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Pedro Sánchez arranca su propia negociación abriendo la puerta a una amnistía para el ‘procés’ con “el límite de la Constitución”

El PSOE contacta con el PNV y empieza con discreción una compleja cuadratura del círculo para lograr 178 escaños con ocho partidos implicados

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, comparece en rueda de prensa en el palacio de la Moncloa el martes en Madrid. Foto: ANDREA COMAS
Carlos E. Cué

Alberto Núñez Feijóo, propuesto por el Rey este martes como candidato a la investidura, ya tiene el trabajo hecho, pero no le llega: los 172 votos a favor de su elección, procedentes de cuatro partidos, están prácticamente garantizados, pero no puede aspirar a más salvo enorme sorpresa, porque todos los demás grupos, en especial el PNV, ya han dicho que no le van a votar. Pedro Sánchez aún tiene solo 152 (los del PSOE y Sumar), pero está convencido de que puede repetir los 178 que dieron a los socialistas la presidencia del Congreso la semana pasada, pactando con los partidos nacionalistas e independentistas. Para lograrlo, el equipo negociador del presidente, con Félix Bolaños, María Jesús Montero y Santos Cerdán como principales referentes, ha iniciado ya las conversaciones, de forma discreta. Y la concesión de una amnistía a los encausados por el procés independentista catalán ya no es una línea roja: el propio Sánchez se abrió ayer a explorar esa fórmula siempre que se haga de acuerdo con la Constitución. “Yo no soy quién para decir si sería o no constitucional”, afirmó, a pesar de que hasta ahora y durante años el PSOE siempre sostuvo que una amnistía era inconstitucional.

El portavoz del PNV, Aitor Esteban, confirmó este martes que los socialistas se habían puesto en contacto con él para empezar a negociar el voto a favor de los nacionalistas vascos, que han sido un socio preferente en la última legislatura y ya fueron decisivos en 2018 para que triunfara la moción de censura que llevó a Sánchez a La Moncloa. El veterano político nacionalista admite que serán unas negociaciones muy complicadas porque no es fácil poner de acuerdo a tantos partidos —Sánchez necesita al menos siete (PSOE, Sumar, ERC, Junts, PNV, Bildu y BNG) y aspira incluso a ocho si convence a Coalición Canaria para que le apoye—; y más cuando algunos de ellos, como el PNV y Bildu y ERC y Junts, tienen “sus propias rivalidades” electorales. Aun así, el PNV insiste en que en ningún caso apoyarán a Feijóo, por lo que, a su juicio, solo hay dos opciones reales: investidura de Sánchez o repetición electoral.

Sánchez y su equipo tendrán que jugar a varias bandas a la vez, como siempre, y centrarse en cuestiones relevantes del modelo territorial español, como la reforma de la financiación autonómica o concesiones para un mayor autogobierno. Pero la negociación más difícil será sin duda con los independentistas catalanes, en especial con Junts, que ha estado fuera de la mayoría parlamentaria que sostenía al Gobierno en los últimos cuatro años y ahora tiene que incorporarse o no habrá investidura. Los números hacen que Sánchez necesite el sí de Junts para ser presidente, y eso es lo que ya se está empezando a buscar. Pero cada movimiento con Junts debe pensar también en ERC, siempre pendiente de cualquier concesión a su rival electoral, con el que rompió de forma brusca el año pasado hasta sacarlo fuera del Govern de la Generalitat.

La clave de esta última negociación será la amnistía que piden los independentistas para los implicados en el procés independentista catalán. En una comparecencia en La Moncloa, el propio Sánchez dejó claros los límites de esa negociación. El presidente ya no cierra abiertamente la puerta a esa amnistía (que eliminaría no sólo las penas de los ya condenados sino los delitos cometidos, y libraría de juicio a los fugados y procesados), aunque deja claro que cualquier cosa que se haga será dentro de la Constitución. Aún está todo por negociar y nadie sabe hasta dónde llegará el acuerdo, pero sí está cada vez más claro que el alivio penal a los implicados en el procés, en línea con lo que ya se hizo con los indultos y la reforma de los delitos de sedición y malversación, será el eje de la negociación y la clave de bóveda para lograr la investidura.

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Sánchez reivindicó este martes, tras ver al Rey, “el trabajo de normalización y estabilización que ha hecho el Gobierno en una situación heredada con una de las crisis políticas más graves de nuestra historia, con consecuencias judiciales”, y apuntó que cree que los catalanes han sancionado en las urnas ese esfuerzo, por lo que considera que es coherente seguir adelante. “Vista la situación en Cataluña, y visto el resultado del 28-M y del 23-J, parece evidente que la sociedad catalana apuesta definitivamente por el reencuentro y la convivencia. Vamos a mantener la coherencia con lo que hemos venido haciendo. El diálogo es el método y la Constitución es el marco”, contestó cuando le preguntaron por primera vez por la amnistía, dejando todo abierto.

Cuando los periodistas insistieron en preguntar si una ley de amnistía, que es lo que piden los independentistas, entraría para el Gobierno dentro de la Constitución, Sánchez dejó la puerta abierta. “Insisto: el diálogo es el método, la Constitución es el marco. Debemos continuar en la senda de trabajar por la convivencia. No me corresponde a mí decir qué es constitucional o no, para eso tenemos al Tribunal Constitucional”, dijo. Hasta el año pasado, cuando se preguntaba a los miembros socialistas del Gobierno por la amnistía, siempre insistían en que era inconstitucional. Ahora esa vía parece abierta y hay juristas que insisten en que es constitucional, aunque otros sostienen que no lo es.

Sánchez también reivindicó ayer negociar con Junts, el partido liderado por el expresident Carles Puigdemont, que permanece huido en Bélgica desde 2017 con un proceso judicial pendiente en España. “Junts es un partido que tiene una representación de siete escaños, y nosotros no rechazamos su legitimidad, al contrario que otros”, afirmó. “Nosotros tenemos una gran ventaja sobre el PP: podemos hablar con todas las fuerzas, salvo con una [en referencia a Vox], y el PP puede hablar solo con esa una”.

Las cartas están, pues, muy claras: Sánchez buscará los 178 escaños que apoyaron a la socialista Francina Armengol como presidenta del Congreso —o incluso subir a 179 si logra incorporar a Coalición Canaria— y para ello está dispuesto a ir muy lejos, más allá de lo que ya llegó en la anterior legislatura con los indultos y la reforma de los delitos de sedición y la malversación. La negociación será muy compleja y se sabrá muy poco hasta el final, pero ya está claro que la clave de bóveda será una solución de alivio penal para los independentistas procesados. De ese acuerdo depende que haya investidura de Pedro Sánchez. Si no, habrá repetición electoral.

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