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Alerta roja por dana por segunda vez en Valencia en dos semanas

La Generalitat lanza un aviso a los móviles. El nivel decretado por Aemet significa peligro extremo y la recomendación de evitar desplazamientos. La preocupación es especialmente elevada en los pueblos devastados por la dana anterior

Trabajos en el alcantarillado de Paiporta, Valencia, este miércoles.
Trabajos en el alcantarillado de Paiporta, Valencia, este miércoles.ÓSCAR CORRAL
Ignacio Zafra

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha elevado a nivel rojo el aviso en la provincia de Valencia. El nuevo aviso abarca desde las 21.00 hasta las 11.00 de mañana, y la Aemet advierte de que las lluvias torrenciales serán más probables en la zona litoral. El aviso rojo significa peligro extremo, y la recomendación es la de evitar desplazamientos y ponerse a salvo. La nueva dana preocupa especialmente en los municipios que ya resultaron devastados por la que tuvo lugar el 29 de octubre, con sistemas de alcantarillado todavía muy afectados por aquella riada, con calles en las que todavía hay fango y que se encuentra en pleno proceso de recuperación.

A las 19.45, la Generalitat ha emitido una alerta masiva de protección civil a los móviles informando del aviso de la Aemet en todo el litoral de Valencia. “Se producirán fuertes lluvias desde la tarde-noche del día 13 y durante el día 14. Suspendida actividad educativa, deportiva y centros de día. Restringido el tráfico de vehículos privados”, señala el mensaje. Tal y como ha publicado el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, en su cuenta de X, la restricción de la movilidad privada en toda la zona damnificada afecta a un total de 163 municipios, según el Centro de Coordinación de Emergencias. Se exceptúan los de servicios esenciales y complementarios de intervención, así como de todas las empresas responsables de garantizar el suministro de los servicios básicos de agua, energía y comunicaciones, y de distribución de alimentos.

En dicha publicación en X, Mazón ordena “medidas temporales y excepcionales para garantizar la seguridad de las personas” desde las 22.00 del miércoles hasta las 23:59 horas del jueves. Según el president, se suspenden además las actividades educativas, deportivas y se decreta el cierre de los centros de día. En cuanto a la restricción del movimiento en cualquier vehículo de transporte privado en todos los municipios afectados por la alerta, se exceptúan también aquellos desplazamientos urgentes, adecuadamente justificados que se produzcan por algunos de los siguientes motivos: asistencia a centros, servicios y establecimientos sanitarios; retorno al lugar de residencia habitual o familiar; asistencia y cuidado a personas mayores, menores, dependientes, personas con discapacidad o personas especialmente vulnerables; por causa de fuerza mayor o situación de necesidad, y cualquier otra actividad de análoga naturaleza, debidamente acreditada.

Horas antes, ya la ciudad de Valencia y decenas de otros municipios habían decretado la suspensión de las clases ―que ha estado vigente hoy en medio centenar de poblaciones―. La capital valenciana había cerrado también los pasos inferiores, las instalaciones deportivas, bibliotecas, museos y centros de juventud. También se había restringido la movilidad en los municipios afectados por los desbordamientos de hace dos semanas (rambla del Poyo, río Magro y pedanías del sur de Valencia). Renfe ha reducido sus servicios de cercanías: en las líneas C1, C2, y C6 se ha establecido un servicio cada hora en cada sentido. Se ha interrumpido la circulación de trenes entre Barcelona y València, así como los de media distancia de las líneas Xàtiva-Alcoi, Valencia- Vinaròs y Valencia-Tortosa. El restablecimiento de la conexión por AVE entre Valencia y Madrid ha quedado pospuesto, así como la apertura del desvío provisional del bypass de la A-7.

Antes de que la Aemet elevase el aviso a rojo, la Generalitat ya había suspendido parte de los trabajos de limpieza y reconstrucción de las zonas afectadas por la dana, lo que ha sido visible este miércoles en los municipios del sur de Valencia, donde la mayor parte de labores que se han llevado a cabo se han centrado en actuaciones sobre la red de saneamiento y en la retirada de lodo. El despliegue de voluntarios desde la Ciudad de las Artes y las Ciencias ha quedado suspendido. El Ayuntamiento de Aldaia ha colocado 90 toneladas de sacos de arena a lo largo del barranco de la Saleta. Su alcalde, Guillermo Luján había reclamado 300 toneladas más a la Diputación de Valencia para compensar la destrucción, durante la anterior dana, de las compuertas metálicas que tradicionalmente protegen las calles del municipio más expuestas a las barrancadas, pero a última hora de la tarde no habían llegado al municipio. La planta de Ford en Almussafes ha paralizado la producción hasta el viernes. Y las Cortes Valencianas han retrasado al viernes la comparecencia de Mazón, prevista inicialmente para el jueves.

