España, tras los pasos de China, Corea e Italia

Se imponen las estrategias graduales de cara a la salida de la crisis: Italia anunció este martes que cuando pase la fase más aguda de contagios iniciará una desescalada paulatina de sus medidas. Corea del Sur ha tomado la misma senda. España, Italia y Corea siguen el ejemplo de China, donde el levantamiento ha ido por fases y por provincias, dependiendo de la incidencia de la epidemia en cada región.

Tras una paralización absoluta del país, el 3 de febrero (10 días después del cierre de Wuhan) empezaron a incorporarse al trabajo los empleados en actividades de primera necesidad con fuertes medidas de control. Los que regresaban encontraban impuestas medidas como estrictos controles de temperatura.

Una semana después, el 10 de febrero, se produjo una segunda ola —aún modesta y con restricciones— de incorporaciones, aunque se seguía insistiendo en la necesidad de que, de no ser imprescindible la presencia física, se teletrabajara. Quienes regresaran de otras provincias debían cumplir, obligatoriamente, cuarentena al llegar a su lugar de residencia habitual. Las tiendas continuaban cerradas, a excepción de farmacias y supermercados, aunque algún restaurante empezó a abrir tímidamente.

El 19 de febrero, casi un mes después del cierre de Wuhan, 750 millones de chinos tenían aún impuesto algún límite a su movilidad, según un cálculo del New York Times. La actividad económica estaba aún al 40 o 50% de su capacidad. El 25 de febrero ya se había constatado, sin embargo, un descenso del número de contagios que la OMS consideró “real”. Al final de ese mes, ya era palpable el regreso de muchos a sus ciudades de residencia, aunque aún a bastante distancia de lo normal. Pero ya se comenzaba a recomendar que se abandonara el teletrabajo y el personal fuera acudiendo a sus oficinas, respetando siempre la distancia social e implantando, en la medida de lo posible, turnos para que no coincidiera todo el mundo al mismo tiempo.

La señal más clara de que China empezaba a salir del túnel llegó el 10 de marzo con la visita del presidente Xi Jinping a Wuhan. La cuarentena en esa ciudad y su provincia, Hubei, comenzó a relajarse en esas fechas. En otras grandes ciudades, como Pekín o Shangai, había ya muchas más tiendas reabiertas. A partir de entonces comenzaron a hacerlo también más restaurantes, aunque deben respetar drásticas limitaciones al aforo.

El día 25, ya después de dos semanas sin apenas casos, se ha reabierto Hubei. Wuhan lo hará el día 8, aunque dentro de la ciudad ya se ha ido dando más libertad a los residentes para que salgan a la calle.

Faltan aún dos pasos definitivos para declarar la batalla por terminada: la convocatoria de la sesión parlamentaria anual, que se pospuso durante las semanas de mayor crisis y que reunirá a los altos estamentos políticos del país, y la apertura de los centros de enseñanza. Algunas provincias ya han retomado las clases físicas para los estudiantes de secundaria, otras podrían hacerlo a lo largo de abril. Hubei y Pekín -al ser la capital y uno de los principales puntos de llegada, se tiene especial cuidado con ella- probablemente serán las últimas en reabrir sus aulas de enseñanza primaria. El día que lo hagan, China habrá levantado el estandarte de la victoria contra el virus.

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