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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Recuerdo de Manuel Abejón

Profesor y exdiputado socialista, falleció el pasado día 13 de diciembre en San Lorenzo del Escorial

Comparecencia de Manuel Abejón adámez, en la Comisión de Infraestructuras del Congreso de los Diputados, en 1994. Foto de Bernardo Pérez
Comparecencia de Manuel Abejón adámez, en la Comisión de Infraestructuras del Congreso de los Diputados, en 1994. Foto de Bernardo PérezBernardo pérez

El profesor Manuel Abejón Adámez falleció el pasado día 13 de diciembre en San Lorenzo del Escorial. Allí vivía retirado, desde hace algunos años, con su mujer María del Pilar Huecas y con la cercanía de sus tres hijos —María, Emilio e Inés— y de sus nietos. A lo largo de su dilatada vida académica y profesional puso a disposición de muchas personas su extraordinaria generosidad intelectual y personal. Nosotros tenemos la fortuna de contarnos entre ellas.

Nuestro amigo Manolo nació en Madrid en 1940. Terminó el bachillerato en 1955 en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid y la carrera en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos (ETSIA) en 1964, después de seguir el plan de estudios de 1957. Obtuvo por oposición en 1975 la Cátedra de Ampliación de Matemáticas de la Escuela, en la que llegó a ocupar diferentes cargos académicos.

Fue delegado de la ETSIA en 1963, y de 1971 a 1976 vicedecano y decano del Colegio Oficial de Ingenieros Aeronáuticos. Como militante socialista ocupó, a finales de la década de 1970 y principios de la de 1980, distintos cargos en el PSOE y fue diputado a Cortes por Madrid en la II Legislatura (1982-86). Perteneció a las generaciones de estudiantes y, posteriormente, de profesores universitarios que, desde su excelencia académica, tuvieron también, en los últimos quinquenios de la dictadura, un claro compromiso político que sembró en muchos sectores sociales la necesidad de alcanzar una democracia plena y europea, más allá de los intentos reales que hubo para que no se consiguiera tal objetivo. Esas generaciones a las que perteneció el profesor Abejón, que hoy están en un cierto olvido, contribuyeron de una manera relevante a encauzar y culminar el ejemplar proceso de nuestra transición democrática.

De más está decir que sus firmes convicciones ideológicas nunca, ni en su actividad académica ni en sus varias responsabilidades profesionales, le condicionaron para poder trabajar con personas o elegir colaboradores que no pensaran como él. Más bien al contrario, siempre promovió los debates, la pluralidad de opiniones y los acuerdos en todo tipo de ámbitos.

Manuel Abejón también fue un ejemplo de que los buenos académicos pueden desempeñar papeles muy relevantes en la economía real. Así lo demuestra el hecho de sus reconocidas estancias en el Servicio de Transmisiones del Ejército del Aire (1964-66), en la filial española de Bull-General Electric (1966-67) y en la compañía aérea Iberia (1973-1983). Con todo, nunca dejó de lado su condición de profesor universitario hasta su jubilación en el año 2010.

Nosotros tuvimos la ventura de tener cerca al profesor Abejón en las responsabilidades que asumimos como ministro de Obras Públicas y Transportes y como presidente ejecutivo de Caja Madrid. En efecto, fue presidente de la Comisión de Control de Caja Madrid en el período de 1988 a 1991, en el que contribuyó decisivamente a que la Caja se llegara a convertir pocos años más tarde en una de las instituciones más solventes y rentables de España. Abandonó esta tarea para ser el primer presidente ejecutivo del ente público AENA, que abarcaba entonces lo que hoy es la entidad pública ENAIRE —que gestiona la navegación aérea en España— y la empresa cotizada AENA. De hecho, durante los años de 1991 a 1996 construyó las bases de estas dos solventes y profesionalizadas entidades, liderando el cambio en la gestión aeroportuaria y de la navegación aérea en España.

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Es fácil comprender que, con el transcurso de los años, entendamos nuestra larga e intensa relación con Manuel Abejón como claramente asimétrica, por las inmensas deudas que hemos contraído con él. Como ya se ha dicho, era una persona generosa, pero también era trabajador, culto, íntegro y austero. Además, era un gran conversador. Sin embargo, raras veces tomaba la iniciativa de llamarte para comentar las cuestiones de carácter académico o social que le preocupaban, por temor a importunarte. Ahora bien, cuando le proponías concertar una cita de cualquier naturaleza para consultarle algo o solo para cambiar impresiones, jamás alegaba restricción alguna.

Hace pocas semanas convinimos que teníamos que hablar con nuestro profesor y amigo Manolo. Lo echábamos en falta. Desafortunadamente los acontecimientos se nos adelantaron, y ahora solo nos cabe recordar el invariable final de sus últimas comunicaciones: “Un fuerte abrazo de tu viejo profesor y compañero”. Sobreviene entonces la esperanza irracional de que, acaso, nuestro viejo profesor vuelva. Para poder decirle, con el poeta, “que tenemos que hablar de muchas cosas, / compañero del alma, compañero”.

Josep Borrell es Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea, y Jaime Terceiro, miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

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