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La patronal, la FAES y parte del PP rechazan el no de Casado a la reforma laboral

La CEOE reta a los populares a presentar una alternativa y la Asociación de Trabajadores Autónomos valora el proyecto aprobado

Ley Reforma laboral España
El líder del PP, Pablo Casado, en el patio del Congreso tras el último pleno de 2021.Sergio R Moreno (GTRES)
Javier Casqueiro

Pablo Casado reconoció el jueves, durante su duro balance contra la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez en 2021, que se siente presionado. No precisó bien por quién, pero en varias de sus intervenciones hizo especial énfasis por desmarcarse con desdén de las posiciones actuales de la patronal CEOE y de “su decisión” de cerrar un acuerdo con el Gobierno y los sindicatos para cambiar la reforma laboral impuesta por el PP en 2012. Ante la reacción tan visceral de Casado contra esa reforma pactada por la CEOE, el presidente de la patronal, Antonio Garamendi, le mostró primero su respeto, pero luego le requirió: “Me gustaría que me enseñase su proyecto”. Lorenzo Amor, vicepresidente de la CEOE y presidente de la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA), insistió este jueves en Tele 5 en que no acaba de entender esa oposición tan frontal del PP a una reforma que avala la FAES de José María Aznar y que consolida en gran parte (él lo cifró en el 95%) la reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy desde 2012. “El tiempo pondrá a cada uno en su sitio”, defendió Amor. Relevantes dirigentes del PP y miembros de su Ejecutiva han pedido a Casado, en público y en privado, “cautela” y algo de tiempo para analizar a fondo el decreto antes de fijar un rechazo definitivo. Pero no ha habido lugar.

Casado no ha dado opciones a los moderados del PP tampoco en esta ocasión. En pleno debate interno, con el texto del acuerdo sobre la reforma aún sin haber sido publicado en el Boletín Oficial del Estado y cuando algún miembro de la Ejecutiva popular le había recomendado “leer la letra pequeña” antes de decantar el sentido final del voto del PP, Casado dijo no. El líder del PP apareció públicamente y avanzó que su partido votaría negativamente, derogaría la reforma en cuanto él llegase al Gobierno y hasta podría recurrirla en el Tribunal Constitucional por no haber sido tramitada como proyecto de ley en las Cortes sino como un decreto. Un hecho que también criticó ácidamente la actual portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra. La reforma laboral de Rajoy en 2012 se aprobó también por decreto y luego se tramitó como proyecto de ley y se incorporaron las modificaciones que aportó el PP, que tenía mayoría absoluta en el Congreso y no necesitaba el apoyo de nadie. Fuentes de la dirección del PP admiten que esa demanda es más retórica y formal de cara a la galería porque constatan que “en el Parlamento con este Gobierno no se negocia nada” y menos con ellos.

El Gobierno de coalición ha confirmado que llevará el decreto para consensuarlo en las Cortes con sus socios, pero se ha tropezado con un amplio rechazo de entrada, porque varios de sus aliados nacionalistas vascos y catalanes, como PNV, EH Bildu y ERC, exigen la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales o los de empresa. CEOE ha aclarado que esa alternativa rompería la unidad de mercado y, por tanto, no la aceptaría.

Explicaciones a Garamendi

Casado y Garamendi han hablado y se han ofrecido mutuamente explicaciones de sus respectivas y muy diferentes posiciones. No es la primera vez que sucede. El máximo responsable de la patronal ha evidenciado estos días varias veces que su obligación es negociar y “llegar a acuerdos con el Gobierno legítimo de turno” y entiende que eso es lo que ha hecho también en este caso, no sin debate en su organización, especialmente en el sector de la hostelería, muy castigado por la pandemia. Su vicepresidente, Lorenzo Amor, volvió a remarcar este jueves que la reforma lograda “es la mejor que se podía hacer en estos momentos” y apostó a que sus avances se apreciarán como “una realidad a corto y medio plazo”.

