Igor el Ruso, condenado a cuatro años de prisión por agredir a cinco funcionarios en la cárcel de Palencia

Norbert Feher, más conocido como Igor El Ruso, acaba de ser condenado a cuatro años de prisión por agredir a cinco funcionarios de la cárcel de Dueñas (Palencia) en 2021. La agresión se produjo cuando iba a ser trasladado a Zaragoza para la celebración de su juicio por el triple asesinato de Andorra (Teruel) en 2017. Esta pena por lesiones y atentado se suma a las dos que ya tenía en España: una de 21 años de cárcel por disparar a dos personas y otra de prisión permanente revisable por asesinar a un ganadero y dos guardias civiles. En esta ocasión, Igor el Ruso ni siquiera ha tenido que declarar en el juzgado de lo penal de Palencia porque las partes han llegado a un acuerdo de conformidad que ha evitado la celebración del juicio. El condenado está actualmente en la prisión de Huelva, en el quinto traslado de centro penitenciario que ha vivido en seis años.

El día 11 de abril de 2021, cuando los funcionarios entraron a su celda de la cárcel de Palencia para proceder a su traslado al centro de Zuera, donde iba a permanecer mientras se celebrase el juicio por los asesinatos en Teruel, Igor el Ruso atacó a los trabajadores con un azulejo afilado. “Si entra alguien más lo mataré, vuestras muertes me salen gratis”, gritó el criminal, según el relato de la Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones. Al final, consiguieron reducirlo y los funcionarios tuvieron que ser atendidos por sus lesiones. Los empleados encontraron en su celda notas con anotaciones como: “Primera parte completado”. Además, requisaron un folio lleno de ceros y otro en lo que parecía un código binario. En un tercer papel, Feher había escrito en italiano: “El tiempo solo es una ventana, la muerte solo es una puerta. Volveré y os buscaré a cada uno de vosotros...”.

Esta era la tercera vez que se señalaba esta vista, después de dos retrasos por la huelga y por problemas en el sistema de videoconferencia. Su abogado, Juan Manuel Martín Calvente, ha acordado una conformidad con las acusaciones por la que Igor el Ruso suma cuatro años a su lista de condenas. En 2020 fue sentenciado a 21 años de prisión por homicidio en grado de tentativa después de disparar a dos vecinos de Albalate del Arzobispo, en Teruel, a principios de diciembre de 2017. Para entonces, el criminal ya llevaba semanas en la zona, después de haber escapado de un increíble despliegue en Italia en abril de ese mismo año por haber matado a dos personas en la provincia de Bolonia. Nadie sabe a ciencia cierta cómo llego a España ni por qué eligió Teruel como si refugio.

Después de dejar muy malheridos a esos dos vecinos de Albalate del Arzobispo, Igor el Ruso consiguió escapar y volver a refugiarse en las fincas de la provincia. Hasta que el 14 de diciembre de 2017 fue sorprendido por José Luis Iranzo dentro de su más, como se conoce a las construcciones rurales en esa parte de Aragón. Sin que la víctima pudiera ser siquiera consciente, el criminal le disparó al corazón y el ganadero murió en el acto.

Después le robó su furgoneta y paró en una finca a escasos metros para recoger sus pertenencias y continuar su huida, pero fue sorprendido por las luces de un coche de la Guardia Civil. Así, según recoge la sentencia dictada por la Audiencia de Teruel, Igor el Ruso se camufló con una pistola en cada mano y cuando los guardias estaban desprevenidos les tiroteó hasta la muerte. Se llamaban Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero. Tras dispararles les robó sus armas y sus chalecos reglamentarios y prosiguió con su huida, hasta que a apenas un centenar de kilómetros tuvo un accidente y fue detenido por la Guardia Civil, en el municipio de Cantavieja. Por estos hechos fue condenado a prisión permanente revisable y la sentencia recogía la condición de que no se podía revisar su pena hasta dentro de un mínimo de 30 años.

El verdadero nombre del condenado es Norbet Feher, tiene nacionalidad serbia y tiene un amplio historial criminal en España e Italia que incluye robos y atracos, además de los homicidios. Su apodo viene de una de las identidades falsas que adquirió durante una de sus estancias en una prisión italiana para burlar al sistema y dificultar su rastreo. Para sus vistas orales en Teruel, el Tribunal Superior de Justicia de Aragón construyó una cabina de vidrio por su “extrema peligrosidad”.