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El inventario de Meirás: 697 objetos de varios siglos y hasta 13.000 libros en tres bibliotecas

El informe de los técnicos de la Xunta recorre a través de 1.021 fotos y 80 ficheros de vídeo estancias hasta ahora nunca vistas del palacete que los Franco deben devolver al Estado este jueves

Una habitación de la planta baja en el pazo de Meirás.
Una habitación de la planta baja en el pazo de Meirás.Óscar corral

A tres días de la devolución del pazo de Meirás al Estado por parte de la familia del dictador Francisco Franco y a dos de la reunión de la vicepresidenta Carmen Calvo con las otras Administraciones implicadas para discutir sus futuros usos, los secretos de la mansión empiezan a desvelarse. El juzgado de Primera Instancia número 1 de A Coruña ha entregado a las partes el inventario realizado por dos arquitectos, un arqueólogo y una historiadora del arte que trabajan como técnicos en la Consellería de Cultura de la Xunta de Galicia: una relación de 697 objetos considerados relevantes para la integridad de este bien de interés cultural. En el listado de 163 páginas, que los expertos elaboraron tras el estudio de 1.021 fotografías y 80 archivos de vídeo que les entregó el juzgado en una memoria USB encriptada, aparecen desde ánforas fenicias hasta bidés y toalleros.

Su encomienda, tal y como dictó la juez Marta Canales a principios de noviembre, era inventariar “la totalidad” de los elementos que atesoraban tanto los jardines como el inmueble principal, aunque ellos mismos explican en la introducción que se limitaron a retratar los bienes tal cual estaban, “sin abrir cajoneras ni armarios”. Tampoco tuvieron en cuenta los enseres de uso cotidiano tales como los utensilios de cocina y la lencería: “las ropas y los objetos de uso personal, los ajuares domésticos de uso diario o habitual no son objeto de este inventario”, puntualizan. Sin embargo, el recorrido fotográfico, acompañado de meras descripciones físicas de los bienes sin entrar en su valor, descubre las estancias de Meirás que la familia Franco se reservó para su uso privado y nunca mostró en las visitas del público a las que está sujeto el pazo por ser BIC.

“Los objetos los hemos fotografiado en la posición en la que se encontraban [el 11 de noviembre de 2020], sin descolgarlos, trasladarlos o moverlos”, informan los peritos a la magistrada de A Coruña. El inventario sigue un orden, a través del jardín y habitación por habitación, para facilitar al juzgado la tarea si fuera necesario comprobar la integridad del conjunto cuando el jueves los herederos del dictador entreguen las llaves al Estado.

Y de la misma forma que no abrieron los cajones de los bargueños antiguos para comprobar su contenido, los inspectores tampoco desenrollaron y desempaquetaron las grandes alfombras y tapices que se encontraron amontonados en varias dependencias. Alguno de estos elementos decorativos lleva la marca de la Real Fábrica de Tapices y se intuyen su antigüedad y su valor, pero en las imágenes solo se ven enroscados, protegidos por plásticos, lienzos y en otros casos papel de periódico. En estas habitaciones que hasta ahora no se han mostrado al público se guardan decenas de cuadros de gran formato, mobiliario, lámparas de araña, esculturas en bronce, porcelanas, relojes, camas con copetes y pináculos torneados o tallas religiosas.

“Dadas las condiciones en que se realiza este trabajo y en que se almacenan los textiles cuando no está en uso el inmueble, no se ha podido realizar un inventario pormenorizado de alfombras, reposteros o tapices”, indican en su informe los técnicos. “Del mismo modo, debe tenerse en cuenta que algunas de las telas empleadas para tapizar muebles pueden tener la consideración de tejidos históricos”, advierten, “el inventario de estas piezas deberá ser objeto de un trabajo separado realizado por especialistas”.

En la capilla, sí visitable por el público cuatro lunes al mes, los dos primeros elementos que aparecen citados son las estatuas pétreas de Isaac y Abraham originarias de la fachada románica de la catedral de Santiago, seguidas de otros 37 objetos de gran valor como dos “sillas de canónigo procedentes de un coro lígneo” o varias “lápidas funerarias embutidas en el pavimento”. Uno de los últimos bienes inventariados en el templo es una bula del papa Clemente VIII.

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Los especialistas designados por la Xunta también dedican un apartado especial a las tres bibliotecas halladas en el pazo: la de Franco en la planta baja, la del despacho del primer piso, y la de Emilia Pardo Bazán, primera dueña del inmueble, en la tercera planta de la Torre de la Quimera. En conjunto, los funcionarios calculan que hay “entre 9.000 y 13.000 ejemplares”. Y es evidente que ya no se encuentran todos en su espacio original, porque en algunas fotografías de la biblioteca del dictador aparecen libros marcados con el cuño rojo que utilizaba la escritora para numerar y organizar su colección. Los técnicos llaman además la atención sobre el deterioro de los volúmenes de la torre, todavía fundidos o adheridos entre ellos a causa del incendio que sufrió Meirás en 1978.

Durante la elaboración del reportaje fotográfico, la comitiva fue guiada por el matrimonio que trabaja desde hace décadas atendiendo la mansión. Los caseros explicaban las funciones de cada cuarto e iban levantando las telas con las que se protegen los muebles en desuso. En el exterior, y aunque todo esto no sea fácil de transportar en un camión de mudanzas, el recorrido en imágenes incluye numerosas fuentes, bancos y escalinatas, hasta un total de 81 elementos singulares. Aparecen también retratadas cuatro pilas bautismales, pináculos, bolardos, frisos en bajorrelieve, decenas de blasones, labras heráldicas y esculturas, un reloj de sol, tres hórreos, un crucero, una réplica del parteluz del Pórtico de la Gloria, la pista de tenis que mandó construir Franco y hasta la casa de juegos de su hija, Carmen Polo. Se llama O Paciño, y tiene su propio hórreo y su pozo, todo a escala.

Consulte el inventario completo del Pazo de Meirás. Si no puede leerlo pinche aquí.

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