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El Rey intentó activar los plazos de la investidura en 2016, pero Rajoy no aceptó: “Lo de ‘declinar’ lo puso la Casa Real”

EL PAÍS reconstruye la tensa audiencia en la que el entonces líder del PP rechazó ir a una votación que perdería. “El Rey no puede obligar a ir a una investidura”, señalan fuentes próximas al entonces presidente conocedoras de aquel episodio

El Rey recibía a Mariano Rajoy en el palacio de la Zarzuela, el 22 de enero de 2016.
El Rey recibía a Mariano Rajoy en el palacio de la Zarzuela, el 22 de enero de 2016.Ballesteros
Javier Casqueiro

Fue un viernes, 22 de enero de 2016, al final de la tarde, y Felipe VI no acompañó al entonces presidente del Gobierno, el popular Mariano Rajoy, hasta la escalinata de salida de La Zarzuela. La reunión había sido tensa, según varios testigos. El encontronazo de intereses y de planes se evidenció durante la breve charla. Rajoy acudió a la cita con solo 120 escaños conseguidos en las elecciones del 20 de noviembre de 2015. Esa mañana, según Rajoy, la oposición sugería que podían fraguar una alternativa con 180. El entonces líder del PP le dijo al Monarca que en esas condiciones “no podía aceptar” someterse a una votación de investidura. El Rey y el jefe de la Casa del Rey, Jaime Alfonsín, no esperaban esa reacción e intentaron que Rajoy reconsiderase su decisión y aceptase ser votado. “Insistieron en La Zarzuela, sí, estaban interesados en que hubiera una votación para poner en marcha lo que se llama el ‘reloj de la democracia’, los plazos para evitar una parálisis y que se pudiesen convocar otras elecciones”, recuerdan ahora fuentes directas próximas al expresidente involucradas en aquella negociación. Y remachan: “Rajoy no aceptó el ofrecimiento, pero no declinó, como se dijo en la nota que impuso la Casa Real. El Rey no puede obligar a ir a una investidura”.

El resultado que arrojaron las elecciones del 20-N de 2015 fue endiablado. Dos meses después, cualquier posible investidura seguía atascada. Felipe VI inició el lunes 18 de enero una ronda de consultas con los partidos y llegó al viernes 22 sin nada claro. El líder popular había ofrecido, tras el varapalo electoral, un Gobierno de concentración al PSOE y Ciudadanos, sin ningún éxito. Y fue lo que le explicó al Monarca en su audiencia. Luego se encaminó en su coche oficial de regreso hacia La Moncloa, y allí pensaba exponer sus razones. Pero antes, según fuentes involucradas en los contactos, se tropezó con la sorpresa de que, en el corto camino entre ambos palacios, La Zarzuela había emitido un breve comunicado oficial en el que adelantaba el rechazo de Rajoy al ofrecimiento del Rey a que se presentase y se añadía: “[Ofrecimiento] que ha declinado”.

Esa expresión sentó como una bomba de racimo en el Gobierno de Rajoy y en los círculos de poder del PP, que aún hoy en día no han superado ese malestar. Rajoy, en la declaración formal que efectuó en la sala de prensa de La Moncloa, se limitó a agradecer “la deferencia” del Rey, pero explicó por qué había rechazado esa oferta: “Le he dicho que hoy no estoy en condiciones porque no solo no tengo aún una mayoría de votos a favor, sino que tengo una mayoría absoluta en contra: 180 como mínimo”. Y añadió: “Le he dicho al Rey que seguiría trabajando para lograr una mayoría suficiente. No renuncio a nada. No le he dicho no a mi investidura. Creo que debemos dar tiempo y margen al diálogo por el interés general de España. Mantengo mi candidatura a la presidencia del Gobierno”. Responsables del PP del entorno más próximo a Rajoy afirman que el expresidente jamás utilizó la palabra “declino” y atribuyen esa solución a Jaime Alfonsín.

Rajoy concluyó en cualquier caso su exposición en La Moncloa con un aviso que hoy en día es aún más relevante: “No tengo los votos y, por tanto, no tiene sentido que vaya allí a los únicos efectos de que empiece a correr el plazo de dos meses que establece la Constitución española”. El actual presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha insistido desde las elecciones del 23-J, con diversos matices, en que cree que tiene la obligación y la responsabilidad de someterse a una investidura, aunque por ahora apenas dispone de los 137 votos de sus diputados y los dos de UPN y Coalición Canaria.

La Casa del Rey agregó, en aquel comunicado del 22 de enero de 2016, que Felipe VI le había informado a continuación al socialista Patxi López, presidente del Congreso, de que convocaba otra ronda de consultas para cinco días más tarde. Pero el recuerdo negativo de lo sucedido en aquella audiencia de Rajoy con Felipe VI y Jaime Alfonsín aún perdura en algunas filas del PP.

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Fuentes directas conocedoras de los pormenores de aquella sesión inciden en destacar la fijación del responsable de la Casa del Rey porque hubiera una votación y contra la idea de que Rajoy se negase a presentarse: “Cuando Rajoy explicó que con los votos que tenía era imposible que la investidura saliese, Jaime Alfonsín empezó a plantear, con insistencia: ‘¿Y ahora qué puede pasar si nadie se presenta, porque el plazo de dos meses para convocar las nuevas elecciones no se puede cumplir?”. Esas fuentes aseguran que llegaron a plantear al presidente popular que debía facilitar su candidatura “por ser el más votado”. Rajoy, según fuentes conocedoras de la charla, respondió: “Yo me presento a unas elecciones, y vengo con 120 diputados, no vengo aquí para ver si corren o no los plazos”.

Fuentes de la cúpula de aquel PP que encabezaba Rajoy explican que al expresidente popular lo que menos le preocupó en aquel momento es cómo se lo tomaron de mal el Rey y Alfonsín, algo que confirman varios dirigentes del partido y que entonces se reflejó en algunas crónicas como momentos de tensión y suspicacias mutuas: “A Rajoy no le importó si se les pareció bien o mal, ese no era su problema, lo que sí tenía claro es que el Rey no es quién para obligar a nadie a ir a una investidura”.

Con esa experiencia sobre la mesa, pero sin ningún precedente idéntico al actual, Núñez Feijóo acudirá en la tarde de este martes a visitar al Monarca en La Zarzuela con un escenario con vacíos constitucionales y legales sobre cómo resolver a quién se da preeminencia en el caso de que varios candidatos pretendan presentarse a una investidura sin, en principio, los votos necesarios para superarla, o cómo arrancar una legislatura sin que se produzca una votación de investidura. Y en el equipo directo de Rajoy, sobre esa base, vaticinan: “Lo razonable, si Feijóo acude con 170 o 172 escaños, es que el Rey le diga que se presente, porque además Sánchez ahora no tiene esos votos ni de cerca”.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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