Esos razonamientos de la patronal no han convencido ni suavizado las tesis contrarias de Casado. Tampoco que algunos barones, como el gallego Alberto Núñez Feijóo o el andaluz Juan Manuel Moreno, hayan abogado por esperar a leer el decreto antes de expresar su oposición y hasta han concluido que “no hay una derogación” de la reforma laboral de 2012, sino “modificaciones de algunos párrafos”. La fundación FAES de Aznar ha avalado y ratificado en esa línea la actuación de la CEOE al haber logrado mantener los aspectos “fundamentales” de aquella reforma del PP.

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Casado tampoco ha permitido ni fomentado una discusión abierta en su ejecutiva al respecto. En el Comité Ejecutivo Nacional del miércoles, antes de su contrabalance de 2021 sobre Sánchez, se abrió un turno de palabra. El único que intervino fue el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, para justificar el adelanto electoral y la ruptura con Ciudadanos en esa región. Eso sí, Mañueco aprovechó otro momento para trasladar a Casado un mensaje importante que el día anterior, el martes, el presidente de la patronal en Castilla y León, Santiago Aparicio, le había comentado en una reunión privada. Aparicio pidió a Mañueco que le contara a Casado que la reforma era “buena para todos y para España” y este lo hizo. Mañueco a cambio le recomendó que Garamendi llamara a Casado, pero Aparicio no lo consideró oportuno en este momento.

Casado, en cualquier caso, no cree en esa medida y quiere presentarse públicamente como un líder político autónomo a las presiones de todo signo, también de la patronal. Un miembro de su entorno aclara el marco de esa divergencia: “La CEOE no son las empresas, lo que la CEOE diga no nos sustituye, no toda la CEOE opina lo mismo porque se han visto ya divisiones y en cualquier caso nos da igual si ellos lo han pactado por un mal menor si no nos convence”.

En su rueda de prensa final del año, el miércoles pasado, Casado le dedicó varios pasajes a la CEOE para recalcar que él “toma sus propias decisiones” y fue cuando apuntó enigmáticamente que es “consciente de las campañas de presiones” que emprenderá ahora el Gobierno “para camuflar sus enjuagues” y “blanquear sus errores y caprichos”. Y añadió: “Me da igual, cada uno es responsable de sus decisiones, nosotros no tenemos la culpa, que nos dejen en paz. A mí no me engaña más y el que quiera es su problema”.

Otras fuentes de la dirección del PP apuntan para respaldar ahora la desaprobación frontal de Casado a ese proyecto que en la redacción final el Gobierno ha desaprovechado la oportunidad de abordar el problema de la flexibilidad laboral más a fondo. Fue lo que lamentó este jueves la vicesecretaria de Política Sectorial del PP, Elvira Rodríguez: “Es una reforma bajo parámetros antiguos que desconoce el mundo en el que vivimos y que va a acabar perjudicando a los trabajadores porque, cuando se regula mal, el más afectado es el más débil”.

El aval matizado de FAES

FAES, la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales del expresidente José María Aznar, ha avalado en un editorial la negociación y el acuerdo de la cúpula empresarial con el Gobierno y los sindicatos sobre “la reforma de la reforma laboral”. El laboratorio de ideas del expresidente, donde trabajó el actual líder del PP, Pablo Casado, cuestiona en general el “resultado muy poco brillante de las estrategias negociadoras”, aunque entiende que algunas pueden resultar “comprensibles”.

Y en ese apartado incluye la labor de la patronal CEOE con el objetivo de “limitar el daño que las soflamas demagógicas del Gobierno y sus socios parecían anticipar con su insistencia en la derogación íntegra de la reforma laboral”.

Aun así, FAES sostiene que “el resultado avala la negociación llevada a cabo por la CEOE” por mantener “los elementos fundamentales de flexibilidad interna en las empresas” y por consolidar “dos importantes novedades introducidas” por la reforma de 2012 y recomendadas por la Unión Europea: “La reducción del coste del despido y la supresión de los salarios de tramitación”. FAES señala en ese análisis que acabar con la ultraactividad de los convenios y la prevalencia en materia salarial del convenio sectorial sobre el de empresa han sido “costes asumibles” para los empresarios “dadas las circunstancias”.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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