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La subdirectora de la cárcel de Villena detenida confiesa que simuló las amenazas y el robo

La funcionaria de Prisiones mantiene en su declaración ante la Guardia Civil que sí sufrió la agresión que denunció

Óscar López-Fonseca
Concentración de rechazo celebrada el pasado 9 de septiembre en la cárcel de Villena (Alicante) tras la denuncia por agresión de la subdirectora de Seguridad del centro penitenciario.
Concentración de rechazo celebrada el pasado 9 de septiembre en la cárcel de Villena (Alicante) tras la denuncia por agresión de la subdirectora de Seguridad del centro penitenciario.MORELL (EFE)

La subdirectora de la cárcel de Villena (Alicante) detenida el pasado lunes por la Guardia Civil acusada de simulación de delito, confesó en su declaración ante los agentes que mintió cuando aseguró que había recibido mensajes amenazantes en su teléfono móvil y que le habían sustraído este, según detallan a EL PAÍS fuentes cercanas a la investigación. Sin embargo, la mujer mantuvo la versión de que el pasado 6 de septiembre fue agredida por cinco o seis encapuchados que la asaltaron cuando abandonaba su domicilio para dirigirse a su puesto de trabajo en el centro penitenciario. Entonces acompañó la denuncia con un parte médico que recogía supuestas lesiones en un labio y un pómulo.

Las fuentes consultadas señalan que los responsables de las pesquisas trabajan con la hipótesis de que este ataque es también una supuesta invención de la mujer, aunque admiten que, tras el interrogatorio a testigos y la revisión de las cámaras de seguridad de los establecimientos cercanos a la vivienda donde se produjo, no han podido aún descartar totalmente la versión de la subdirectora. Instituciones Penitenciarias anunció este jueves su destitución y la próxima apertura de un expediente disciplinario.

El ataque cuya realidad ha sido ahora puesta en duda por la investigación de la Guardia Civil se conoció el pasado 6 de septiembre, cuando la subdirectora de la prisión de Villena denunció que había sido atacada a primera hora de la mañana por encapuchados a la salida de su domicilio cuando se dirigía al trabajo. Entonces Instituciones Penitenciarias vinculó en una nota de prensa la supuesta agresión con la investigación interna abierta en la prisión por la paliza que, unas semanas antes, había sufrido un interno con una enfermedad mental a manos de tres funcionarios de esta cárcel. La subdirectora asaltada era la responsable de custodiar las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad del penal que recogían aquel suceso y, según denunció, los atacantes pretendían que las borrara. El secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, mostraron su apoyo a la mujer y se convocaron concentraciones de repulsa.

En su denuncia, la mujer aseguró que tres de los supuestos asaltantes la habían sujetado por detrás mientras otro le propinó dos fuertes golpes en la cara a la vez que le exigía que tuviera “la boca cerrada” en la declaración que iba a realizar al día siguiente por la paliza al recluso. Además, aseguró que días antes había recibido amenazas en su teléfono a través de la aplicación de mensajería instantánea Whatsapp procedentes de “un número oculto”. Cuando los agentes le pidieron el terminal en el que había recibido los mensajes para analizarlo e intentar identificar al autor de los mismos, la funcionaria aseguró que se lo habían sustraído en la prisión días antes.

Fuentes cercanas a la investigación señalan que el testimonio de la funcionaria presentó desde el primer momento algunas incoherencias, además de contradicciones con lo que había declarado en la investigación interna abierta por Instituciones Penitenciarias. Ante los inspectores de Prisiones, la mujer había señalado directamente a miembros de un sindicato de trabajadores penitenciarios, mientras que ante la Guardia Civil se limitó a decir que había tenido “problemas” y que le habían hecho una advertencia “verbal” sin concretar detalles.

La versión de la subdirectora de la cárcel empezó a venirse abajo cuando los agentes del instituto armado localizaron en su poder el móvil que había denunciado como robado y comprobaron que los mensajes amenazantes habían salido de otro terminal de su propiedad, también encontrado, según detallan las fuentes consultadas. Cuando el lunes, la Guardia Civil la llamó a declarar acompañada de su abogado y le interrogó sobre estos hechos, la mujer supuestamente admitió que había simulado tanto las amenazas como el robo del móvil.

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Estas mismas fuentes añaden que la funcionaria de prisiones mantuvo, sin embargo, que fue asaltada por encapuchados, que le provocaron las lesiones del rostro. Tras la declaración, la subdirectora de la prisión alicantina quedó en libertad a la espera de ser citada por el juez que instruye la causa abierta por su denuncia inicial.

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Sobre la firma

Óscar López-Fonseca
Redactor especializado en temas del Ministerio del Interior y Tribunales. En sus ratos libres escribe en El Viajero y en Gastro. Llegó a EL PAÍS en marzo de 2017 tras una trayectoria profesional de más de 30 años en Ya, OTR/Press, Época, El Confidencial, Público y Vozpópuli. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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