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Alcohol, noche y automóvil: la ecuación que ha llevado a 53 conductores a la cárcel

Un estudio de Prisiones sobre todos los condenados por homicidio imprudente con vehículo de motor confirma la influencia determinante del abuso de sustancias en los accidentes más graves

Óscar López-Fonseca
La Guardia Civil y los equipos de emergencias en el punto donde la conductora de un turismo que, en mayo de 2017, arrolló a un grupo de ciclistas y mató a tres de ellos.
La Guardia Civil y los equipos de emergencias en el punto donde la conductora de un turismo que, en mayo de 2017, arrolló a un grupo de ciclistas y mató a tres de ellos.Natxo Francés (EFE)

Aquella mañana del domingo 7 de mayo de 2017, M. V. S. V. conducía bajo los efectos del alcohol y sustancias estupefacientes, que llevaba consumiendo desde que había terminado de trabajar la noche anterior. Cuando circulaba por la carretera N-332, entre las localidades de Dénia (Alicante) y Oliva (Valencia), arrolló con su vehículo a un grupo de ciclistas. Tres de los deportistas murieron y otros tres sufrieron lesiones. Un año después, una juez condenó a esta conductora a tres años y nueve meses de prisión por tres delitos de homicidio por imprudencia grave con vehículo de motor, otros tres de lesiones y uno más contra la seguridad vial. La conductora ingresó en prisión.

En la actualidad, hay 53 personas cumpliendo una condena en España por hechos similares, según datos del Ministerio del Interior. A partir de las sentencias dictadas contra ellos, Instituciones Penitenciarias ha elaborado un estudio sobre las circunstancias en las que cada una de ellas cometió el delito con una conclusión: el consumo de alcohol y drogas, unido al horario nocturno, influyó de manera determinante en los accidentes que provocaron, en muchas ocasiones en fin de semana. En estos siniestros fallecieron 61 personas (una de cada tres iba a pie) y 57 resultaron heridas. Hubo además 175 perjudicados, 31 de ellos menores de edad, según los fallos judiciales. En total, 293 personas se vieron afectadas por la actuación de estos condenados. “Con el estudio buscamos encontrar un patrón de conducta en este tipo de delincuentes”, explica Miguel Ángel Vicente Cuenca, director general de Ejecución Penal y Reinserción Social de Instituciones Penitenciarias.

Los resultados revelan, según Vicente Cuenca, que “una buena parte de estos accidentes eran evitables porque son fruto de un factor que depende exclusivamente del infractor: el consumo de sustancias que disminuyen o anulan su capacidad de reacción”. El documento será utilizado por Prisiones para mejorar los programas de reinserción que se siguen dentro de las cárceles para evitar que, una vez en libertad, este tipo de delincuentes vuelvan a reincidir. De hecho, el informe señala que uno de cada cuatro casos estaba protagonizado por alguien que con anterioridad había cometido un delito contra la seguridad vial. No es el único dato destacado. Entre diciembre de 2019 y agosto de 2021, el número de presos condenados por homicidio impudente por vehículo de motor se dobló, pasó de 26 a los 53 que se analizan en el estudio.

El perfil del autor de este tipo de delito contra la seguridad vial es mayoritariamente hombre (49 frente a 4 mujeres), el 88,7% tiene nacionalidad española y el 68% se situaba en la franja de edad entre los 20 y 40 años cuando lo cometió. Respecto al vehículo, en la inmensa mayoría de los casos los condenados conducían un turismo. Los escenarios más frecuentes fueron el casco urbano y las carreteras de doble sentido de circulación. La franja horaria habitual, la que va desde las 21.00 hasta las 8.00 del día siguiente, en la que se concentran dos de cada tres de estos delitos. Viernes, sábados y domingos son los días de la semana en los que más casos se producen. En cuanto al momento del año, los casos están repartidos a lo largo de los doce meses sin incidencia especial en ninguno de ellos. “La noche y el fin de semana son elementos críticos para este delito y, sin embargo, no lo son tanto los meses de verano, o agosto en concreto pese a albergar muchas fiestas patronales, como se pudiera pensar”, destaca Francisco Benito, consejero técnico de Instituciones Penitenciarias y uno de los autores del estudio.

El estudio incide en que el estado de las vías no jugó “ningún papel relevante” en los accidentes y que, por tanto, el “factor humano fue clave”. “En dos de cada tres delitos de homicidio imprudente con vehículos a motor, la persona que conducía estaba incapacitada para conducir, y lo estaba por consumo principalmente de bebidas alcohólicas, junto a ingestión de estupefacientes”, recoge el informe. Así, destaca que en el 64,9% de los casos se comprobó que el autor había bebido alcohol; en el 13,5% consumió estupefacientes, y en el 16,2% tomó ambas sustancias. “Por tanto, alcohol, drogas, noche y madrugada, junto con los fines de semana, son variables influyentes en dos de cada tres casos de homicidios imprudentes con vehículos a motor”, señala el informe. El valor medio de la tasa de alcoholemia en aire espirado de los condenados fue de 0,72 miligramos por litro; es decir, 2,9 veces superior al límite legal, aunque la mitad de los condenados superaba esta cifra. “En esas condiciones de conducción, el vehículo deja de ser un medio de transporte para convertirse en un arma”, destaca el director general de Ejecución Penal.

La pena más frecuente que se impuso a estos delincuentes se situó entre los tres años de prisión (22,0%) y los cuatro (16%), en muchos casos asociada a la pérdida temporal o definitiva del carné de conducir. En la actualidad, de los 53 condenados que cumplen su condena, siete se encuentran en libertad condicional, tres están a la espera de que la pena sea firme y otros 43 la cumplen en diferentes regímenes de vida penitenciaria. De estos últimos, 13 están en tercer grado penitenciario o semilibertad, la mayoría cumpliendo sus penas en sus domicilios bajo el control de dispositivos telemáticos, según detalla Instituciones Penitenciarias.

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El elevado índice de reincidencia en estos delitos contra la seguridad vial es interpretado por los autores del informe como indicador de que “en un número de casos no desdeñable podría haber una adicción encubierta al alcohol”. Por ello, plantea los beneficios que tendría la generalización del Alcohol Interlocks (un dispositivo electrónico conectado al vehículo que realiza un test de alcoholemia al conductor cuando este va a arrancarlo y que bloquea el automóvil si supera la tasa máxima) como mecanismo de prevención.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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