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¿Dónde está Antonio David? Tres años después, no se sabe cómo ni dónde murió el niño de Morón de la Frontera

La familia paterna del menor apunta a la madre, investigada en la causa, como la única persona que puede esclarecer un caso que está varado en los juzgados

Antonio David niño de Morón
Concentración en recuerdo de Antonio David, cuando se cumplen tres años de su desaparición, en Morón de la Frontera (Sevilla), este viernes. / FOTO CEDIDA POR LA FAMILIA PATERNA
Eva Saiz

“¿Dónde está David?”. Esa es la pregunta que consume a la familia paterna de Antonio David Barroso y que, cuando se cumplen tres años de su desaparición, sigue sin respuesta. El 12 de septiembre de 2021, su madre, Macarena Díaz, abandonaba con el menor el domicilio de Morón de la Frontera (Sevilla) en el que vivían y lo metía en su coche. Él tenía 15 años y era absolutamente dependiente debido a una enfermedad neuronal grave que le obligaba a estar anclado a una silla de ruedas. Ella estaba sumida en una crisis provocada por un trastorno de bipolaridad del que había sido diagnosticada. Emprendieron un viaje errático que terminó a las siete de la mañana del día siguiente en una gasolinera del municipio segoviano de Carabias donde, completamente desorientada, confesó a una trabajadora que había matado a su hijo y que había arrojado su cuerpo en un contenedor a las afueras de Madrid.

La Policía Nacional, que inició entonces una intensa búsqueda para localizar los restos del menor, ha entregado al juzgado de instrucción de Morón que dirige las investigaciones un informe en el que se barajan distintas hipótesis para tratar de explicar dónde pudo deshacerse Díaz del cuerpo de su hijo y cuándo y cómo murió. Ninguna convence a la familia paterna, que en todo este tiempo insiste en señalar a Díaz como la única que puede aclarar esas tres incógnitas y a la que acusan de ocultar intencionadamente la verdad. “La única que sabe todo es Macarena”, advierte Luis Núñez, portavoz de la familia. “Hay muchas cosas que no encajan”, advierte, apuntando al viaje a la deriva que ella emprendió el día 12 y a las distintas versiones inconexas que ofreció sobre lo sucedido. “Sabe perfectamente dónde dejó a su hijo, si no quisiera ocultar algo, no daría tantas versiones distintas”, abunda el portavoz.

Tres años después, Díaz es la única investigada en el caso por un delito de desaparición de un menor. Al no haberse hallado el cuerpo de Antonio David, no se le puede acusar de homicidio probado. El abogado de la familia paterna, sin embargo, sí ha presentado el escrito de acusación en el que pide que se impute a la madre por un delito de homicidio doloso. “Previó el viaje con su hijo, lo organizó todo muy bien, lo tenía todo estudiado”, sostiene Núñez.

“Estamos convencidos de que no lo mató, pero sí de que lo dejó morir”, sostiene el portavoz. La familia paterna de Antonio David apoya esta teoría en el agravamiento del estado de salud del menor en las semanas previas a su desaparición, provocado porque la madre, como reconoció, le redujo su medicación. Ella misma también dejó de tomar las medicinas para controlar sus problemas de salud mental. “El párroco, en el supermercado… vieron que tenía convulsiones y se ofrecieron a llevarlo al centro de salud, pero ella no aceptó la ayuda que le ofrecían. Es una clarísima omisión de socorro”, señala Núñez. Un relato que la policía constata en su informe en el que califica ese comportamiento como “negligente”.

Los investigadores llaman la atención sobre cómo Díaz había planeado con cierta antelación y “meticulosidad” su marcha de Morón. Había vendido los muebles de su casa los días previos a la huida del 12 de septiembre, había contactado con una protectora de animales para dejar a sus dos perros, no matriculó al niño en el centro educativo, había vaciado su cuenta bancaria y se deshizo de su teléfono móvil antes de salir. La policía considera que pudo haberse desprendido de él para no ser localizada por GPS. Sin embargo, el terminal fue recuperado en una papelera cercana a su vivienda y los agentes accedieron a las consultas que realizó para conocer qué podía pasarle a su hijo si se le quitaba la medicación o cuánto tiempo pasó entre la muerte y la resurrección de Jesús —en una de sus primeras versiones Díaz alegó que iba camino de Santiago de Compostela para que el santo pudiera sanar a Antonio David―. “Tenía pensado lo que iba a hacer”, abunda Núñez.

La Fiscalía ha defendido que se le aplique en todo caso la eximente completa por su enfermedad mental. Con todo, el caso permanece varado porque desde que se inició la instrucción han pasado por el juzgado hasta cuatro jueces. Mientras transcurren los días —y los años― sin que se sepa la fecha del juicio, Díaz ha retomado la normalidad en Morón. Vuelve a estar activa en redes sociales, donde en ocasiones hace alusión a la desaparición de Antonio David. Ella fue una madre entregada, coinciden los vecinos, que crio a su hijo desde que nació, puesto que ese mismo año se separó de su padre, que iba con él a todas partes y a quien el juez le otorgó la custodia. Sus representantes legales han declinado participar en el reportaje.

