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La hija del hombre cuyo cadáver confundieron y cremaron por error en Cádiz: “Que me digan que eso es mi padre”

Las hijas del fallecido han denunciado lo ocurrido ante un juzgado gaditano con la intención de conocer quién ha sido el responsable de la cadena de errores

Antonio, el malagueño cuyo cadáver equivocaron en el Instituto de Medicina Legal de Cádiz y le incineraron por error, en una imagen cedida por su familia.
Antonio, el malagueño cuyo cadáver equivocaron en el Instituto de Medicina Legal de Cádiz y le incineraron por error, en una imagen cedida por su familia.EL PAÍS
Jesús A. Cañas

La muerte sorprendió a Antonio la madrugada del pasado 19 de octubre, mientras se hospedaba en casa de una sobrina en El Puerto de Santa María. Los médicos del 112 no pudieron hacer nada por salvar al malagueño. Un infarto acabó con su vida a los 62 años y su cadáver acabó en el Instituto de Medina Legal (IML) de Cádiz para realizarle la autopsia. Hasta aquí es la crónica de un deceso natural cualquiera. Lo que sigue ya no. Cuando las dos hijas del hombre esperaban la llegada del cadáver para enterrarlo, una de ellas recibió la llamada del responsable del IML para decirle que habían cometido “un doble error”. Los técnicos habían entregado el cuerpo de su progenitor a una familia de Barbate, que esperaba a una mujer, y lo habían incinerado. “Que me digan que eso es mi padre es algo que yo pongo en duda”, reconoce Alba, la hija menor del finado, afectada por “no poder sufrir la pérdida como una persona normal”.

Las dos hijas del malagueño, que piden ocultar su apellido, han interpuesto este lunes 28 de octubre una denuncia en el juzgado en funciones de guardia de Cádiz. Buscan identificar el origen de una múltiple cadena de errores “en etiquetados, custodia o identificación”, como acierta a enumerar Damián Vázquez, abogado de la familia e integrante de la asociación El Defensor del Paciente. Después de que Diario Sur adelantase el error el 24 de octubre, la Delegación Provincial de la Junta de Andalucía en Cádiz ha anunciado que ha abierto una investigación y ha pedido perdón a los afectados. Pero Vázquez se muestra determinada a llegar al final de las pesquisas, más allá de lo administrativo: “Lo que queremos es que se identifique al responsable y que se depuren responsabilidades penales o civiles”.

Alba no esconde que están siendo unos días difíciles: “En una situación normal entierras a tu padre y lloras las penas, pero ahora se añade lidiar con todo este proceso”. Se refiere al duelo que comenzó la madrugada de ese sábado y que ella y su hermana esperaban poder empezar a cerrar con el entierro de su padre en un nicho familiar en el cementerio malagueño de Rincón de la Victoria, tal y como era la voluntad de su progenitor. Así lo manifestó la propia Alba —a la que el deceso de su padre le pilló con él en El Puerto— en varias ocasiones a la funeraria. Y es lo que las dos hermanas creían que podrían hacer el pasado lunes, 21 de octubre, después de que el domingo le avisasen desde el juzgado de Cádiz de que la autopsia había finalizado.

Sin embargo, tal y como recoge la denuncia a la que ha tenido acceso EL PAÍS, a las 16.09 de ese día, Alba recibió una llamada del director del IML, Ángel María Macías, para informarle de que había habido un doble error “y el cuerpo de su padre le ha sido entregado a otra funeraria, quien lo ha llevado y entregado a otra familia, que lo ha incinerado”, apunta el escrito. “Me dijo que la Policía Judicial de la Guardia Civil estaba intentando recuperar las cenizas, que ya me llamarían. Fue la última vez que me llamó una institución oficial”, denuncia la hija menor, con tono ostensiblemente dolido. Ya fue por los trabajadores de su funeraria, que estaban personados en el IML desde la mañana de ese día, por los que se enteró de que los agentes le habían entregado una urna con los “supuestos” restos de su progenitor, como duda la denuncia.

De hecho, Alba ya recela de qué es lo que se les dio. Su incertidumbre se basa en un informe firmado por el director del IML de Cádiz en el que reconoce el error y en el que afirma que la Guardia Civil ha entregado “las cenizas por exceso”. A eso se suma que el empleado de la funeraria que las recogió también le habla de un “exceso o sobrante de cenizas”. “No me deja muy claro que lo que me han entregado son los restos de mi padre. Ni las hemos tocado porque no sabemos. Las hemos depositado en un columbario porque en el nicho ya no podía ser”, apunta la hija. Vázquez confirma las dudas de la familia, aunque confía en que el trabajo policial esté bien hecho. Además, el tanatorio de Barbate entregó un informe en el que aseguran que los restos son del cadáver recibido ese lunes y que no se había realizado otra incineración en las instalaciones desde el pasado día 17.

La denuncia pide al juzgado que se requiera el informe completo al IML, el atestado de la Guardia Civil y que se cite a los responsables del error. Por ahora, la Junta de Andalucía no ha explicado cómo pudo suceder el fallo, agravado por qué cambiaron el cadáver de una mujer por un hombre. También se desconoce por qué la funeraria de la familia de Barbate y el tanatorio que cremó el cadáver no reparó en este hecho. Ha habido errores de todos los colores”, se queja Vázquez. El letrado cree que los allegados de esa mujer “también deberían reclamar, porque han hecho un velatorio de un extraño”. Sin embargo, por ahora, la familia malagueña no tiene más pistas de estos posibles afectados o de si se han planteado sumarse a la denuncia.

No es la primera vez que el IML de Cádiz está en el centro de la polémica por problemas. En diciembre de 2023, Diario de Cádiz denunció la complicada situación del Instituto con falta de personal, varios días de espera en las autopsias y colapsos en las cámaras frigoríficas que hacía que hubiese cadáveres no reclamados pudriéndose. La Junta de Andalucía reconoció parcialmente en su día los problemas y, en su comunicado por el caso de Antonio, ha asegurado que está trabajando en medidas correctivas para dar agilidad a las sepulturas. También ha añadido que pretende firmar un convenio con el Servicio Andaluz de Salud para que los casos de muerte natural se certifiquen por los médicos sin necesidad de tener que realizar una autopsia judicial. Esa hubiese sido la situación del padre de Alba, como ella misma explica.

Pero esa firma aún no se ha realizado, así que la muerte natural de Antonio se ha convertido en todo una cadena de errores que ha supuesto “zozobra, angustia y perjuicios a las denunciantes y sus familiares”, como recoge el escrito presentado al juzgado. Alba va más allá: “Ni se ha podido cumplir su voluntad, ni mi hermana, que vive en Córdoba, ha podido despedirse. Ella quería verlo en el ataúd. A eso le ligas que está embarazada, lo está pasando bastante mal. Yo estoy cogiendo el peso del papeleo, pero es duro, siento que no estoy cerrando lo de velar a mi padre y encima hay incertidumbres, muchas incertidumbres”.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.
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