Alerta de Protección Civil recibida en los teléfonos móviles en Valencia este miércoles.
Alerta de Protección Civil recibida en los teléfonos móviles en Valencia este miércoles.Claudio Álvarez

La red de alcantarillado

Durante todo el día, en los pueblos de L’Horta Sud más afectados por el anterior temporal, bomberos y soldados han trabajado para intentar mantener en funcionamiento el sistema de alcantarillado, saturado de lodo, evitando que la lluvia lo colapse y las casas vuelvan a inundarse. “Estamos tirando agua para reventar el fango y reabrir los agujeros que están tapados. Desatascamos la alcantarilla principal para que las pequeñas, que están por toda la calle, puedan desembocar en ella”, explicaba en Paiporta el barcelonés Luis Palomo, desplazado a la zona cero de la dana con una unidad de 80 bomberos de distintos puntos de Cataluña. Una vez roto el tapón de fango, las cubas extractoras sacaban todo el barro que podían, hasta que se llenaban y emprendían la ruta para vaciar su contenido ―al menos en algunos casos, en el propio barranco del Poyo, ante la falta, explicaban los operarios sobre el terreno, de alternativas mejores―. Dicha labor de desatasque de la red de saneamiento lleva produciéndose desde poco después de la catástrofe, pero se ha intensificado en los últimos días, desde que Aemet activó el aviso por lluvias ante la nueva dana, explicaba el bombero.

La preparación ante el nuevo peligro de la gota fría se ha hecho en medio de un proceso de reconstrucción que ya está absorbiendo gran parte de las energías y esfuerzos tanto de las administraciones como de los propios vecinos. La alcaldesa de Catarroja, Lorena Silvent (PSOE), explicaba el martes: “Desde la semana anterior se ha intentado tirar mucha agua al alcantarillado para que el lodo no se solidifique, pero es tanta la cantidad, que la red está colapsada. Todos los trabajos han ido destinados a poner bombas en los colectores, inyectar agua y rascar el barro para que la circulación no pare. Hemos trabajado en tres turnos las 24 horas, pero no tenemos suficiente maquinaria, ni tampoco dónde tirar esos residuos”.

“El problema es que como al principio pareció una buena idea tirar todo a las alcantarillas, aquí abajo han acabado restos de casas, hierros, cristales… Y, con tanto fango, se ha hecho duro”, afirmaba este miércoles por la mañana, en la calle Colón de Paiporta, José Antonio Luelmo, bombero de Zamora. A sus pies una boca de alcantarilla ya estaba rebosando, a pesar de que en aquel momento no hacía mucho que llovía ni lo había hecho con gran intensidad. Varios vecinos observaban los trabajos. Como Luis Puertes, de 85 años, en su balcón del primer piso, del que colgaba un emblema de la Mare de Déu dels Desamparats. A pie de calle, su hijo, José Puertes, de 47, esperaba que esta segunda dana no volviera a golpear el municipio. En la anterior, solo aquí murieron al menos 70 personas. Él y su mujer perdieron tres coches, una moto y todas las herramientas del pequeño taller que este camionero tiene montado en la planta baja del edificio. “Mi madre, que había bajado a la farmacia que está ahí enfrente poco antes de que pasara la tromba, se salvó de milagro. Cuando entró en casa el agua le llegaba a las rodillas”, afirma.

Un poco más adelante, una docena de bomberos de Sevilla está sacando barro de las pequeñas alcantarillas repartidas a ambas calles de la calle del Convento. Muchos de ellos lo hacen con las manos, llenando un capazo detrás de otro. Y en la vecina localidad de Catarroja, un técnico de limpieza de la empresa Tubos Costablanca, contratada por la Generalitat, que prefiere no dar su nombre, está metiendo agua a presión en una tubería de 400 centímetros de diámetro que desemboca más adelante en otro todavía más grande. La cantidad de fango acumulado en las alcantarillas, afirma, hace inviable extraerlo con cubas. “Para sacar todo esto tendrías que hacer muchísimos viajes, y aun así no acabarías. Lo que hay que hacer es disolverlo con agua y que vaya saliendo”. Pero ¿y si antes de que eso ocurra se desborda con el nuevo temporal? “Ya está todo desbordado, y si llueve mucho, habrá un problema, pero no se puede hacer más”.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.
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