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Sánchez visita Irak en plena escalada de tensión por los ataques de milicias proiraníes a las tropas occidentales

El presidente, que viaja acompañado por una delegación empresarial, visitará el cuartel de la OTAN en Bagdad, que dirige un general español

Pedro Sánchez y el primer ministro de Iraq, Mohammed Shia Al Sudani, este jueves en Bagdad.Foto: AFP | Vídeo: EPV (EUROPA PRESS)
Miguel González

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visita este jueves Irak, uno de los frentes en los que se libra la guerra de Gaza —junto a Cisjordania, Líbano, Yemen y Siria, además de la propia franja— a través de milicias próximas a Irán. El objetivo del viaje es visitar a las tropas españolas —España tiene 362 militares en la antigua Mesopotamia, y un general español dirige la misión de la OTAN— e impulsar la cooperación económica con un país que atesora las quintas reservas probadas de petróleo del mundo. Hace 20 años que ningún presidente español visitaba Irak —el último en hacerlo fue José María Aznar, en diciembre de 2003, pocos meses después de la invasión estadounidense—, aunque el Rey vino en enero de 2019 y pasó aquí su 51 cumpleaños.

Sánchez aterrizó anoche en la capital iraquí en un momento de máxima tensión en el país y también entre los gobiernos de Bagdad y Washington, teóricamente aliados, lo que ha llevado a extremar las medidas de seguridad en torno a la visita. El pasado lunes, tres militares estadounidenses resultaron heridos en un ataque con drones del grupo Kataib Hezbolá (Brigadas del Partido de Dios) contra la base aérea de Erbil, en el Kurdistán iraquí, donde también hay militares españoles. Como represalia, Estados Unidos bombardeó tres bases de milicias proiraníes en Irak, causando un muerto y 18 heridos.

El presidente Joe Biden ordenó personalmente la respuesta militar y el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, advirtió, a través de un comunicado, de que Washington no tiene mayor prioridad que la de defender a sus tropas, por lo que tomará “todas las medidas necesarias” para ello aunque, aseguró, no busca “escalar el conflicto en la región”. Grupos proiraníes han reivindicado un centenar de ataques contra intereses norteamericanos en Irak y Siria desde que estalló el conflicto de Gaza, el pasado 7 de octubre.

El Gobierno de Bagdad, apoyado militarmente por Washington, condenó los bombardeos ordenados por Biden, que calificó de “acto claramente hostil”. El primer ministro iraquí, Mohamed Shi al Sudani, anfitrión de Sánchez, aseguró que se trataba de una violación “injustificable” de la soberanía de su país. La paradoja radica en que, mientras Washington considera al fallecido un terrorista proiraní, Bagdad lo define como agente de seguridad. Ambas cosas son ciertas: la milicia paramilitar Kataib Hezbolá se ha integrado formalmente en las fuerzas de seguridad del Estado iraquí. El propio Al Sudani, de confesión chií, fue elegido primer ministro en octubre de 2022 gracias al apoyo de los grupos proiraníes tras un año de parálisis política.

El frágil equilibrio entre un Gobierno apoyado por Irán y Estados Unidos, que mantiene 2.500 soldados en el país, se ha mantenido hasta ahora gracias a un enemigo común: el Estado Islámico. Sin embargo, el grupo islamista suní, aunque no erradicado, ha sido derrotado sobre el terreno y la mayor amenaza para EE UU la constituyen ahora los grupos chiíes proiraníes, lo que puede volver la situación insostenible. En medio se encuentran los soldados españoles.

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El teniente general español José Antonio Agüero Martínez dirige desde el pasado 24 de mayo la Misión de la OTAN en Irak (NMI por sus siglas en inglés), una misión de asesoramiento y desarrollo de capacidades creada en 2018 con el objetivo de ayudar a Irak a dotarse de unas fuerzas de seguridad capaces de estabilizar el país e impedir el regreso del Estado Islámico. Todas sus tareas, subraya la OTAN, “cuentan con el consentimiento del Gobierno iraquí y se realizan respetando plenamente su soberanía e integridad territorial”. Pero solo 183 militares españoles están encuadrados en la misión de la Alianza Atlántica. Los restantes (179) se integran en la operación Inherient Resolve (Resolución Inherente), una operación internacional que dirige desde 2015 el mando central de EE UU, el mismo que ha ejecutado los bombardeos contra milicias proiraníes.

Cuerpo de élite

La coalición internacional liderada desde Tampa (Florida) también tiene como objetivo la lucha contra el Estado Islámico, pero no se limita a asesorar a los ministerios de Defensa e Interior iraquíes con la OTAN sino que presta asistencia, asesoramiento, capacitación e incluso acompañamiento en combate a la CTS, unidad antiterrorista dependiente del primer ministro iraquí. Apoyar a esta fuerza de élite iraquí con 10.000 militares es la función del grupo de operaciones especiales español de la Fuerza Naval Especial, con 86 guerrilleros. Además, el Ejército de Tierra aporta una unidad con cuatro helicópteros de transporte Cougar en la base de Al Asad con 56 militares y un sistema Orbiter con drones de vigilancia que tienen 100 kilómetros de alcance y seis horas de autonomía de vuelo. Eso hace que las tropas españolas estén repartidas en al menos cuatro emplazamientos diferentes en Irak, incluida la base de Erbil, atacada el lunes por las milicias proiraníes.

El presidente del Gobierno, sin embargo, solo visitará la base Union III en Bagdad, donde se encuentra el cuartel general de la misión de la OTAN, de la que España es el primer contribuyente. Aunque Sánchez se reunirá en Bagdad con unos 150 militares españoles de las dos misiones (MNI y IOR), no está previsto que le acompañe la ministra de Defensa, Margarita Robles, como el año pasado cuando acudió a Líbano.

Sánchez será recibido por el presidente de Irak, el kurdo Abdul Ratif Lashi, y se reunirá con el primer ministro Al Sudani, con quien firmará una declaración conjunta para reforzar la cooperación política, económica, comercial, cultural y educativa. Ambos mantendrán un encuentro con un grupo de empresarios españoles, que acompañan a Sánchez en su viaje --entre otros, los máximos responsables de las empresas de defensa Indra, Navantia o Escribano-- , en la residencia de este último.

Las relaciones comerciales entre España e Irak se caracterizan por un acusado desequilibrio: España vende a Irak menos del 10% de lo que importa, en torno a 200 millones anuales frente a más de 2.000, lo que deja un amplio margen para incrementar las exportaciones. La principal partida de las ventas españolas es la de medicamentos, mientras que las importaciones son casi exclusivamente crudo.

El Rey, junto a la ministra de Defensa, Margarita Robles, el noviembre del año pasado durante una visita a la base Gran Capitán de la localidad de Besmayah (Irak).
El Rey, junto a la ministra de Defensa, Margarita Robles, el noviembre del año pasado durante una visita a la base Gran Capitán de la localidad de Besmayah (Irak).Chema Moya (EFE)

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Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.
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