decía el alemán Burkhard T. al tiempo que agradecía la ayuda. “Hemos podido cenar y ahora desayunar, está siendo todo muy fácil”, subrayaba el matrimonio formado por los británicos Helma y Jo, de 67 años. Todos pudieron volver a lo largo de la tarde a sus alojamientos. También pudieron volver a casa 180 vecinos de la barriada de Campanillas, en la ciudad de Málaga, así como las 25 que fueron evacuadas en Benalmádena. Los 3.000 desalojados en la ribera del Guadalhorce —en los municipios de Álora, Cártama, Pizarra, Alhaurín el Grande y la capital— no podían retornar a sus casas ante el miedo a la crecida del río y disponían de cinco polideportivos a su disposición para pasar la noche.

“No se dan las condiciones oportunas como para que haya una suficiente seguridad”, aseguraba el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, que confirmaba también la vuelta progresiva a la normalidad en los centros de salud y los hospitales, tanto el Clínico como el Regional. La mayoría de municipios también volvían poco a poco a reactivar el funcionamiento de toda su actividad, como los autobuses urbanos e interurbanos, además de los servicios a la ciudadanía. La alta velocidad entre Málaga y Madrid retomaba su funcionamiento por la mañana, aunque las dos líneas de Cercanías siguieron suspendidas toda la jornada, como los trenes de media distancia entre la capital y Sevilla. La rutina también volverá a las aulas el viernes, donde todos los colegios de Málaga, Granada, Sevilla y Cádiz volverán a las clases.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_