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El jefe de la UME replica a Mazón que los militares no pueden intervenir sin el visto bueno de la Generalitat

General Marcos: “Puedo tener 1.000 soldados en la puerta, pero no puedo entrar hasta que el director de la emergencia me autoriza”

El jefe de la Unión Militar de Emergencias (UME), teniente general Javier Marcos, durante la rueda de prensa en La Moncloa. Foto: FERNANDO VILLAR (EFE) | Vídeo: EPV
Miguel González

“Yo puedo tener 1.000 soldados en la puerta, pero no puedo entrar legalmente hasta que el director de la emergencia me autoriza”. El teniente general Javier Marcos, jefe de la Unidad Militar de Emergencias (UME), ha evitado este lunes el choque directo con el presidente valenciano, Carlos Mazón, pero ha dejado claro que, mientras se mantenga clasificada en el nivel 2 la emergencia provocada por la dana, es a la Generalitat valenciana a la que corresponde la dirección de todos los recursos del Estado empeñados en combatir sus efectos, incluido el contingente de las Fuerzas Armadas, que este lunes ha alcanzado los 7.800 efectivos.

Por la mañana, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, había intentado, en una entrevista con la COPE, trasladar la responsabilidad del retraso en difundir una alarma a los ciudadanos a través de sus móviles a la Confederación Hidrográfica del Júcar; mientras que derivó al Ejercito la demora en hacer llegar ayuda a las localidades más afectadas. Según Mazón, cuando el pasado día 29 por la tarde la Generalitat valenciana pidió una intervención de la UME limitada a la comarca de Utiel-Requena, lo que demandaba era en realidad era “el mayor nivel de despliegue” por parte de las Fuerzas Armadas. A pesar de que el pasado sábado el propio Mazón demandó 5.000 militares más para afrontar la catástrofe, este lunes aseguró que no le correspondía a él cuantificar la entidad del contingente militar necesario, sino al jefe operativo de la UME que estaba desplegado sobre el terreno.

Tras la reunión del Comité de Crisis presidida por el Rey en el cuartel general de la UME, en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid), el general Marcos compareció en rueda de prensa en La Moncloa con la secretaria general de Transporte Terrestre, Marta Serrano. El jefe de la UME explicó que, a primera hora del pasado martes, a la vista de la alerta roja de la Aemet (Agencia Española de Meteorología) sobre el riesgo de lluvias torrenciales, acuarteló a los 500 soldados del batallón de intervención número 3, con base en Bétera (Valencia). Por eso, cuando ya por la tarde le llegó la petición de auxilio de la Generalitat valenciana, los primeros 250 militares salieron hacia la zona en solo 15 minutos. Para entonces ya se había desatado el temporal y algunas vías estaban impracticables. Aun así, 100 militares de la UME lograron llegar a su destino, mientras los equipos de emergencia de otras instituciones se quedaban bloqueados por el camino.

La petición de las instituciones valencianas a la UME se limitaba entonces a la comarca de Utiel-Requena. Sin embargo, al tener noticia de que las predicciones meteorológicas apuntaban a que el área afectada por la dana era mucho más amplia, el general Marcos ordenó movilizar a 1.000 soldados de los cinco batallones bajo su mando, que se desplazaron durante toda la noche con el objetivo de estar el miércoles por la mañana lo más cerca posible de Valencia, según su relato, aunque no pudieron intervenir hasta que la Generalitat les dio luz verde.

Para ganar tiempo en emergencias como esta, el jefe de la UME dispone de dos instrumentos legales: la alerta temprana, que consiste a sus soldados listos para salir con todos los pertrechos necesarios en cuanto reciban la orden; y el despliegue adelantado, que le permite desplazarlos hasta las proximidades del área de operaciones, ya que gozan de libertad de movimiento por toda España. Ambas medidas las ha tomado en esta crisis. Lo que no puede hacer, ha subrayado, es intervenir sin autorización del director de la emergencia, en este caso la Generalitat valenciana, que es la que decide “dónde vamos o no vamos”.

Ante las críticas de quienes aducen que el Ejército debería haber enviado un contingente mucho más potente desde el primer momento, como ha hecho luego, el general ha asumido en primera persona la decisión sobre “el dimensionamiento” de la fuerza, pero ha explicado que la decisión la tomó en base a la información que le facilitaron los servicios de emergencia de la Comunidad Valenciana, que pidieron apoyo urgente para afrontar un fenómeno localizado en la comarca de Utiel-Requena. “El director de la emergencia pide nuestro apoyo en función de la gravedad que él valora. No obstante, en ese momento, la entidad que solicitó era la adecuada. No se equivocó, lo que pasa es que luego la evolución fue la que fue”, ha añadido, subrayando que la catástrofe más difícil de prever y reaccionar es precisamente una inundación.

“Yo soy responsable del dimensionamiento [de la fuerza], pero la entrada en la zona es responsabilidad del director de la emergencia”, ha insistido. “Hasta que no llegue su autorización, yo no puedo entrar [en la zona de la emergencia] y durante toda esta operación he sido un escrupuloso cumplidor de la legislación, que es lo que debo hacer“, ha apostillado.

Con todo, el general ha defendido el ritmo de despliegue de las Fuerzas Armadas en la zona del desastre, asegurando que no solo lo dificultaba la meteorología, sino que “no se podía añadir caos a una situación caótica”, enviando de golpe a miles de soldados. “El peor enemigo de una emergencia es la improvisación”, ha argumentado. “Lo que sería absolutamente descabellado es sobreactuar cuando no se conocen las características reales de lo que está sucediendo. […] Tenemos que ponernos a las órdenes del director de la emergencia”.

El jefe de la UME ha asegurado que los militares han entrado ya en los 69 municipios afectados, aunque muchos de ellos no se hayan visto afectados. Y ha enumerado, como prioridades, la localización de desaparecidos, la apertura de vías o el achique de agua y lodo, así como la distribución de productos de primera necesidad; sin olvidar el apoyo psicológico a las familias de las víctimas o la instalación de una morgue en la Fira de Valencia, inicialmente prevista para 100 cadáveres y luego ampliada a 400. A lo largo de la jornada se ha elevado a 7.800 el número de militares sobre el terreno, a los que hay que sumar los que apoyan la operación desde sus bases de origen, 5.000 solo del Ejército de Tierra. A primera hora de este lunes llegó al puerto de Valencia el buque de asalto anfibio Galicia, que servirá de alojamiento de muchos de ellos y les dará apoyo logístico.

El general ha asegurado que los militares “se están dejando la piel, con turnos de doce horas” y que obtener resultados “requiere tiempo”. “Creo que el procedimiento ha sido el correcto y la escalada de fuerzas la más adecuada, en función de la gravedad y de la posibilidad de movernos, comprendiendo el sentimiento de dolor de todos los afectados”, ha concluido.

Por su parte, la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha pedido al presidente valenciano que se dedique a coordinar “adecuadamente” la emergencia en su comunidad, que no está “lo mejor coordinada posible”, y le ha afeado que no haya agradecido el trabajo de las Fuerzas Armadas. “Me hubiera gustado que el presidente Mazón hubiera dirigido unas palabras de agradecimiento a nuestros militares, que están codo con codo trabajando, haciendo todo lo posible para solucionar una situación que quizá no está lo mejor coordinada posible”, ha dicho Robles, según informa Efe.


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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.
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