Mientras Díaz trata de recuperar su día a día, la familia paterna de su hijo únicamente quiere saber la verdad. Solo ansían encontrar el cuerpo de Antonio David para darle sepultura y tratar de averiguar lo que realmente pasó. Una reconstrucción plagada de hipótesis que la Policía Nacional ha puesto en manos del juez.

Todas las hipótesis policiales

Uno de los carteles para la búsqueda de Antonio David Barroso. / SOS DESAPARECIDOS
Uno de los carteles para la búsqueda de Antonio David Barroso. / SOS DESAPARECIDOS

Desde que, en pleno brote psicótico, Díaz reconociera haber matado a su hijo y haber dejado sus cuerpo en un contenedor, la policía inició una intensa búsqueda para localizar sus restos. Se basaron en las distintas versiones inconexas y contradictorias que ella ofreció en los días posteriores, en los que permaneció internada en el Hospital Psiquiátrico de Segovia y en el de Valme, en Sevilla -todas coincidían en que el niño había muerto y que ella se deshizo del cadáver-, y en las cámaras de tráfico y seguridad que fueron captando el vehículo y a Díaz a lo largo de su periplo desde Morón a Jerez de la Frontera, pasando por la Autovía de la Plata, donde hizo una parada en una gasolinera de Miajadas (Cáceres), hasta un hostal en Talavera de la Reina (Toledo), donde paró a descansar unas horas. Allí se grabaron las últimas imágenes de Antonio David, tapado por una manta en su silla de ruedas, sin que el recepcionista pudiera determinar si estaba vivo entonces. Después, solo se la ve a ella: a las cuatro de la mañana en un hotel de Riaza (Segovia) y tres horas después, en la gasolinera de Carabias, donde reconoció haber matado a su hijo.

En ese trayecto es donde Díaz, de acuerdo con las hipótesis de los investigadores, tuvo que haberse desprendido del cadáver de su hijo y de la silla en la que estaba postrado. La policía baraja tres hipótesis sobre el lugar: un tramo de la A-5 por el Paseo de Extremadura-Aluche (a la que se otorga mayor verosimilitud); en el trayecto de Talavera de la Reina hasta la entrada de la capital; o entre la M-30 y Riaza, donde se vio a la madre ya sola. Ella nunca precisó el lugar exacto, pero los investigadores batieron el vertedero de Valdemingómez y los contenedores de basura cercanos a esos puntos, sin éxito. La familia paterna cree, sin embargo, que el cuerpo está enterrado en Andalucía. “Todo ese viaje a Santiago fue una distracción, porque en Talavera de la Reina no se ve realmente si el niño está bajo las mantas, se aprecia un bulto”, indica Núñez.

El dónde sigue siendo una incógnita; pero también cuándo murió y cómo. La Policía Nacional ha trasladado al juzgado otras tres teorías. La primera es que Antonio David hubiera fallecido el 8 de septiembre en su casa de Morón, cuatro días antes del viaje iniciado por su madre. Esta es una de las versiones que Díaz ofreció cuando aún estaba atravesando el brote psicótico. Extremadamente creyente, declaró que su intención era llevar al niño a Santiago de Compostela para devolverlo a la vida. Esta tesis no se sostiene porque un testigo escuchó respirar al niño el 11 de septiembre a las 21.45 en su casa. Antonio David pudo haber fallecido entre esa hora y la mañana del 12, según la segunda hipótesis. Nadie volvió a ver al joven con vida desde entonces. La teoría por la que se decantan los investigadores es que falleciera durante el trayecto, probablemente antes de la parada en la gasolinera de Miajadas o entre ese punto y el hotel de Talavera.

Queda por determinar cómo murió Antonio David. La policía cree que pudo ser por el calor, ese día las temperaturas eran muy elevadas, y la deshidratación. Su estado de salud se había ido deteriorando en las últimas semanas. Las dudas se despejarían si se encontrara su cuerpo. Mientras, aún no hay fecha para el juicio. Este viernes la familia paterna se ha concentrado frente al Ayuntamiento de Morón para exigir que se impulse el caso en los tribunales y se dé respuesta a las preguntas que siguen en el aire tres años después.

La visita de los trabajadores sociales

El padre de Antonio David no solo apunta hacia su exmujer como responsable de la muerte de su hijo. También tiene intención de denunciar a los trabajadores sociales que no pusieron en su conocimiento el estado de salud en el que se encontraba ella. El 16 de julio de 2021, la policía alertó a los servicios sociales sobre la falta de higiene en el domicilio de Díaz. La cita para la visita de reconocimiento se concertó para dos meses después, justo para el 10 de septiembre, dos días antes de que ella huyera con su hijo. “Nunca se informó de esta situación al padre, si se le hubiera alertado, el niño no habría muerto”, asegura el portavoz de la familia, Luis Núñez. “Ha habido negligencia por parte de los trabajadores sociales”, incide

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.
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