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El primer narcosubmarino apresado en Europa, con 3.000 kilos de coca, llega a juicio

Se sientan en el banquillo tres tripulantes del batiscafo y cuatro estibadores del alijo dos años después de fracasar el mayor desafío de los carteles sudamericanos para asegurar los envíos de droga a España

Juicio narcosubmarino
Dos grúas reflotan a finales de 2019 el 'narcosubmarino' hundido en Cangas (Pontevedra).Marta Vázquez Rodríguez
Pontevedra -

La operación con la que se intentó introducir en España 3.000 kilos de cocaína a bordo de un submarino en noviembre de 2019 llega a juicio este lunes. En el banquillo la sección segunda de la Audiencia de Pontevedra se sentarán siete personas que formaban parte de los primeros eslabones de la organización. La investigación, concluida en tiempo récord no ha conseguido alcanzar la cúpula de la red, ni proveedores ni receptores.

No hay precedentes, o al menos ninguno documentado, de que otros cargamentos de cocaína hubieran llegado en este tipo de transporte a Europa antes del 24 de noviembre de 2019, cuando fue descubierto este de 3.000 kilos en el interior de un semisumergible fondeado en una playa de la ría de Aldán (Pontevedra) y que la tripulación hundió deliberadamente. La venta de esta droga, con una pureza superior al 80%, hubiera generado más de 123 millones de euros de beneficios a los narcos.

Aunque los carteles sudamericanos llevaban más de una década empleando este método de transporte para abastecer el mercado en Norteamérica, la entrada de este alijo constató una nueva amenaza para las agencias antidroga europeas. La llegada de la droga a Galicia pudo ser interceptada en la última fase de la operación por el grupo ECO Galicia de la Guardia Civil, un sorpresivo operativo policial en el que colaboraron agentes de la UDYCO y GRECO de la Policía y Servicio de Vigilancia Aduanera.

El piloto del narcosubmarino, el vigués Agustín Álvarez, y los otros dos tripulantes de nacionalidad ecuatoriana, Pedro Delgado y su primo Tomás Benitez, permanecen en prisión preventiva. El resto de los acusados y residentes en Vigo, Yago Rego, Rodrigo Hermida, Enrique Serantes y su hijo Iago, eran los encargados de ocultar el alijo en tierra. El fiscal pide la misma condena de 13 años y medio de prisión y dos multas de 300 millones de euros para todos ellos, aunque el proceso podría dar un giro si las defensas aceptan una posible sentencia de conformidad con la fiscalía a cambio de una rebaja de las penas.

Según el escrito de acusación, el semisumergible cruzó el Atlántico con el cargamento procedente de Brasil y aunque no detalla los pormenores de la travesía, alude a un informe elaborado por agentes del Servicio Marítimo de la Guardia Civil sobre las características del insólito navío, de construcción artesanal, que hoy se exhibe como un trofeo en el Museo de Formación del Cuerpo Nacional de Policía en Ávila.

Se trata, dicen, de un artefacto autopropulsado que no dispone de la capacidad para sumergirse, diseñado para navegar dificultando su eventual detección, ya que en su navegación la mayor parte del casco va sumergida, sobresaliendo apenas unos 25 centímetros sobre la superficie del mar, siendo más visible la torreta situada en la cabina de mando por encima de la cubierta.

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Cuenta, además, con un dispositivo de escape húmedo para tratar de evitar la detección térmica y un silenciador para minimizar el ruido de los gases de escape. El motor diésel MWM de seis cilindros en línea se refrigera por agua de mar, dotado de turbo con refrigerador de aire, con una potencia estimada de 240 CV, lo que le permite disponer de una autonomía suficiente para cubrir una distancia aproximada de 5.000 millas náuticas (unos 8.000 kilómetros), navegando a una velocidad media de 10 nudos. Con 20.000 litros de gasoil en sus depósitos puede realizar grandes travesías sin repostar, mientras el volumen de carga se estima en unos nueve metros cúbicos.

La inspección de la cabina de mando ha permitido concluir que el motor propulsor del batiscafo tiene 392 horas de funcionamiento, por lo que habría podido recorrer una distancia de 3.920 millas náuticas en este viaje. Los agentes inciden en que la embarcación cuenta con un sistema para hundir el artefacto en pocos minutos mediante la manipulación de dos válvulas situadas en ambos costados de la zona de máquinas. “Se trata de un artefacto que pese a estar construido de una manera artesanal, es muy eficiente, dotado de una planta propulsora y un sistema de inyección puramente mecánico que le garantiza gran fiabilidad para navegar y poder afrontar largas travesías”, concluyen los expertos.

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